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La reforma educativa (LOMLOE), en la habitual senda confesional

Nada nuevo, salvo en el muy breve período de la II República, desde la firma del Concordato isabelino de 1851, el franquista de 1953 y los Acuerdos concordatarios de 1979… la diversidad de sistemas educativos, desde la ley Moyano de 1857, hasta la LOMCE, han estado cargados de un fuerte componente confesional católico, cuya consecuencia ha sido y está siendo, que se segrega al alumnado por cuestiones ideológicas, además de las sociales.

La Declaración Universal de los Derechos  Humanos de 1948 y la Convención de los Derechos del Niño de 1989, suscritas por el Estado español, que proclaman, aunque sea de forma tibia, el derecho a la libertad de conciencia de niños y niñas, hasta la Constitución de 1979, que -en esta materia- es de una calculada ambigüedad, han ayudado poco para que se hubiera podido construir un modelo de enseñanza laica, cuando, además, nada más aprobarse la Constitución se firmó un Concordato que trataba de amarrar la confesionalidad del sistema.

Ahora bien, tampoco han ayudado demasiado las mayorías parlamentarias de izquierda o centro izquierda habidas desde 1982 (durante varias legislaturas con mayorías absolutas),  ya que desde la ley del Derecho a la Educación  (LODE) de 1985 y la LOPEG de 1995, pasando por las que estructuraban el sistema educativo, LOGSE y LOE, cada vez más se afianzaba una red privada concertada no universitaria, que es mayoritariamente de ideario católico y una «asignatura» de catequesis, como materia optativa dentro del horario lectivo que imparten miles de «delegados diocesanos» («profes de reli«) designados por los obispos, cuya misión es «cristianizar» a la comunidad educativa, es decir llevar la «palabra de Dios» a los centros educativos. Catequistas cuyos salarios son abonados por el Estado y que, con la LOE de 2006 (mayoría PSOE), han consolidado su relación laboral por encima del profesorado interino, vulnerando -en mi opinión- la Constitución. Ley que, además, apoyó una vieja demanda de los obispos al considerar a la red católica dogmática concertada, como un servicio público.

La interpretación, desarrollo y aplicación de la LOE hecha por determinadas comunidades autónomas ayudaron a aumentar la privatización, siendo la LOMCE del PP la que trataba de «rematar la faena», con tan sólo la modificación de algunos artículos de la LOE, dando lugar con ello a una mayor posibilidad de privatización y confesionalidad. Pues bien, el proyecto de LOMLOE y algunas enmiendas de la mayoría parlamentaria, actualmente a debate en el Congreso, tratan de modificar algunos onerosos artículos de la LOMCE, para volver a una especie de LOE con matices y ciertas actualizaciones, no resuelve el problema.

Pero aún hay más, como -más o menos- hay una media de un 50% del alumnado que en los centros de titularidad pública en el conjunto del Estado ya no opta por la religión confesional (porcentaje que crece, año tras año), desde ciertos sectores católicos, profesionales, sindicales y políticos se demanda que, además de la opción de solicitar religión confesional (catequesis) como establece el Concordato, se introduzca en una asignatura de «Valores» o similar de forma alternativa u optativa, el conocimiento de las creencias y del hecho religioso, que pueda ser impartido por estos mismos catequistas. Propuesta que está encima de la mesa, como destapan diversos medios de comunicación (23-10-2020): «Los obispos proponen integrar la asignatura de Religión en la Educación en Valores» Sin renunciar, además, a la optativa pura de religión.

Es más, como en este proyecto de LOMLOE se perfila la posibilidad de una mayor cesión de competencias curriculares a las comunidades autónomas, las Consejerías en sus desarrollos y de acuerdo a sus mayorías ideológicas podrían introducirlo, como recientemente trata de experimentarlo la Generalitat en Catalunya con una asignatura sobre una supuesta cultura islámica con el falaz argumento de afrontar, desde la gestión pública, la libertad religiosa, para (supuestamente) mantener una determinada falsa cohesión social. En suma, lo que tratan es de promover un sistema educativo multiconfesional, que -en la práctica- cada vez se aleja más de un sistema educativo cohesionado y laico.

La derecha política se posiciona del lado de las religiones, forma parte de sus proyectos ideológicos en España y en todo el planeta. Pero, también, las (supuestas) «nuevas izquierdas» en su diversidad de versiones, incluida la española, que actualmente forma parte de un Gobierno multicolor, es y podría seguir siendo cómplice de la confesionalidad del sistema educativo.

Porque, a pesar de lo que vociferan los grupos parlamentarios de centro de derecha, las familias católicas (CONCAPA), los obispos, los sindicatos católicos y  la red empresarial  «Escuelas Católicas» con los que se ha reunido la ministra Celaá -presencialmente- en varias ocasiones en los últimos meses, (sin que lo haya querido hacer con las organizaciones que proponemos un sistema público y laico),  en el sentido de que la nueva propuesta de ley iría contra el Concordato y contra la asignatura de religión, esto es una auténtica y estratégica falacia, ya que el PSOE y sus socios de Gobierno (UP) nos proponen una nueva reforma educativa (LOMLOE) que, en materia de laicidad y de potenciar (realmente) la red de titularidad pública, se limitan a volver a la LOE de 2006, como anteriormente se indica.

Con la «vuelta a la LOE» pretenden hacer ligeros «guiños» para tratar de potenciar la enseñanza de titularidad pública, eliminar que en la nota media, no cuente la de religión… o que no haya, inicialmente, asignatura alternativa….  Pero -en la práctica- casi todo podría quedar igual que está ahora, e incluso, por lo que antes hemos comentado, nos tememos que aún pudiera quedar peor si nos atenemos a algunas muy peligrosas enmiendas que hacen algunos de los grupos más o menos conservadores y nacionalistas que apoyan al actual gobierno.

Los obispos el pasado 24 de octubre lo han sugerido al afirmar que «… la visita del presidente del Gobierno al Vaticano para encontrarse con el Papa Francisco, era una oportunidad para un Pacto Educativo que dé a la religión la importancia que merece…»

La concentración del 28 de octubre frente al Congreso, significa algo más… en momentos sociales y sanitarios tan complejos

El miércoles 28, a las 5 de la tarde, frente al Congreso, está convocada una concentración por Europa Laica y por la plataforma unitaria «Campaña por una Escuela Pública y Laica- Religión fuera de la escuela», que se constituyó hace más de dos décadas y que, en la actualidad, está apoyada por más setenta organizaciones, con el apoyo de colectivos varios, como Redes por una Nueva Política Educativa, que conforman 41 organizaciones del ámbito de la Enseñanza.

Las restricciones en la movilidad en plena pandemia han impedido convocar actos y  manifestaciones masivas para reivindicar una nueva política educativa que conduzca a una modelo de escuela pública y laica. Y aunque se está debatiendo y trabajando en la redes, en foros telemáticos, etc., el efecto ante la sociedad y los medios es de menor calado. Incluso la participación del día 28 tiene que ser restringida, por ello será de un gran valor simbólico, pues será -además- y muy posiblemente a la misma hora de unas de las sesiones donde se debate en la ponencia de la Comisión de Educación y FP, las enmiendas al proyecto de ley.

El Concordato de 1979 y sus nefastos efectos en el sistema educativo

Como consecuencia de la Campaña unitaria, además de la presión que venimos ejerciendo desde hace años, con recogida de decenas de miles de firmas y de apoyos sociales y políticos diversos, el  22 de febrero de 2018 en la Comisión de Educación del Congreso se aprobó una Proposición no de ley respaldada por diversos grupos parlamentarios y que instaba al Gobierno a:

A-Garantizar el imprescindible carácter laico que debe revestir la Escuela como institución pública, dejando la religión confesional fuera del sistema educativo oficial, es decir, del currículo y del ámbito escolar.

B-Denunciar y derogar los Acuerdos del Estado español con la Santa Sede, así como los suscritos en el mismo sentido con otras confesiones religiosas, obligando al gobierno a proceder para el cumplimiento de ese mandato.

Los partidos, entonces en la oposición, hoy en el Gobierno o que lo apoyan, se han olvidado de dicha moción. Y es más, los contactos de buenas relaciones entre la jerarquía católica y el Gobierno van en aumento, incluido el aparente protocolario encuentro, antes citado, entre el peronista y populista actual jefe de los católicos y el presidente de Gobierno de España del pasado día 24. Encuentro cuyo significado oculto va más allá de las imágenes que se han expuesto y del vergonzante discursito del Papa sobre las ideologías.

Asistimos a una enorme complicidad política e institucional con la corporación católica, sobre todo por no querer denunciar y derogar los Acuerdos concordatarios de 1979, herederos ideológicos del Concordato franquista de 1953, por cierto todavía no derogado en su totalidad.

También los partidos, entonces en la oposición, que firmaron un Documento de bases para una Nueva Ley de Educación, junto a más de 40 colectivos que conforman «Redes por una nueva política educativa«, y hoy están en el Gobierno, en parte se han olvidado de ello, si nos atenemos al proyecto de LOMLOE y a las enmiendas que estos partidos han presentado. Por ello, esta Plataforma sostiene que la propuesta de reforma se limita a derogar algunos de los aspectos más negativos de la LOMCE y a hacer una declaración de principios que no se concretan en el articulado.

Un negocio ideológico y mercantil, que aumenta año tras año

Actualmente, la inversión y gasto público total en Educación es inferior que en el año 2009 en unos 2000 millones de euros. Pero esa muy preocupante disminución global y en términos de PIB (casi 0,8%) en el conjunto del Estado, se ha cebado más con la enseñanza de titularidad pública, ya que ha habido un trasvase de recursos de ésta a la enseñanza privada concertada (mayoritariamente dogmática católica), pasando del 10’9% al 12’4%, del gasto total.

Contra la segregación escolar

Las actuales políticas educativas están provocando graves consecuencias que segregan a un alto porcentaje del alumnado, al aplicarse diferentes procesos de mercantilización y privatización, además del sesgo ideológico por motivo de creencias, desde edades muy tempranas, como consecuencia de un sistema educativo selectivo e injusto y cada vez más elitista y confesional y/o multiconfesional.

El pensamiento ilustrado no forma parte de las actuales políticas educativas. Es más, los gobiernos de centro izquierda (supuesta) no han articulado proyectos educativos ilusionantes para nuestro país, con un perfil claro diferenciado de la derecha.

Se mantienen alejados de una enseñanza laica propia de una educación democrática y no doctrinaria, incluso dejando en manos de las comunidades autónomas (la mayoría gobernadas por la derecha política) el aumento de la privatización, la competitividad entre las escuelas y, como resultado, la segregación escolar, que nos ha puesto a la cola de la UE  y de la OCDE.

Desde algunos sectores ilustrados del ámbito de la Enseñanza se mantiene que estamos ante la posibilidad de otra oportunidad perdida con el proyecto de LOMLOE y, de nuevo, con un gobierno de centro izquierda. En materia de laicidad es muy evidente.

Francisco Delgado Ruiz.

Miembro del Grupo de Pensamiento Laico, integrado además por Nazanín Armanian, Enrique J. Díez Gutiérrez, Pedro López López, Rosa Regás Pagés, Javier Sádaba Garay y Waleed Saleh Alkhalifa

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