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La imputación por inmoralidad a una víctima de violación sacude Túnez

Una mujer agredida por dos policías está imputada ahora por mantener comportamiento ilegal junto a su novio justo antes de los abusos

El caso de una mujer violada por varios policías, y que ha terminado como imputada por comportamiento inmoral ha abierto una enorme polémica en Túnez. La joven, de 27 años, estaba con su novio dentro de un coche a principios de septiembre cuando una patrulla policial se acercó al vehículo y retuvo a la pareja. Exigió dinero al chico y mientras uno de los agentes le acompañaba a sacar de un cajero 300 dinares (unos 150 euros) otros dos violaron supuestamente a la mujer, según  la declaración presentada por la víctima. Pocos días después de interponer la denuncia por agresión sexual contra los policías –que están acusados y en prisión preventiva—, la justicia tunecina comenzó a investigar a la mujer por haber sido sorprendida por la patrulla en un comportamiento inmoral. Aseguran que los agentes les encontraron manteniendo relaciones sexuales.

La joven, que todavía no está acusada formalmente, puede enfrentarse si es condenada a una pena de cárcel de seis meses. Una pena “pequeña”, según su abogada Radhia Nasraoui, conocida militante por los derechos humanos, que tiene más bien un carácter “simbólico”. “Esta acusación no tiene sentido, además no está fundamentada en absoluto en pruebas. Ni siquiera los policías acusados habían dicho que la pareja estaba teniendo un comportamiento inapropiado. El caso es una forma de despertar el miedo en otras víctimas de delitos similares que a partir de ahora temerán denunciar por el miedo a que les suceda lo mismo que a esta joven”, afirma Nasraoui por teléfono desde Túnez.

La abogada, que también preside la Asociación para la Lucha contra la Tortura, explica que violaciones como la supuestamente sufrida por su cliente no son un caso aislado en Túnez. Y, al parecer, están aumentando. La ley de este país es en algunos puntos que mencionan a la mujer la más progresista del mundo árabe –equipara, desde hace 56 años a mujer y hombre y prohíbe la poligamia, por ejemplo—, pero el discurso sobre sus derechos que mantienen el Gobierno del partido islamista moderado Ennahda –en el poder desde que en octubre ganara las primeras elecciones democráticas desde 1956, tras el derrocamiento en enero de 2010 del dictador Ben Ali— es cada vez más conservador. Ejemplo de ello es su intención, finalmente fracasada, de definir en la nueva Constitución a la mujer como “complementaria” en lugar de “igual”.

“La violencia policial contra las mujeres no es algo organizado, pero el discurso del partido (Ennahda) sobre las mujeres ha preparado el terreno”, ha dicho Belhaj Bouchra, otra de las abogadas de la víctima a la agencia France Press. Desde que su imputación salió a la luz, las manifestaciones de apoyo a la mujer se han sucedido en Túnez. Además de pequeñas concentraciones, como la de ayer en la que unas 200 personas se manifestaron a las puertas del tribunal donde la pareja debía comparecer para ser interrogada, la oposición, organizaciones feministas y de derechos humanos, como Amnistía Internacional, se han movilizado para denunciar el caso. La polémica ha traspasado ya las fronteras de Túnez y esta mañana un grupo de activistas de la organización feminista Femen se ha manifestado en toplés ante la estatua de la Venus de Milo, en el Louvre.

Mientras, el Gobierno de Túnez no adopta una postura clara y crítica contra la acusación de inmoralidad. El primer ministro de ese país, Hamadi Jebali, condenó el martes la violación y aseguró que los policías serían juzgados severamente. “Este gesto de los policías es imperdonable. No hay ninguna justificación para este acto bárbaro que va en contra de todos nuestros valores morales”, aseguró al diario belga Le Soir en una entrevista publicada ayer con motivo de su visita a Bruselas. Jebali, sin embargo, tuvo palabras mucho más templadas con las investigaciones sobre la mujer. “Hay quizá, según la autoridad judicial, un caso de comportamiento inmoral, pero lo esencial en este caso es el atentado inaceptable contra la dignidad de una mujer”, añadió.

El ministro de Justicia, Noureddine Bhiri, ha defendido hoy la actuación de la justicia en el proceso. “La violación de la chica es horrible, pero la justicia está siendo muy seria en su análisis del caso”, ha asegurado en un vídeo colgado en la web del ministerio. Bhiri ha criticado los comentarios sobre el caso y la cobertura de algunos medios que, ha dicho, “pueden perjudicar la imagen de Túnez, de la justicia y de la credibilidad, y la confianza, que la gente deposita en ella”, ha estimado.

“Nunca habría creído que fuese a ser interrogada por un tribunal como acusada. Yo pensaba que era la víctima, no la acusada”, ha declarado la mujer, que ha preferido mantener su intimidad, al diario tunecino Al Chourouk. “No voy a renunciar [a la denuncia] después de haber sido humillada de esa forma”, ha insistido.

Los tres policías que supuestamente la agredieron y robaron a la pareja están encarcelados desde hace semanas y se enfrentan a durísimas sanciones. En Túnez, la violación con violencia está teóricamente penada con la pena capital, aunque desde hace más de 20 años no se llevan a cabo ejecuciones en ese país.

La mujer víctima de violación en Túnez junto a su abogada ayer, a su salida de los juzgados. / ZOUBEIR SOUISSI (REUTERS)

Activistas del grupo Femen se manifiestan en el museo del Louvre (París) contra la imputación de la víctima de violación tunecina. / Atlas

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