“La Unión se opondrá igualmente a toda limitación de otros derechos fundamentales, así como a toda violencia hacia las mujeres, los niños y las minorías religiosas y de personas LGBT”.
“La Unión ratifica igualmente el derecho a criticar y a poner en ridículo una religión o creencia, al tiempo que promueve el respeto y la tolerancia entre las personas de convicciones diferentes”.
Es importante destacar la clara distinción que hace el Consejo de Ministros entre la crítica de una religión o convicción (laica) y la incitación al odio religioso o laico.
Se resalta en particular la recomendación explícita de los Ministros de no penalizar el delito de blasfemia y animan a los Estados involucrados a abolir estas leyes. Sin embargo, resulta paradójico que la UE recomiende la supresión del delito de blasfemia fuera de la misma, cuando este delito existe aún en varios Estados miembros, entre ellos Irlanda e incluso Francia, que debería abolir el artículo 166 del Código penal local vigente en Alsacia y en Mosela.
Si la AEPL habla de un resultado inesperado es porque los defensores de posiciones extremas religiosas han intentado que el Parlamento Europeo modificara el texto en numerosos puntos. Así, la lituana Sra. Andrikiené, ponente del expediente en el Parlamento Europeo y miembro del PPE (Partido Popular Europeo), había introducido un gran número de enmiendas dirigidas a modificar intensamente el texto dándole un sentido ultraconservador. Afortunadamente, gracias a la intervención de diputados europeos y de asociaciones laicas, la gran mayoría de estas enmiendas fueron rechazadas.
Archivos de imagen relacionados