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La prohibición del aborto en Texas es un peligroso ejemplo para otros estados republicanos

“Lo que pasa en Texas no se queda en Texas”.

La nueva ley de Texas que prohíbe abortar a partir de la sexta semana de embarazo es una de las más (o la más) restrictivas de la historia de Estados Unidos. Parecía inconcebible que se pudiera aprobar una ley así, pero el miércoles a medianoche, la Ley 8 del Senado entró en vigor ante el horror de los profesionales de los servicios de aborto, las pacientes y los defensores del derecho al aborto.

Pese a la naturaleza extrema de la Ley 8, los expertos temen que se pueda convertir pronto en la norma en los demás estados republicanos del país.

“Lo que pasa en Texas no se queda en Texas”, ha advertido Kristin Ford, vicepresidenta de comunicaciones e investigación en la organización en defensa de la libre elección NARAL Pro-Choice America. 

La ley 8 delega en los propios ciudadanos la aplicación de la ley

“Por un lado está el daño muy real que va a sufrir la gente de Texas que ya no podrá abortar en su propio estado y, por otro, está la amenaza muy real de que suponga un efecto dominó en otros estados que llevan tiempo queriendo restringirlo”.

La Ley 8 no solo prohíbe el aborto después de la sexta semana de embarazo (un momento en el que muchas mujeres ni siquiera saben aún que están embarazadas), sino que también delega en los propios ciudadanos la vigilancia para que se cumpla la nueva legislación. Esta ley ofrece un incentivo económico a quienes demanden a las personas que “ayuden o sean cómplices” de mujeres que quieran abortar en el estado de Texas. Si una de estas demandas sale adelante, el demandante podría recibir una recompensa de 10.000 dólares, además del reintegro de los gastos del juicio, que serían pagados por el demandado.

Conviene recordar también que cualquier ciudadano de cualquier parte del país puede iniciar una demanda en Texas, no solo los residentes en este estado, lo que ya supone un desvío respecto a las normas habituales de litigio.

La parte más atroz de esta prohibición —delegar en los ciudadanos la aplicación de la ley— es la que más va a costar combatir en los tribunales. El lenguaje empleado en la redacción de la ley está cuidadosamente pensado para que resulte complicado de impugnar. Al delegar la aplicación de la ley en ciudadanos corrientes en vez de en el Gobierno estatal, será extremadamente complicado que llegue a los tribunales antes de que ya haya personas demandadas de conformidad con la ley.

Por eso la Ley 8 ha conseguido salir adelante pese a las múltiples y aún activas batallas legales. Y por eso esta ley es tan atractiva para los demás estados que quieren acabar con el aborto legal.

“La forma en la que el Partido Republicano de Texas ha desarrollado la Ley 8 para que sean los propios ciudadanos quienes obliguen a su cumplimiento no tiene precedentes y va a establecer un horrible sistema de vigilantismo que podría extenderse rápido a otros estados”, lamenta la diputada demócrata Sylvia García. “Los tribunales ya han tenido que bloquear temporalmente leyes en estados como Mississippi y Louisiana que habrían prohibido el aborto. Si este nuevo enfoque del Partido Republicano de Texas funciona, es probable que otros estados sigan el ejemplo y les arrebaten a las mujeres su derecho a decidir”.

Los estados que ya han intentado prohibir el aborto en el pasado (Carolina del Sur, Kentucky y Mississippi) son los que más probablemente intentarán pronto una nueva ley antiaborto al estilo de Texas.

Podemos esperar que varios estados introduzcan leyes similares en 2022Elizabeth Nash, Guttmacher Institute.

Ahora es más importante que nunca crear leyes estatales y federales que protejan explícitamente el derecho al aborto. Las leyes federales, como la Ley de Protección de la Salud de la Mujer, evitarían que los estados impusieran restricciones contra el aborto y podrían ser muy útiles para evitar el efecto dominó de la Ley 8. Dicha ley federal en defensa de la mujer fue aprobada en junio con un apoyo histórico tanto del Senado como del Congreso. 

A nivel estatal, son más de una docena los estados que han aprobado leyes para proteger el derecho al aborto. Illinois y Nueva York han aprobado la Ley de Salud Reproductiva, que refuerza el cuidado de la salud reproductiva como un derecho fundamental. Nevada aprobó la Ley Trust Nevada Women para acabar con varias restricciones contra el aborto, y Nuevo México recientemente rechazó un proyecto de ley que criminalizaba el aborto.

“El acceso al aborto cada vez se decide más en la política estatal, y los líderes demócratas de todo el país han aprobado leyes fundamentales para garantizar la libertad reproductiva de la mujer”, comentó el miércoles Heather Williams, directora ejecutiva del Comité de Campaña Legislativo Demócrata. “Si no defendemos nuestras mayorías demócratas y aprovechamos nuestro poder, perderemos los progresos que hemos alcanzado en derechos reproductivos”.

Mientras el país es testigo de las grandes repercusiones de la Ley 8 en las mujeres de Texas, los defensores del derecho al aborto se encuentran en plena batalla en Texas al mismo tiempo que se preparan para otra guerra mayor que se librará pronto más allá de las fronteras de este estado.

“Hay otros estados esperando a ver cómo se desenvuelven los acontecimientos. Creo que podemos esperar que varios estados introduzcan leyes similares en 2022”, declara Elizabeth Nash, asociada en el área de políticas del Guttmacher Institute. “Ojo, que vienen curvas”.

Este artículo ha sido publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.

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