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La obsesión de la derecha por el adoctrinamiento

Luz Martínez Seijo

Diputada por Palencia y Secretaria de Política Social, Educación y Universidades del PSOE. Portavoz de Educación del Grupo Parlamentario Socialista. Licenciada en Filología Inglesa, doctora en Planificación e Innovación Educativa por la Universidad de Alcalá.

¿Qué significa adoctrinamiento? El diccionario recoge la siguiente definición: “persuadir, imponer y controlar las opiniones y decisiones de las personas de menos poder o influencia, empleando una serie de prácticas y medidas que enseñan valores y creencias que más tarde serán consideras como propias por los individuos”. Esta definición, asociada a la educación, implicaría a los docentes como instrumentos para el adoctrinamiento del alumnado, puesto que el profesorado es el responsable de trabajar el currículo, y de enseñar principios y valores en el sistema educativo. 

Niego y rechazo rotundamente las acusaciones de la derecha de que en nuestro sistema educativo haya adoctrinamiento. Los docentes españoles ni adoctrinan, ni el currículo educativo adoctrina o puede adoctrinar. 

¿Qué preocupaciones existen realmente de fondo sobre el currículo? La permanente y obsesiva crítica de la derecha sobre cualquier novedad que modifique el currículo educativo es más que preocupante, porque genera desconfianza y por tanto impide la estabilidad que nuestro sistema educativo debiera tener. La exageración, la hipérbole que les caracteriza en su discurso son muy negativas para algo tan serio como es la educación de nuestros hijos e hijas.

Carecen de sentido las banalidades utilizadas para la crítica del nuevo currículo de matemáticas en educación infantil y primaria, o cómo se está trabajando la educación afectivo sexual (para ellos pornografía infantil) o la lucha contra la violencia de género en el currículo educativo, de manera transversal. Su oposición se visualiza en la reclamación de aplicación del pin parental, algo que por desgracia se ha aceptado en algunas CCAA. ¡Negacionismo de la derecha! Lo hay en esto y en otras muchas cuestiones más que deben formar parte de los contenidos que nuestros jóvenes deben conocer.

Pero si hay algo que resulta verdaderamente llamativo es la ignorancia y, a la vez, mala intención de la derecha al criticar el currículo de historia. Ignorancia porque dejan claro que desconocen el currículo de historia actual, el que ellos mismos impusieron en la LOMCE. El currículo de la LOMLOE no dista mucho de la secuencia lineal que se establece en su ley. 

Lo habitual en otros países es avanzar desde los primeros cursos de Secundaria hasta los cursos correspondientes a nuestro Bachillerato de forma cronológica (tal y como está planteado en la LOMLOE). Así, en los últimos cursos se suelen desarrollar los contenidos más cercanos a la actualidad y realizar un estudio profundo del pasado contemporáneo. En muchos de ellos, el último curso de Bachillerato lo dedican solamente al siglo XX, a partir de 1914. El escaso tiempo dedicado a este periodo ha llevado a que los contenidos se desarrollen desde una perspectiva muy somera, sin profundizar y sin enfoques críticos. Por ello es tan importante la introducción de conceptos de pensamiento y conciencia histórica. Se trata de profundizar para que el alumnado desarrolle un espíritu crítico y analítico y poder comprender muchos de los acontecimientos que nos están sucediendo hoy en día. 

Contemplar una asignatura de Historia de España que aborde de Atapuerca al Bitcóin desde una perspectiva cronológica es realmente poco realista. Pero además es totalmente insólito en nuestro contexto. Ningún país de la Europa Occidental (ni de nuestro contexto cultural próximo) hace algo parecido. Querer abarcar desde los orígenes remotos hasta la actualidad acaba dejando las épocas anteriores a la Edad Contemporánea como una retahíla de fechas y datos sin entrar en una comprensión más profunda (como hacen algunas CCAA) o hacerla desaparecer (como hacen otras).

A pesar de la grandilocuencia de algunos titulares de prensa, realmente el cambio en la carga lectiva de los contenidos previos a la Edad Contemporánea ni es tan profundo, ni tan radical. En la ESO, los periodos anteriores a la Edad Contemporánea van a tener la misma carga lectiva, y en Bachillerato lo que se daba de los periodos anteriores a la Edad Contemporánea era anecdótico en la mayor parte de las CCAA o nulo. Por tanto ignorancia y mentira, que algo queda. 

Y resulta muy hipócrita que la derecha critique el currículo que se está elaborando actualmente cuando ellos, sin ninguna explicación, eliminaron del currículo los movimientos sociales del siglo XIX o la historia del movimiento obrero, ejemplos de movimientos históricos que sin ninguna duda tienen una gran influencia en nuestros días.

No, la derecha no es honesta en educación, ni siquiera obedece a realidades objetivas. Todo lo contrario, la derecha se ha instalado en una deriva extrema y crítica al sistema educativo español. Obvian que cualquier crítica que no se basa en la realidad y en hechos objetivos genera desconfianza en el buen funcionamiento del sistema educativo y la profesionalidad de sus docentes. Es evidente que el concepto de irresponsabilidad no se lo autoadjudica la derecha. Pero la demuestran a diario en cuestiones como la educación, un asunto de Estado. 

Esta reforma la están realizando técnicos y expertos docentes de todas las comunidades autónomas. Nadie debería dudar de su objetividad y profesionalidad. Nadie debería dudar del conocimiento que tiene cada uno de su área y, por supuesto, del buen saber hacer que les da la experiencia.

La crítica es siempre comprensible, pero la crítica constructiva. Sin embargo, lo que la derecha hace es lanzar globos sonda, mentiras y bulos para que algo quede, para desacreditar una buena y necesaria reforma para la mejora de la equidad, de la inclusión y de la calidad educativa. El currículo es una parte imprescindible para mejorar la educación de las generaciones de jóvenes del presente y del futuro. 

La derecha se ha convertido en una máquina trituradora que quiere destruir todo lo que ella no hace o impulsa. Pero hay que recordar que la LOMCE fue una ley nefasta con un currículo muy cuestionado. Una formación política que se digne llamar así debería ser capaz de ver más allá de su propio proyecto y ver que han pasado los años, que los tiempos han cambiado, que los países de nuestro entorno trabajan en la misma línea curricular y competencial que está trabajando España. ¿Y a qué se dedica la derecha? A acusar de adoctrinamiento. ‘Vide credere’.

 

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