Próximamente vendrá a España el pastor alemán Ratzinger. Dada su doble condición: jefe de Estado y líder religioso, surgen dudas sobre la finalidad de la visita. De cualquier modo, ambos aspectos me parecen manifiestamente indeseables.
Si nos visita en calidad de jefe del Estado Vaticano habría que preguntarse qué puede ofrecer. Es evidente que ninguna mejora comercial, financiera o cultural. Tampoco alianza militar alguna. Por lo demás, el Vaticano es un Estado no democrático. Sus cargos no se eligen libremente entre los ciudadanos y la mujer ocupa una posición subordinada.
Forzoso resulta añadir que el Vaticano condenó en su día la democracia y el liberalismo, entendido este último como un conjunto de libertades civiles y sociales que nada tiene que ver con los actuales neoliberales.
Respecto al apoyo prestado a dictaduras abominables como la de Mussolini, Franco o Pinochet no es necesario extenderse para comprender cómo ese Estado no democrático chapotea y negocia con el horror y la sangre cuando le conviene. Obviamente, los Derechos Humanos resbalan en la lasa conciencia vaticana.
Sin embargo, todo parece indicar que Ratzinger visitará nuestro país valiéndose de los privilegios de Jefe de Estado pero, en realidad, como un líder religioso que busca entrometerse en nuestra política interna, además de insuflar un aliento religioso tan pestilente como caduco.
Y estas bocanadas pútridas serán costeadas por nuestros impuestos. Ahora, precisamente ahora, cuando cualquier céntimo es como un chorro de agua en las tierras secas de la crisis provocada por un capitalismo sin control ni conciencia.
Entre las sandeces que predicará (repito, pagado con nuestro dinero) se encuentra su peculiar visión “provida”. De haber sido legal y gratuito el aborto en 1888 posiblemente la humanidad no habría sufrido a Adolf Hitler, pero estos datos no entran en la peculiar doctrina católica.
No menos escalofriante resultan los planteamientos respecto a la eutanasia. Si tu mascota se está muriendo retorcida de dolor, te considerarían cruel si no llamas al veterinario para que le aplique una anestesia general de la que no se vaya a recuperar. Pero si un médico realiza exactamente el mismo servicio piadoso contigo cuando estás muriendo de dolor, corre el riesgo de ser procesado por asesinato.
En realidad, la mezcla de religión y política nos arrastra a numerosas calamidades. Imagine, como John Lennon, un mundo sin religión o, al menos, donde la religión se restrinja al ámbito privado, íntimo.
En esa sociedad no habría 11-S, ni 11-M o 7-J porque, sencillamente, no existirían terroristas suicidas envueltos en bombas. Jamás habría ocurrido la inquisición, ni las cruzadas, la caza de brujas, el complot de la pólvora, la partición india, las guerras árabe-israelíes, las masacres serbo-croatas-musulmanas, la persecución de los judíos como “asesinos de Cristo”, los problemas en Irlanda del Norte…
Sigamos imaginando esa sociedad laica, sin talibanes que vuelen estatuas antiguas, sin decapitaciones ni azotes a las mujeres que enseñan unos centímetros de piel, sin conciencias atormentadas por visiones del sexo propias de mentes enfermas, sin obispos emponzoñando la historia de España y arremetiendo contra la ciencia…
En este sentido, recientemente, unos investigadores españoles han impulsado unos trascendentales avances para prevenir y curar el Alzheimer. La noticia apenas ha encontrado eco. Lamentablemente, la visita del jefe de un Estado no democrático, ex miembro de las juventudes hitlerianas y señalado como encubridor de pederastas ocupara todas las portadas y nos costará miles de millones… extraigan las conclusiones oportunas.
Gustavo Vidal Manzanares es jurista y escritor