Fernando Crovetto analiza la Acción Católica de Pío XI en España y el papel del cardenal Herrera Oria
Tenía desde hace tiempo pendiente la reseña de este libro, cuyo origen es la tesis doctoral de Crovetto, historiador e investigador que ha trabajado, entre otros temas, el Movimiento social católico de renovación en España. También ha estudiado a fondo la historia del Opus Dei.
Da la impresión de que ese estudio le ha llevado a profundizar en otras realidades eclesiales en la España, y en el tiempo, en la que nació el Opus Dei. En este caso, la Acción Católica de Pío XI.
División entre los católicos
Aunque se plantee la relación, similitudes y diferencias, e influencias al fin y al cabo, entre el modelo de la Acción Católica italiana y la española –que no es la Reig y Casanova, ni la de Segura-; aunque nos ofrezca una serie de páginas de análisis de textos normativos de la Acción Católica de esos países, partes quizá de menor interés para el lector no especializado, lo más interesante de este libro es su radiografía de la Iglesia católica en España en los años veinte y treinta del siglo pasado. Hasta la Guerra Civil, diríamos.
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Una radiografía en la que no esconde los problemas a los que se enfrentaba la Iglesia, la disparidad a la hora de articular las repuestas, la clásica división entre los católicos, la división, no menor, entre los obispos, el papel clave del Nuncio y las siempre apasionantes relaciones entre religión y política, en un tiempo que se parece no poco al actual, por cierto.
El nuncio y Herrera Oria
Sin lugar a dudas, hay dos protagonistas estelares en esta investigación, el Nuncio Tedeschini y del cardenal Ángel Herrera Oria. Se podría decir incluso que es una especie de biografía de Herrera. De esa biografía pendiente de escribir.
Hay que añadir que se da un predominio de fuentes procedentes del Archivo Vaticano, en la línea de las mejores investigaciones de don Vicente Cárcel Ortí, profusamente citado en este trabajo.
La situación de la Iglesia
Pero vayamos a destacar algunos aspectos del fondo del libro. La situación de la Iglesia a finales de los años veinte y principios de los treinta no era tan floreciente como se imaginan. Aunque la mayoría de los españoles estaban bautizados, la asistencia al precepto dominical estaba en caída libre.
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En diciembre de 1931, la Conferencia de Metropolitanos envió un informe a Roma en donde se señalaba que el precepto dominical en las grandes ciudades estaba entre un 15 y un 20%, en los pueblos llegaba a entre un 30 y un 40%.
Durante el primer bienio de la Segunda República se comenzó a percibir con más intensidad que la masa social se alejaba de la Iglesia, que las leyes anticristianas hacían mella en el pueblo español. La secularización era más relevante de lo que se aparentemente se creía.
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Acción Católica
De ahí que surgiera la necesidad de articular una respuesta, la Acción Católica, cuyo protagonismo aparentemente lo tenían los seglares. Pero lo que está claro es que la Iglesia se arremangó, no se colocó en la posición de espectador o de un paciente que se dedica a lamentarse.
La iniciativa fue promovida desde la jerarquía. Mucho de lo que estaba ocurriendo en España se percibía en otros países de Europa, de ahí la respuesta contextual y el aliento de Pío XI.
A la hora de importar el modelo italiano de la Acción Católica, hubo dos problemas principales. En España no había una autoridad eclesiástica reconocida –Segura exiliado-, y aquí el contexto político complicaba mucho las cosas. También se planteó el debate si minorías o masas, que aquí se solucionó apostando por las minorías.
Partidos políticos
Otros temas de interés son la relación de la Acción Católica y la política, o mejor dicho, los partidos políticos, la cuestión de la Iglesia y la forma de Estado, la relación con otras instituciones católicas dedicadas a al formación, lo que ofrecía la Acción católica a sus miembros y cómo se desarrollaba, el papel de los Consiliarios…
Está claro que se puede discutir cuáles fueron los fundamentos de ese proceso, si fue la forma acertada o no. Pero lo que no se puede negar es que en esa época compleja de nuestra historia se produjo una primavera eclesial.
No sé si hemos aprendido mucho de nuestra historia.
La Acción Católica de Pío XI en España (1929-1936)
Fernando Crovetto
EUNSA