Varias organizaciones para la protección de los derechos humanos han denunciado esta exclusión del encuentro y han criticado a las Naciones Unidas de ceder ante los talibanes.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha iniciado este domingo y continuará este lunes la tercera cumbre de Doha, Qatar, sobre Afganistán. Sin embargo, esta cumbre ha generado polémica al no incluir la participación de mujeres afganas en las discusiones, a pesar de la grave situación de derechos humanos que enfrentan bajo el régimen talibán.
La ONU ha convocado a esta cumbre con la asistencia de los talibanes, marcando la primera vez que estos asisten al proceso de Doha. A pesar de la exclusión de las mujeres afganas, el foco principal de la reunión no aborda las violaciones de derechos humanos que sufren. Esta exclusión ha sido duramente criticada por organizaciones de derechos humanos y activistas que buscan proteger a las comunidades afganas.
La situación en Afganistán para las mujeres es desesperante. Según un informe del relator especial de la ONU para Afganistán, Richard Bennett, la ideación suicida está en aumento entre las mujeres debido a los abusos y restricciones impuestas por los talibanes que se ha calificado como “un apartheid de género”.
La historia de Arzo, una adolescente afgana de 15 años que intentó suicidarse ingiriendo ácido de batería de un coche, es solo un ejemplo de la desesperación que sienten muchas mujeres bajo este régimen, Arzo sobrevivió, pero tiene que alimentarse gracias a una sonda gástrica. Como el régimen talibán no muestra los registros de suicidios, es extremadamente complicado para las organizaciones de derechos humanos de documentar los casos.
Grupos como la Coalición Independiente de Movimientos de Protesta de Mujeres Afganas y Human Rights Watch (HRW) han denunciado la exclusión de las mujeres de la cumbre. Sahar Fetrat, investigadora sobre derechos de la mujer de HRW, criticó a la ONU por ceder a las condiciones de los talibanes y no exigir responsabilidades por los crímenes contra las mujeres y niñas afganas.
En la cumbre de febrero, los talibanes declinaron asistir debido a que las Naciones Unidas no satisfizo sus exigencias, calificadas como “inaceptables” por el secretario general de la ONU, António Guterres. Sin embargo, para la cumbre actual, los talibanes han confirmado su asistencia, lo que sugiere que sus condiciones fueron aceptadas esta vez. La oficina del portavoz del secretario general de la ONU no ha respondido sobre el motivo del cambio.
El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, afirmó en una rueda de prensa que las exigencias del grupo para la cumbre habían sido aceptadas y que aquellas sobre los derechos de las mujeres era un tema interno, que ellos debían ser los únicos interlocutores de la comunidad internacional en Afganistán y que se encargarían de resolver el problema. A todo esto, el orden del día de la cumbre se centra únicamente en cuestiones económicas y esfuerzos antidroga, temas que según Fetrat, priorizan intereses económicos sobre los derechos humanos de las mujeres.
Roza Otunbayeva, jefa de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), ha defendido la exclusión de las mujeres argumentando la importancia de entablar un diálogo directo con los talibanes. No obstante, esta posición ha sido vista por muchos como una gestión patriarcal del proceso de Doha.
“Las reuniones principales están fijadas para el 30 de junio y el 1 de julio, y las mujeres están invitadas para el día 2, un acto deliberado de falta de exigencia (sobre los derechos de) las mujeres afganas y sus importantes contribuciones al futuro de Afganistán. La ONU debe exigir responsabilidades a los talibanes por sus crímenes contra las mujeres y las niñas, y no lo contrario”, critica en un mensaje por correo electrónico la investigadora Fetrat.
Según Otunbayeva, recalca Fetrat, “nadie dictó condiciones a las Naciones Unidas sobre la reunión de Doha”. Sin embargo, “es evidente que la participación de las mujeres y sus derechos han quedado excluidos de la reunión y de su orden del día en un esfuerzo por sentar a los talibanes a la mesa”.
La exclusión de las mujeres afganas de estas discusiones cruciales ha llevado a una campaña en redes sociales y a una mayor crítica internacional. Activistas como Laila Bassim de la Coalición Independiente de Movimientos de Protesta de Mujeres Afganas y Sahar Halaimzai del Fondo Malala, han subrayado que buscar la cooperación con los talibanes no debe silenciar las violaciones extremas de derechos humanos.
La cumbre de Doha, diseñada para definir una estrategia internacional hacia Afganistán, enfrenta críticas por su manejo de la situación de las mujeres. La ONU se encuentra en una encrucijada entre mantener coherencia en su política de derechos humanos y su decisión de continuar relaciones diplomáticas con los talibanes, cuya legitimación y normalización de su gobierno podrían resultar en una mayor represión de los derechos de las mujeres y niñas afganas.