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Miembros de Asturias Laica concentrados frente a la iglesia de San Pedro de Gijón, con José Luis Iglesias sosteniendo la pancarta Asturias Laica

La laicidad de las instituciones públicas: una cuenta pendiente en Asturias

En Gijón la alcaldesa Carmen Moriyón asistía a la “bendición de las aguas” por el día de San Pedro y el presidente del Principado, Adrián Barbón, celebraba en Cudillero L’Amuravela

En abril del año 2010 echaba a andar en Asturias la asociación Asturias Laica. Lo hacía con un objetivo compartido con la ya existente Europa Laica, y de la mano de José Luis Iglesias, catedrático de Historia, fundador en la década de los 70 del sindicato educativo Suatea y con un compromiso inquebrantable con la educación pública y laica.

Asturias Laica nacía hace catorce años para reclamar a las autoridades el cumplimiento del principio constitucional que recoge la separación de Iglesia y Estado, garantizando de esta forma la verdadera democracia, tal y como siempre defendió José Luis Iglesias, fallecido el pasado mes de enero, y presidente de la asociación hasta que en 2018 le pasó el testigo a Luis Fernández.

Razonar, argumentar, dialogar y convencer son los cuatro pilares fundamentales sobre los que se asienta esta organización que tiene dos fechas clave en el calendario, entre otras, como lo son el 29 de junio y el 8 de septiembre.

El 29 de junio, Día de San Pedro, Gijón conmemora la festividad de su patrono, efeméride que el párroco de la Iglesia de San Pedro conmemora con una bendición de las aguas del Cantábrico y una ofrenda floral, acto al que, salvo contadas excepciones, siempre han acudido los representantes políticos de la ciudad, y cita ineludible cada año desde su fundación para Asturias Laica cuyos integrantes se concentran en el Campo Valdés para exigir la desvinculación de los representantes institucionales de toda la ciudadanía, de los actos religiosos.

Desde Asturias Laica recuerdan del Tribunal Constitucional del 13 de mayo de 1982 del Tribunal Constitucional, según la cual “… el Estado se prohíbe a sí mismo cualquier concurrencia, junto a los ciudadanos, en calidad de sujeto de actos o de actitudes de signo religioso …”. Ya que la Corporación Municipal, como tal, es una parte constituyente del Estado, se prohíbe a sí misma cualquier concurrencia, junto a los ciudadanos, en calidad de sujeto de actos de signo religioso, explica Luis Fernández.

Según se desprende de esta sentencia y tal y como señala Fernández, los derechos fundamentales y el Constitucional piden a las autoridades su no participación en actos confesionales, ya que “las instituciones no tienen religión”.

El presidente de Asturias Laica refuerza, por tanto, el argumento que la asociación defiende y es lo “inadecuado” de la presencia de la alcaldesa de Gijón en un acto religioso como es la bendición de las aguas por “irrespetuoso e inconstitucional”.

En el caso de la bendición de las aguas en la bahía gijonesa, explica Luis Fernández, hay quien intenta justificar la presencia de representantes públicos esgrimiendo el argumento de que es un acto que es un rito, una tradición que ha excedido hace ya mucho tiempo lo religioso.

“Vivimos en un país que confunde los ritos con la religión”, se lamenta, y explica que Asturias Laica también hay personas creyentes, pues en ningún momento se ataca a la religión, sencillamente se apela a la laicidad de las instituciones pues las creencias religiosas son asunto personal, no de Estado.

Un reglamento en hibernación

En abril de 2023, Gijón puso la primera piedra para convertirse en la segunda ciudad de toda España con una corporación municipal completamente laica. Y así fue cuando, de la mano de la entonces alcaldesa Ana González Rodríguez, primera y única regidora de la ciudad que nunca asistió a la bendición de las aguas en San Pedro, precisamente por mantener la laicidad de las instituciones, el Ayuntamiento aprobó el Reglamento de Acofensionalidad o Laicidad Municipal.

La mayoría de izquierdas que por aquel entonces prevalecía en la bancada del pleno municipal posibilitó esta aprobación de carácter inicial, que dio paso a la apertura del plazo de alegaciones que debería haber concluido con la aprobación definitiva, que nunca llegó a producirse por la vuelta de Foro Asturias al gobierno de la ciudad, de la mano de PP y Vox, tras las elecciones municipales de 2023.

Este reglamento, que para Luis Fernández está en “hibernación”, pues su tramitación ha quedado en “stand by”, fue aplaudido por Asturias Laica “como un éxito”. Se asentaba sobre dos principios, por un lado, la separación entre el poder público municipal y las distintas confesiones religiosas u otras convicciones personales, y por otro, en la igualdad y el principio de no discriminación por razón de religión o ideología.

Recogía que la separación y neutralidad de toda la Corporación en el ejercicio de su labor institucional, de todos los actos religiosos, o la eliminación de la simbología religiosa de todos los edificios de propiedad municipal.

Asimismo aclaraba que ningún acto religioso sería considerado oficial ni se incorporaría como oficial, y especificaba que cualquier acto religioso que se celebrase en espacios públicos estarían sometidos al mismo procedimiento de concesión de permisos o pago de tasas que cualquier otro acto promovido por un particular o entidad privada.

Durante el período de alegaciones destacan las presentadas por el párroco de la iglesia de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, quien, entre otras cuestiones, apelaba a un reglamento cuya necesidad era inexistente o comparaba la bendición de las aguas con la cabalgata de reyes, navidades, semana santa o fiestas nacionales, autonómicas o locales, cuya celebración se preguntaba si también se iba a prohibir.

La realidad es que con lo el cambio de gobierno municipal este documento se ha quedado “en el limbo”, pues como explica Luis Fernández, no se ha aprobado definitivamente, pero sí de manera inicial y las alegaciones están sin responder. Así insta al gobierno local a ir hacia adelante o hacia atrás, es decir, a rematar el proceso o a anular lo que se ha hecho ya que cuentan con la mayoría suficiente para hacerlo. “Prefieren tenerlo congelado”, afirma Fernández.

La “inadmisible” relación entre Principado y Arzobispado

Junto a la del Día de San Pedro hay otra fecha señalada en el calendario para la laicidad, y es el 8 de septiembre, Día de Asturias y también Día de Covadonga, que se conmemora en el Santuario de Covadonga con una misa oficiada por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, y a la que acuden los representantes institucionales del Principado, encabezados por el presidente, Adrián Barbón, creyente católico reconocido y también practicante.

Sanz Montes, sacerdote madrileño que fue nombrado arzobispo de Oviedo a finales de 2009, es muy dado a mezclar política y religión, y por ello nunca ha escondido que no comulga en absoluto con postulados progresistas, de hecho, lejos de esconderlo, utiliza el púlpito para promulgarlo.

Así, cada vez que tiene oportunidad, y el Día de Asturias en Covadonga es una de esas citas, carga en su homilía, abiertamente, contra el feminismo, eutanasia, el ecologismo o refiriéndose como la leyenda del beso al beso no consentido a la jugadora Jenni Hermoso, por el que Luis Rubiales será juzgado, “un sainete jaleado con estrategias calculadas”.

Todo esto sucede ante la presencia del presidente Barbón, algo que “enfada muchísimo” a Asturias Laica porque “es escandaloso”. En este sentido aseguran respetar que el presidente asturiano sea creyente, pero califican de inadmisible “que vaya a rendirle pleitesía en nombre de todos los asturianos”.

Lejos de escudarse en sus creencias personales, Barbón siempre ha respondido que su presencia en Covadonga se debe, en primer lugar, a que es el presidente del Principado y así lo hicieron todos sus antecesores. Tras la homilía del pasado año, visiblemente molesto, y al preguntársele por su asistencia este año, Adrián Barbón respondía que quizás era el arzobispo el que no le quería allí.

El presidente asturiano participaba también este fin de semana en la fiesta de L’Amuravela de Cudillero, conmemoración ‘pixueta’ del día de San Pedro, cuya tradición está vinculada a la construcción de la iglesia parroquial del mismo nombre.

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