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Un hombre toca una lápida. (Jasmin Brutus).

La muerte, ese reclamo electoral: de Griñón a Carabanchel para el descanso musulmán

El único lugar para entierros según el rito islámico continúa siendo el que dio sepultura a la Guardia Mora de Franco. Pero en el último pleno volvieron a darse pasos para otro espacio

Es el segundo intento de habilitar un espacio para entierros por el rito musulmán en Madrid de los últimos años. El primero fue durante la época de Manuela Carmena como alcaldesa, en 2016. El siguiente comienza a dar ahora sus primeros pasos, a instancias de una pregunta del PSOE en el último pleno del Ayuntamiento. Las dos propuestas, en todo caso, son un calco. La idea de Carmena, que entonces quedó congelada y ahora recuperan los socialistas, era acondicionar una parcela de unos 10.000 metros cuadrados en el cementerio de Carabanchel para realizar entierros musulmanes. Hasta la fecha, entre los municipalizados solo uno ofrece inhumaciones de acuerdo a esta tradición. Se trata del cementerio de Griñón.

«La única opción que demos a quienes profesen esta fe no puede ser el mismo lugar en el que Franco enterraba a su Guardia Mora«, reivindicó Ramón Silva, el concejal del PSOE que sugirió en sesión plenaria un nuevo espacio en Carabanchel. Una iniciativa que el órgano aprobó estudiar pese a la oposición de Vox y la abstención de PP y Cs. El cementerio de Griñón fue creado para guardar los restos de soldados marroquíes que lucharon junto al bando sublevado en la Guerra Civil. Desde entonces yacen allí, y hoy sigue siendo un espacio exclusivo para dar descanso siguiendo la tradición islámica. Pero no de manera completa. Otra concejala madrileña, Maysoun Douas (Más Madrid), recordó que solo se permiten entierros musulmanes ‘parciales’.

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La concejala de Más Madrid, Maysoun Douas Maadi. (EFE/Mariscal).

Y es que el rito islámico tiene sus propias particularidades, como reposar el cuerpo mirando a la Meca o dar sepultura sin ataúd, para estar contacto directo con la tierra. Esto último no ocurre aquí, en la capital del país. «Estamos infrarrepresentados«, lamentó Douas. La normativa de la comunidad de Madrid, sin ir más lejos, prohíbe realizar entierros sin féretros, sean cuales sean las circunstancias. Suele atribuirse a un riesgo de contaminación de los acuíferos cercanos al descomponerse los cadáveres. Pero esta es una limitación que otras regiones como Andalucía, Comunidad Valenciana, Ceuta o Melilla han eliminado del mapa para poder cumplir con esta pauta del rito. ¿Por qué lo hacen?

El antropólogo y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Óscar Salguero, apunta a una hipótesis: «La población musulmana crece en muchos de estos puntos de España«, advierte, señalando que, por un lado, resulta lógico tener que dar respuesta a una nueva necesidad incipiente en la sociedad. Pero no es la única lectura. Además de los españoles, muchos musulmanes llegaron desde otros países y, con el paso del tiempo, cada vez más han ido adquiriendo la nacionalidad. «Es decir: un ciudadano musulmán, un voto«, expone Salguero, para el que «no es de extrañar que a veces incluso el anuncio de nuevos cementerios pueda usarse como reclamo electoral«.

Foto: Un grupo de musulmanes reza en el interior de la mezquita de la M-30 en Madrid. (EFE)

Salguero es experto en el estudio de la diversidad religiosa y su impacto en la sociedad. Cuenta con varias publicaciones a sus espaldas que ahondan en la temática, también sobre la distribución de cementerios musulmanes en el país. Llegó a publicar una Guía para la gestión de la diversidad religiosa en cementerios y servicios funerarios (2013) con recomendaciones prácticas para compatibilizar la libertad religiosa con los principios de proporcionalidad y no segregación.

La legislación española, de hecho, reconoce el derecho de la ciudadanía a recibir servicios de acuerdo a sus convicciones religiosas, pero también filosóficas o culturales. Básicamente, a «morir con convicción«. A la vez que crece la pluralidad religiosa, señala el antropólogo, se plantean nuevos retos que recaen también sobre los gobiernos municipales. A fecha de 2020 había 35 cementerios que ofrecían entierros por el rito musulmán en nuestro país. Según Salguero, de entonces ahora otros proyectos similares han comenzado a plantearse o ya son realidad, aunque la cifra continúa siendo muy parecida a la de antes de la pandemia.

El mapa de los cementerios musulmanes en España

El informe más reciente es el que publicó entonces la Comisión Islámica de España, el principal órgano representativo de esta comunidad en nuestro país. Buena parte de ellos estaban en Andalucía: cuatro en Córdoba, dos en Granada y Málaga y uno en Sevilla, Huelva y Cádiz. El resto están distribuidos entre Cataluña (cinco), Comunidad Valenciana (cuatro), Canarias (tres) o Castilla y León (dos). También lo poseen ciudades como Zaragoza, Palma de Mallorca, Pamplona, Murcia, Vizcaya, La Rioja, Ceuta, Melilla y… Madrid, que de momento solo cuenta con el cementerio de Griñón.

Pero podrían llegar a ser más. Según el último estudio demográfico de la CIE, en el último medio siglo obtuvieron la ciudadanía más de 400.000 extranjeros musulmanes en España. Y hay lugares, como las dos ciudades autónomas al norte de Marruecos, en los que son prácticamente la mitad de la población. En 2020 se superó por primera vez la barrera de los dos millones de musulmanes en España.

Foto: El jefe del Gobierno danés, Lars Løkke Rasmussen (d), estrecha la mano del presidente de Ucrania, Petró Poroshenko. (EFE)

Una cifra que cuenta tanto a la población migrante censada (el 58%) como a la que tiene nacionalidad española (42%), aunque se estima que el número pueda ser mayor si se cuenta a los que no forman parte de ningún registro. Madrid es una de las ciudades que más población musulmana concentra. Es algo lógico si se habla de la capital y la ciudad más poblada del país.

De momento, la posibilidad de acondicionar una nueva parcela en Carabanchel vuelve a estar sobre la mesa. Pero su promotor, Ramón Silva, recuerda que aún hay trámites por los que debe pasar antes de darla por sentado. Todo ello debe pasar por la Empresa de Servicios Municipal de Servicios Funerarios, que recuerda que más allá de poder o no realizarse el rito islámico, los musulmanes siguien pudiendo descansar en el resto de cementerios municipales de Madrid. Los hay civiles, cristianos e incluso uno hebreo. Y luego, claro está, quedan los externos: cementerios parroquiales, sacramentales, criptas u otros espacios privados.

Es el segundo intento de habilitar un espacio para entierros por el rito musulmán en Madrid de los últimos años. El primero fue durante la época de Manuela Carmena como alcaldesa, en 2016. El siguiente comienza a dar ahora sus primeros pasos, a instancias de una pregunta del PSOE en el último pleno del Ayuntamiento. Las dos propuestas, en todo caso, son un calco. La idea de Carmena, que entonces quedó congelada y ahora recuperan los socialistas, era acondicionar una parcela de unos 10.000 metros cuadrados en el cementerio de Carabanchel para realizar entierros musulmanes. Hasta la fecha, entre los municipalizados solo uno ofrece inhumaciones de acuerdo a esta tradición. Se trata del cementerio de Griñón.

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