Los expertos discrepan sobre la idoneidad de una medida que agita los cimientos de la laicidad como columna vertebral de los valores de la República francesa
Casi 20 años después de la prohibición del velo islámico en la escuela francesa, el Gobierno galo acaba de dar una nueva vuelta de tuerca a la política educativa basada en la neutralidad a ultranza con el veto a la ‘abaya’ y el ‘qamis’ árabes, dos prendas tradicionales de la comunidad musulmana. El Ejecutivo de Enmannuel Macron persigue erradicar cualquier signo religioso en la enseñanza, que, en su opinión, debe representar el espacio de “lo común”. Y lo hace a través del discurso de la laicidad, uno de los cimientos históricos de la República francesa.