Los antropólogos Gema Carrera e Isidoro Moreno y el cineasta Jesús Pascual reflexionan sobre la polisemia de una celebración «de la primavera» en Sevilla: «Globalización significa desarraigo y este tipo de fiestas son ocasiones de reidentificación, de ver comer, de oler cosas diferentes. En la Semana Santa se reafirman identidades colectivas, que en la cotidianeidad no existen o están muy rotas, lo identitario funciona para mucha gente por encima de los contenidos explícitos de la propia Semana Santa».
La ciudad, Sevilla, cambia en Semana Santa. Se palpa en el ambiente. Los días previos hay cada vez más horas de luz, los relojes han ajustado ya sus agujas al llamado horario de verano, las flores lucen en algunos balcones, el azahar y su aroma coronan los naranjos. Los cofrades se aprestan a planchar las camisas, a perfeccionar el nudo de corbata; la ciudad, Sevilla, se emperifolla. Miles de nazarenos, previo pago de la papeleta de sitio, despliegan el capirote.