Miguel Rosendo tocaba la vagina a las mujeres para «sanarlas» Decía que, con su semen, las consagradas recibían el cuerpo de Cristo Pedía: «Tomad y comed todos de él» en las prácticas sexuales
Lo más llamativo no es que fuera diciendo que a los dos años murió, resucitó y logró salir del ataúd; que asegurara que era la «reencarnación de San Miguel Arcángel»; que predicara que por su semen les llegaba a ellas el mismo cuerpo de Cristo; que disertara sobre los poderes curativos de ir con un niño a una fuente a la medianoche y «al llegar a casa echar 11 litros en la bañera».
Lo más llamativo es que todos le creyeron. Durante años. Diciendo ‘amén’ o ‘Belcebú’.
Hasta ayer mismo, Miguel Rosendo da Silva, fundador de Orden y Mandato expulsado por la Diócesis de Tui-Vigo por su «conducta moral», vivía junto a un reducido número de fieles en una chalé de la calle Los Fresnos de Collado Villalba, atrincherado en una urbanización con vigilancia.
Llegó a Madrid en mayo de 2013, una vez que la Iglesia derrumbara las ‘murallas de Jerusalén’ -nombre con el que se conocía la ‘casa madre’ de Oia donde vivían todos- y su secta.
Desde que EL MUNDO destapara su particular cosmovisión -a medio camino entre el ocultismo y la depredación sexual-, el líder de la asociación pública de fieles ha permanecido recluido y en silencio. Decenas de fuentes consultadas, sacerdotes conectados a la nunciatura, ex adeptos, padres, investigadores, párrocos de pueblo y detectives privados refieren la historia de una comunidad en la que hubo abusos, rituales satánicos, anulación de voluntad, curanderismo, irregularidades económicas y aislamiento de cerebros a prueba de familias.
En una entrevista en 2012 a la ‘hermana’ Alejandra -una de las que supuestamente habría denunciado prácticas sexuales-, esta víctima señalaba que Miguel Rosendo «evangelizaba de las maneras más originales que se puede evangelizar».
Hace poco más de un mes, nos quedamos a tan sólo unos metros y dos tabiques de distancia de conocer su versión.
-¿Queríamos entrevistar a Miguel?
-Todo lo que estáis publicando es mentira. Estamos aquí porque queremos.
-Es importante que hablemos.
-Estáis equivocados. Es mi suegro. Él es un hombre bueno.
Éste es el relato del ascenso y la caída del «mismísimo príncipe de las milicias evangélicas»
Los orígenes
Lo que empezó siendo una inocua herboristería en el centro de Vigo acabó por convertirse en el ombligo de una extraña comunidad.
El establecimiento era propiedad de Miguel (54 años y dos hijos). En la trastienda del local, Miguel recibía ataviado con estola sacerdotal y practicaba sanaciones de todo tipo. Lectura de cartas astrales, ufología, diversas técnicas esotéricas… A los ‘pacientes’ se les instaba a encender velas en casa, tirar flores a los ríos o ir marcando las paredes con un cuchillo.
El testimonio clave que alertó a la diócesis a finales de 2012 nos llega por boca de un conocido sacerdote. Él fue pastor de Orden y Mandato con acceso a la ‘casa madre’ hasta que conoció cosas como ésta y puso distancia con Rosendo: «A la herboristería acudían personas de todo tipo, muy desesperadas. Las llevaba a una sala muy pequeña con bombillas rojas y un gran crucifijo. Buscaba que las asistentes se relajaran; él también era masajista. Llegó a meter los dedos en la vagina a una mujer, aseguraba que sanaba los ovarios y cosas de ese tipo».
La captación
De la herboristería nació un grupo de almas desnortadas que se arracimó en torno a un tipo que hacía las veces de ‘sanalotodo’, y del grupo de almas desnortadas nació el coro de San Miguel, y del coro de San Miguel nació el grupo de San Miguel Arcángel. Como en el famoso juego de muñecas rusas donde la última imagen era siempre la cara de Rosendo.
Así, el 30 de julio de 2009, por fin, el grupo Orden y Mandato de San Miguel Arcángel recibió su aprobación como «asociación pública de fieles de derecho diocesano». Esto es, lograba el ‘sello de calidad’ de la jerarquía eclesial.
A partir de entonces, todo fue un ascenso de proporciones bíblicas. Llegaron a tener casi medio millar de fieles en Galicia, Badajoz, Salamanca, Madrid; realizaban actividades benéficas de todo tipo financiados por grupos importantes; hubo peregrinaciones al extranjero; grandes captaciones de dinero; Miguel se llevaba a discapacitados a la piscina de su casa; Tamara Falcó se iba de ejercicios espirituales con ellos; su canción ‘Síguele’ sonó en las últimas Jornadas Mundiales de la Juventud; y sor Maravillas de Jesús -una santa a la que el fundador no paraba de rezarle cuando se le murió su hija- estaba allí, «presente», para ampararles a todos…
Las acusaciones
Las zonas oscuras que llegaron a oídos del visitador canónico -enviado por el obispo para investigar durante meses al fundador de Orden y Mandato- detallan prácticas sexuales, esoterismo, delitos fiscales y, en definitiva, todo el poder destructivo y atómico de una secta.
«A veces estallaba contra alguien sin motivos», señala un testigo. «A los familiares les separaba de los suyos. Sólo podían ir a verlo cada tres o cuatro meses. Siempre que ibas a hablar con ellas, había una persona escuchando».
La retahíla de denuncias es inagotable y creciente: a mediados de octubre nadie quería hablar de ‘aquello’ y hoy la bola de nieve no para. En efecto, a los adeptos les culpaba de la muerte de su hija («nos decía que murió porque no nos esforzábamos lo suficiente»); la habitación de Miguel conectaba con la de las ‘miguelianas’, a las que tenía acceso directo; utilizaba elementos de la consagración («‘tomad y comed'») para sus prácticas sexuales, los contactos carnales eran considerados ejercicios de «limpieza espiritual»; Miguel decía que a través de su semen les llegaba «el cuerpo de Cristo»; emulaba sonidos extraños, aparentaba estar en trance y hablar arameo y, entre otras cosas, simulaba que sangraba por el costado en presencia de su comunidad.
Los ritos esotéricos de Rosendo -ahora lo sabemos- siempre bebieron de lado más peligro del ocultismo.
Por ejemplo, a los fieles les hacía besar el pentáculo, una estrella con los elementos del agua, fuego, aire, tierra y espíritu que a veces se utiliza de forma invertida en los actos de adoración al demonio.
Por ejemplo, tenía inextricables rituales que mezclaba supercherías gnósticas con devoción cristiana. En la web ‘Infovaticana’ se reproduce uno de ellos, sacado de un documento manuscrito del propio Miguel: «Ir a coger agua en una fuente en compañía de un niño (12 litros). Al llegar a casa echar 11 litros en la bañera. Encender el incienso (4 varitas) y decir: ‘Por la madre naturaleza y este mes de mayo (…)’. Poner esto en un lugar alto en contacto con la luna (…). Por la mañana, vertir el preparado en la bañera, meterse uno en ella, ponerse el pentáculo en el pecho y besarlo».
Habla un sacerdote: «Para los especialistas en satanismo, estas son puertas de entrada de espíritus malignos».
La estructura
Los varones adultos eran llamados ‘exploradores’ y vestían con una especie de boina ladeada de estética carlista. Las mujeres eran llamadas ‘consagradas’ y llevaban un hábito estridente de colores azul y amarillo. Los adolescentes eran ‘camino a la huella’. Los bebés, ‘huella de ángel’. Las mujeres más cercanas al líder eran denominadas ‘bastones’. Y por encima de todos, claro, muy por encima del resto de la comunidad, estaba Miguel Rosendo.
El fundador de Orden y Mandato, Miguel Rosendo. E. M.