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Ángel del Alcázar, obra del escultor Juan de Ávalos. - Foto: Yolanda Lancha

La ‘Manuel Azaña’ pide retirar ‘El Ángel del Alcázar’

El colectivo propone a la Secretaría de Estado de la Memoria la «resignificación» del Alcázar para acabar con su simbología. Plantea desacralizar la cripta para que se use como una estancia más del Museo del Ejército y desmantelar el Museo del Asedio

El Alcázar de Toledo se ha convertido en el epicentro  de las peticiones relacionadas con la Memoria Democrática. La reciente entrada en vigor de la ley ha impulsado de nuevo las solicitudes para intentar desvincular del todo el edificio de los mitos y gestas relacionadas con el franquismo y conseguir eliminar los vestigios que aún quedan en Toledo a pesar de la retirada de placas y símbolos que se llevaron a cabo hace años.

Por tanto, la Asociación Manuel Azaña acaba de proponer a la Secretaría de Estado de la Memoria Democrática que dé un paso en esta línea con el objetivo de que tanto el Ministerio de Defensa, responsable del Museo del Ejército, como la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, como administración responsable de la Biblioteca regional, lleven a cabo todas las medidas necesarias para que el Alcázar se adapte «a la Ley de Memoria Democrática» y este «singular e histórico edificio sea un lugar de pedagogía democrática».

La asociación, que también se ocupa en estos momentos de investigar las fosas comunes del cementerio municipal, recuerda que el Alcázar fue «lugar de exaltación de la sublevación durante todo el tiempo que duró el régimen franquista y referencia turística» de la España de la dictadura, con invitados como  Heinrich Himmler, jefe de la SS, o el mariscal Petain, entre otros. Además, subraya que «la gesta del Alcázar» también ayudó al encumbramiento de Franco, con lo que el edificio terminó convirtiéndose en «mito fundacional del régimen franquista».

Por estos motivos, el colectivo, presidido  por el historiador Isabelo Herreros, propone la «resignificación del Alcázar» y para lograrlo plantea la retirada del monumento al ‘Ángel del Alcázar’, en memoria de Antonio Rivera, «un joven sublevado, presidente de las Juventudes Católicas de Toledo, que murió  durante el asedio de 1936. En el documento enviado a la Secretaría de Estado de la Memoria Democrática, se subraya que el conjunto monumental, obra del escultor Juan de Ávalos, se convirtió «en lugar de exaltación» de los sublevados y esconde una fosa con «cerca de 200 cadáveres de toledanos correspondientes a ejecuciones extrajudiciales de finales de septiembre de 1936».

Si bien, la asociación no pone pegas a que los bajorrelieves del monumento permanezcan en los exteriores del Alcázar, siempre que se coloquen paneles explicativos de la autoría, la fosa existente y «los trabajos que se llevaron a cabo por mano de obra en régimen de esclavitud», ya que fue habitual utilizar a presos en tareas de reconstrucción al servicio del organismo Regiones Devastadas hasta los años 50.

La cripta. La asociación recuerda que el Museo del Ejército heredó en 2010 el antiguo Museo del Asedio, que funcionó «hasta bien avanzada la Transición», y considera que ha llegado el momento de eliminar los vestigios franquistas. 

Sin duda, la cripta es la zona más significativa de las antiguas instalaciones. El colectivo solicita «su desacralización, la entrega a los familiares de los restos de militares y civiles» y su acondicionamiento como una sala más del museo. No es la primera vez que se lanza esta petición. También el Foro por la Memoria de Toledo y distintos partidos de izquierdas  han demandado a lo largo de los últimos meses la exhumación de los generales José Moscardó y Jaime Milans del Bosch. Si bien, el Gobierno tendría que aplicar el artículo 38.8 de la nueva ley para poder efectuar las exhumaciones. 

Asimismo, la asociación ‘Manuel Azaña’ también reclama que se elimine el conocido despacho de Moscardó, que recibió accidentalmente porque le pertenecía al coronel José Manuel Abeilhe y Rodríguez-Fito, último director de la Academia de Infantería, y ni siquiera allí se produjo la «mitificada» conversación «entre padre e hijo». 

Para el colectivo lo más lógico sería incorporarlo al corredor de las salas del museo. Además, aprovecha para solicitar que el resto de estancias ligadas al Museo del Asedio, que permanecen cerradas pero habilitadas como recreación del «encierro heroico», se desmantelen y sirvan para ampliar las instalaciones del museo e incluso de la Biblioteca regional, «con problemas actuales de espacio». 

Por último, el escrito del colectivo ‘Manuel Azaña’, insta a la disolución de la Hermandad Santa María del Alcázar, cuya misión se basa «en perpetuar el recuerdo de la sublevación franquista» y plantea la retirada del monumento a la victoria franquista de la Avenida de la Reconquista, del que ya fueron retirados sus elementos más polémicos, y el cambio de nombre del colegio ‘Ángel del Alcázar’.

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