Nace una nueva y original religión que sacraliza el humor y la risa como rasgos esenciales de la inteligencia humana. Sus devotos veneran al Dios Pato, una divinidad a imagen y semejanza de un patito de goma amarillo de bañera. Toda su estructura mística está perfectamente definida y si criticas esta reunión de fieles, serás considerado un 'anti-pático'
Sin duda, no hay risa. Eso es precisamente lo que defiende este innovador e imprevisto giro religioso. El 'patolicismo' no se considera enemigo de lo sagrado, únicamente quiere romper una lanza a favor de las situaciones cómicas y lúdicas como una vía óptima para superar los problemas habituales de la sociedad. Leo Bassi, el Papa o Sumo Pontífice de esta religión, considera que se debe incluir un chiste en cualquier situación de la vida cotidiana, ya que una carcajada «humaniza porque relativiza todo y se transforma así en adversario mortal de los dioses todopoderosos», aseguran. Básicamente, más risas y menos comeduras de cabeza.
La principal novedad de la 'Iglesia Patólica' es que su Dios es totalmente insignificante y no tiene ningún poder. Al tratarse de un simple pato de plástico, pretenden crear la metáfora de que gran parte de los ciudadanos pone en tela de juicio a las divinidades. De este modo, un objeto amarillo con forma animal no tiene manera de evitar el ridículo. La humildad, el optimismo y el espíritu crítico son los pilares fundamentales del 'patolicismo'. Sus seguidores se declaran hijos de la Ilustración y defensores de la duda, de desconfiar de todo, como protección contra los totalitarismos del gobierno, las supersticiones y cualquier otro movimiento ‘oscuro’.
Defensa de los ideales laicos
No hay un dogma definido, cada fiel es libre de proponer su propia versión del templo 'patólico', con el único objetivo de provocar una inesperada y beneficiosa risotada en el resto de personas que no conocen esta doctrina.
Nada ni nadie está exento de ser objeto de burlas, sin excepciones ni restricciones. El límite se encuentra en la violencia física, totalmente prohibida en esta religión. Al mismo tiempo, se anima a los asistentes al culto a no mostrar ningún respeto a los que ofician la misa, siempre y cuando la crítica se haga con humor.
Sus máximos representantes critican que, en la actualidad, no solo estamos frente a una crisis política y económica, sino que además se están perdiendo los valores esenciales del ser humano. Por ello, desde su punto de vista, otro futuro es posible. Es necesario estimular el espíritu lúdico en las nuevas generaciones para eliminar esta visión tan negativa del mundo en la que estamos inmersos.
Celebración de 'ritos de goma’
Por ahora, sólo el santuario del 'Paticano', ubicado en el madrileño barrio de Lavapiés, puede celebrar ritos con el patito como protagonista. Los diversos actos son oficiados por el propio Leo Bassi, previa inscripción y conversión religiosa. Se acepta cualquier tipo de matrimonio, siempre y cuando se celebre un ‘verdadero pacto de amor’. La poligamia está totalmente admitida y bien vista, ya que las bodas no están limitadas únicamente a parejas, pueden ser en grupos, siempre y cuando las limitaciones de espacio del recinto permitan la ceremonia. Estos casamientos pueden completarse con una cena en los restaurantes tradicionales del barrio y una procesión en un rickshaw chino.
¿Que un día te apetece casarte con tu perro, mostrando así tu amor incondicional hacia él? También puedes. La zoofilia está autorizada si no hay signos evidentes de coacción. Sin embargo, discrepan respecto a otras religiones en el bautismo de menores. Este rito está solo destinado a mayores de 18 años, ya que argumentan que inmiscuir a los niños en una disciplina religiosa es 'anti-pático'. A partir de esa edad, la persona que ha sido bautizada ya tiene la suficiente capacidad de raciocinio y un espíritu crítico desarrollado.
Diferentes maneras de iniciar la conversión
El camino más rápido y directo para convertirse al 'patolicismo' es presentarse en la capilla de Lavapiés con un certificado de apostasía de la parroquia donde fuiste bautizado y un pato de goma de bañera, preferiblemente amarillo. Con estos dos elementos, la transformación religiosa se hace efectiva y, a partir de ese momento, el recién incorporado fiel puede beneficiarse de todos los derechos de su nueva opción de fe, que son "nulos, inexistentes y sin efectos".
La segunda vía consiste en demostrar que has hecho reír a más de mil personas en tu vida (o a una sola persona más de mil veces). Los cómicos y payasos profesionales también son admitidos, aunque ellos lo tienen más fácil. El problema está en que no hay forma de demostrar si esas personas se han reído por un buen chiste o no, aunque en el fondo lo justifican diciendo que «ninguna religión se sustenta sobre decisiones racionales».
Si ninguna de estas dos opciones te convence, aún tienes una tercera posibilidad de ser acogido en esta atípica familia. ‘Únicamente’ te verás obligado a demostrar que has leído el Génesis, sin saltarte ningún párrafo, El Quijote, las obras completas de Dostoyevski e incluso la carta del Jefe Seattle de la Tribu Swamish al presidente de EEUU.
Además, el futuro feligrés deberá conocer algo sobre Darwin, Descartes, el budismo, Shakespeare, el positivismo o Groucho Marx, entre otros. Posible o imposible, lo verdaderamente importante es tener la capacidad y la actitud y, sobre todo, no sentirse representado espiritualmente por los mandatos religiosos actuales sin hacer de ello una tragedia.
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