Tanto esfuerzo para nada. Tanto quebradero de cabeza en el laboratorio de la ya ex-ministra Del Castillo para qué. La historia de la Ley de Calidad es la historia de la reforma educativa que nació muriéndose. Sólo cumplirá un año la norma. Porque el PSOE ya tiene armados los mimbres de la nueva ley básica de la enseñanza. Descanse en paz la anterior.
La prueba de acceso a la universidad ponderará más las materias asociadas a la carrera elegida, la Religión volverá a ser una maría y los profesores de doctrina católica no estarán sometidos a la Conferencia Episcopal sino a la Administración. No habrá pruebas específicas para entrar en cada facultad.
Antes del 30 de junio, el Ministerio de Educación y Ciencia, que ahora encabezará María Jesús Sansegundo, enviará al Consejo de Ministros un real decreto con el que paralizará el calendario de puesta en marcha de la recién nacida y aún no aplicada LOCE a partir de septiembre de 2004.
RELIGIÓN CONFESIONAL
Dejará de ser una asignatura con el formidable peso que le otorga la LOCE y pasará a ser opcional. No será evaluable y la nota obtenida no será tenida en cuenta para entrar en la Universidad, tal y como legisló el PP.
A los profesores de Religión los nombrará la Administración educativa (y no la institución religiosa correspondiente, como sucede ahora) y serán seleccionados al igual que el resto de docentes, con lo que difícilmente se darán situaciones como las vistas en los últimos años, por ejemplo: profesoras de Religión cesadas por casarse con un divorciado.
Según las mismas fuentes, sus condiciones laborales se regirán por el Estatuto de los Trabajadores. Obviamente, se les exigirá la misma titulación que al resto para ejercer la enseñanza: deberán ser diplomados para infantil y primaria; o licenciados para impartir clase en institutos. No obstante, la idoneidad eclesiástica la otorgará su propia confesión, quien deberá tener una bolsa de profesionales aptos, según su doctrina, y cribados por parámetros de mérito y capacidad.