La compran en la farmacia, la prueban y cada vez son menos los que repiten. Es la única explicación posible para la evolución del consumo de homeopatía en España si se dan por buenas las cifras que hasta ahora ofrecía el sector y se contraponen con los resultados del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que dedica parte de su estudio a «salud y terapias».
Si en 2011 algo más de 10 millones de españoles la utilizaban de forma ocasional o habitual, el número de usuarios no llegó a los dos millones el año pasado. ¿Desengaño? ¿O es que las cifras reales nunca fueron tan altas?
La homeopatía, descalificada desde un punto de vista científico por no haber sido capaz de demostrar su eficacia terapéutica, oferta una serie de preparados (llamados diluciones) por los que de forma general sus principios activos (cepas madre) se diluyen o trituran de forma repetida en agua, sacarosa, lactosa o alcohol hasta su práctica desaparición. Esa ausencia material del principio activo es una de las principales críticas junto a la incapacidad de explicar el funcionamiento de las diluciones a partir del conocimiento científico hasta ahora validado.
Cerca de 15.000 farmacias que la venden, 10.000 médicos que la prescriben, 15 millones de españoles que la han tomado en alguna ocasión y un 82 % de usuarios «satisfechos o muy satisfechos». Son mantras que desde hace años se repiten en el sector para defender y promover el uso de los preparados homeopáticos en España. La Asamblea Nacional de Homeopatía (ANH), entidad que agrupa a las asociaciones homeopáticas más importantes del país, todavía esgrime estas cifras en respuesta a las consultas de EL MUNDO.
Palabra de Boiron
La inmensa mayoría de las cifras difundidas desde hace 7 años por el sector provienen de dos únicos estudios, ambos encargados y financiados por la multinacional francesa Boiron, líder en Europa. ¿Los resultados? Un panorama muy optimista para quienes viven de ello. Al margen del conflicto de intereses, los documentos parten de un grave error: la muestra no es representativa de la sociedad española, un requisito básico que invalida cualquier investigación basada en encuestas.
En el primero, realizado en 2011, el 75 % de los entrevistados tenía entre 18 y 39 años, mientras que solo el 39 % de la población española mayor de edad se encontraba en ese grupo, 36 puntos de diferencia que desvirtúan por completo el trabajo. El segundo estudio, de 2014, tampoco respeta las proporciones. Mientras que los mayores de 50 años suponen el 42 % del censo, en esa franja solo se encontraba el 26 % de los encuestados.
Con esos mimbres, laboratorios, farmacéuticos y médicos han construido un relato según el cual un tercio de los españoles ha consumido homeopatía en alguna ocasión y el 27 % lo hizo «de forma ocasional o habitual» en 2011, tasa que descendía al 18,3 % en 2014 y que el barómetro del CIS, ajeno a los intereses de la industria, ha rebajado hasta el 5 % para 2017. La variación entre los dos últimos números es de más de un 70 %, y deja de nuevo en entredicho la fiabilidad de los informes sectoriales. Puestos en contacto con la división española de Boiron, la empresa no ha atendido a este diario.
«Hay mucho timo, mucho engaño»
En su último barómetro, el CIS preguntaba a los encuestados por veinte «tratamientos o prácticas relacionadas con la salud». Si habían oído hablar de cada una de ellas o si sabían, más o menos, en qué consistían, fueron algunas de las cuestiones planteadas.
Así, un 66,5 % conoce la existencia de la homeopatía, «aunque solo sea porque le suena el nombre», y un 51 % sabe en qué consiste. El análisis del estudio permite esbozar un perfil del consumidor de estos productos: hay más mujeres que hombres, predominan los individuos con estudios universitarios o de formación profesional y su uso es mayor entre quienes se consideran de izquierdas.
Ahí está el caso de quienes afirman haber votado a Unidos Podemos en las últimas elecciones generales, con un porcentaje de consumo superior al de la media española.
Cuando se ahonda en las causas por las que se rechaza cualquiera de estas prácticas sin evidencia terapéutica, el 39% de la población dice no tener interés o necesidad y un 32 % asegura que «no sirven para nada» o consideran que «hay mucho timo, mucho engaño».
La pseudociencia menos valorada
¿Y qué hay de los resultados? Preguntados por el nivel de satisfacción con cada uno de los tratamientos o terapias usados en el último año, los usuarios de medicamentos homeopáticos los calificaban con un 6,86 en una escala del 0 al 10. Obtiene la puntuación más baja de todo el estudio, en el que se evalúa el uso de diversos tratamientos sin evidencia científica como la acupuntura, la musicoterapia, la sanación espiritual, las terapias florales o los imanes.
Hay otro estudio, también del CIS, que abunda en la escasa penetración de los gránulos homeopáticos y que cuestiona el retrato idílico de los profesionales. Realizado en 2016, se centró en la percepción social del dolor. Solo el 2,6 % (equivalente a un millón de personas) mencionó la homeopatía como alguno de los «métodos, remedios o tratamientos» usados para tratar el dolor en su sentido más amplio (físico, psíquico e incluso emocional).
Los resultados económicos de los tres laboratorios que dominan el mercado nacional van en la misma dirección y desdicen el mensaje del crecimiento de la homeopatía. En los cuatro últimos años, la facturación de Boiron España ha caído casi un 30 %, según los datos del Registro Mercantil. Mientras que los ingresos eran superiores a 25 millones de euros en 2014, la cuantía no llegó a 18 millones en el último ejercicio, tal y como reflejan las cuentas consolidadas del grupo presentadas hace pocos días.
Desde 2014, las filiales españolas de Boiron y de las alemanas Heel y DHU pasaron de facturar 51 millones de euros a 43 millones en 2016, último año con datos disponibles para las tres compañías.
10.000 médicos de origen apócrifo
De dónde sale el dato de los 10.000 médicos que la prescriben es algo que ni siquiera los profesionales tienen muy claro. La ANH remite a un artículo de Alberto Sacristán, presidente de la Sociedad Española de Medicina Homeopática (SEMH). Preguntado por su fuente, Sacristán señala al Libro Blanco de la Homeopatía, documento elaborado por la Cátedra de Homeopatía, que es como llamó Boiron a un grupo de trabajo que la farmacéutica financió dentro de la Universidad de Zaragoza, hasta el año 2014.
Publicado en 2013, la lectura del libro solo permite concluir que la cifra de los cerca de 10.000 médicos es de origen apócrifo. Ninguna de las dos referencias recogidas en el texto es válida. La primera alude a una noticia donde la única fuente es la propia Asamblea Nacional de Homeopatía; la segunda, a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), del Ministerio de Sanidad, organismo que no recaba información al respecto.
Más homeopatía que farmacias
¿Y las 15.000 farmacias? El Libro Blanco lo atribuye a un dossier de la propia Boiron, que ya daba esa cantidad para el año 2008. Cómo lo calculan es otro misterio. Desde el Consejo General de Farmacéuticos, que agrupa todos los colegios oficiales de España, facilitan la cifra que sí pueden cuantificar, la del total de establecimientos, con independencia de qué tipo de medicamentos suministren: 21.937 a cierre de 2016. «Al ser productos fuera del Sistema Nacional de Salud es imposible que podamos tener ni siquiera una estimación. No tenemos datos», responde Teodomiro Hidalgo, vocal de Oficina de Farmacia del Consejo, al pedirle información sobre las farmacias que dispensan homeopatía.
César Valera es el vocal de plantas medicinales del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid y preside la Asociación Española de Farmacéuticos Homeópatas (AEFHOM), muy activa en la defensa de estos tratamientos. El propio Valera ha dado en público diferentes números, alguno incluso superior al de farmacias existentes en España. Ahora fija una horquilla de 15.000-17.000 establecimientos «que habitualmente trabajan, tienen stock o una zona dedicada a medicamentos homeopáticos» ¿Su fuente? «Los datos de suministros de los laboratorios del sector».
La homeopatía como posverdad
Si un estudio no es favorable, no hay problema en tergiversarlo para hacer proselitismo de la causa. La última proclama de las entidades adheridas a la ANH es que «el 52,7 % de los españoles confía en la homeopatía», dato que atribuyen a la Encuesta de percepción social de la ciencia, publicada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), adscrita al Ministerio de Economía, el año pasado.
Para medir «el grado de alfabetización científica» de los participantes, la FECYT lee una serie de afirmaciones a cada encuestado para que valore si se identifica «mucho, bastante, algo, poco o muy poco» con cada una de las frases. Así, «los productos homeopáticos son efectivos» es una más de las expresiones que componen el test de conocimientos científicos, en el que se incluyen otras como «confío en los curanderos», «creo en los fenómenos paranormales» y «sucede lo que pronostican los horóscopos».
El resultado fue de un 26 % de respuestas que se identificaban mucho o bastante con la referencia a la homeopatía y un 26,7% que afirmó que «algo», una suma que devuelve ese 52,7%. De este modo, un estudio en el que los tratamientos homeopáticos son calificados de «pseudociencia» -se usan para medir el desconocimiento científico de la población- termina convertido en una evidencia forzada de que es ese el porcentaje de quienes confían en la homeopatía.
La situación legal de la homeopatía en España