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La politización de los símbolos religiosos: el laicismo defensivo de Quebec · por Christian J . Backenköhler Casajús

​Descargo de responsabilidad

Esta publicación expresa la posición de su autor o del medio del que la recolectamos, sin que suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan lo expresado en la misma. Europa Laica expresa sus posiciones a través de sus:

El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.

Comentarios del Observatorio

Este artículo presenta una visión del laicismo dicotómica, hablando de «laicidad abierta» o «laicismo abierto», como aquella que permite las expresiones religiosas en la esfera pública. Desde el movimiento laicista se rechaza esta definición, entendiendo que se trata de una vulneración del principio de neutralidad del Estado.

Cabe destacar que este artículo ha sido publicado en una web oficial del Gobierno de España. Y es que estos planteamientos parecen ser el fundamento teórico de las posiciones gubernamentales que pretenden compatibilizar que «ninguna confesión tendrá carácter estatal» (CE 16.3) con la financiación de las religiones «de notorio arraigo» y la presencia de autoridades públicas en sus ceremonias, entre otras vulneraciones de la laicidad.

La aplicación de una visión estricta del laicismo, muy en consonancia con el modelo francés de un Estado restrictivamente laico, ha afectado de manera evidente en las minorías religiosas, sobre todo la musulmana.

SECULARISMO Y REVOLUCIÓN TRANQUILA

El papel de la religión en la esfera pública de la Belle Province ha sido siempre uno de los principales ejes del debate político en la provincia francófona de Canadá. Desde la década de los sesenta del siglo pasado, la región de Quebec ha experimentado una evolución continua de la relación de la religión con el Estado, que comenzó con un primer proceso de secularización de la sociedad y la política con la llamada Revolución Tranquila, el período de separación de la Iglesia y el Estado que se produjo en Quebec durante el mandato del Partido Liberal de Quebec (PLQ) que, liderado por Jean Lesage, quiso implementar un programa político modernizador tras años de gobierno de los conservadores. El proceso comenzó en 1960 tras la llegada al poder del PLQ y finalizó en algún momento entre 1966, año de elecciones provinciales, y la Crisis de Octubre de 1970, un violento episodio de terrorismo separatista que ocurrió en la región de Quebec. Durante aquel periodo de transformación social, apodado de aquella manera por el carácter sosegado de los cambios que se produjeron, y a pesar de su violento final, la sociedad quebequesa rompió con el eje Iglesia-Estado imperante hasta el momento y que impregnaba la vida e identidad de Quebec. Hasta entonces, la alianza del Estado con la Iglesia católica era total, una relación simbiótica consolidada desde hace años como postura defensiva frente a la mayoría de la cultura anglófona y el protestantismo del resto de Canadá. La penetración de la Iglesia católica en las instituciones quebequenses era absoluta, y el Estado podía considerarse por entonces prácticamente teocrático. Después de la revolución, que coincidió en una época en la que Occidente estaba tratando de deshacerse del puritanismo y el autoritarismo religioso por una mayor libertad e igualdad social, la sociedad quebequense apostó por su secularización, y trató de expulsar de todos los niveles sociales la presencia de la Iglesia católica.

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