En la conversación mantenida por el Papa Ratzinger con el escritor Peter Seewalda, materializada después en el libro “La luz del mundo”, daba la impresión que el Vaticano había dado un pasito adelante en lo referente al uso del preservativo como elemento protector del contagio de muchas enfermedades, en especial el sida, aunque la permisividad de Ratzinger fuera restringida para la prostitución masculina.
Viendo los siglos de diferencia que la Iglesia siempre ha llevado respecto a los avances científicos y a la evolución de la sociedad, las palabras de Ratzinger nos dieron la impresión de un tímido pero, a la vez, gran progreso en su atávico pensamiento y maneras de obrar.
Sin embargo, monseñor Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal, ha realizado un comunicado oficial de los obispos, tras su semana de encierro y reflexiones en la realización de su Asamblea Plenaria. Niega Martínez Camino que el Papa acepte, en situación alguna, el uso de los preservativos, pues la utilización de los mismos siempre "se produce en un contexto de inmoralidad". Desconocemos si estas declaraciones son una simple negación de las palabras de Ratzinger o una particular interpretación de las mismas.
Lo bien cierto es que el Papa de empecina en afirmar que "España lucha de manera dramática entre fe y secularismo" (sic), recordando lo ya afirmado en su rueda de prensa, mientras volaba hacia Santiago de Compostela. Habría que saber de dónde obtiene Ratzinger tales "inspiraciones" acerca de las inquietudes de los españoles, porque los del lugar no captamos tal lucha dramática. La preocupante y dramática desazón del pueblo español es cómo y cuándo se podrá salir de esta brutal crisis de carácter global y origen financiero. Acompañada esta inquietud por la actitud nada patriótica y demasiado torticera del Partido Popular (González Pons, Cospedal, Rayoy…), que intenta enredar con sus embustes ya no sólo al pueblo español, sino sembrar la duda en Europa sobre la solvencia y capacidad de España para cumplir la palabra comprometida. Y ello con la finalidad de que se nos presione desde fuera para que haya un adelanto electoral, y así meter sus sucias pezuñas en la Moncloa, única finalidad que persiguen, aunque hundan a España entera en este trance de su ambición desmedida.
Atendiendo a las manifestaciones de unos (obispos) y de otros (mandatarios del PP), es muy sencillo llegar a la conclusión del ensamblaje de la Iglesia y la derecha extrema que es el PP. Juntos pretenden acabar con el legítimo Gobierno Socialista y la instalación nuevamente de la derecha ultra en el poder. Unidos están en todo. Ahora, a pocos días del 20N, con lo sucedido en el Valle de los Caídos, el presidente de la Conferencia Episcopal, Rouco Varela transmitirá a los monjes benedictinos del Valle de los Caídos el total apoyo de la Asamblea Plenaria; como si la vida y futuro de dichos monjes peligrara de alguna forma.
Respecto a la propuesta de la ministra de Sanidad de elevar a ley la preservación de la muerte digna, los obispos españoles, retorciendo los argumentos, ya han manifestado su radical oposición a lo que intencionadamente denominan "asesinato". Las mismas malicias que utiliza su socio, el PP.
Y, a pesar de haber guardado el gobierno en el cajón de los recuerdos la Ley de Libertad Religiosa, en contra de la voluntad de muchos de sus militantes, simpatizantes y votantes, Rouco Varela sigue provocando y mintiendo a la sociedad española hablando de "sociedad paganizada", insistiendo taimadamente en que España se halla inmersa en la "idolatría del progreso material y personal", en un "secularismo" que desprecia a Dios y pone su "vana confianza en las utopías terrenas".
Es inconsentible tanta desvergüenza por estos que se autodenominan "representantes de Dios en la tierra". Sus palabras son totalmente semejantes a las empleadas por el PP en su obsesivo empeño en desprestigiar al gobierno y a su presidente, Rodríguez Zapatero, y su finalidad, la misma.
Sabemos que es tarea primordial de este gobierno salvar lo mejor posible la situación perentoria en que la crisis financiera global no ha metido. Pero, en cuanto la angustia económica nos deje respirar, hay que exigir a Zapatero que presente ante el Congreso la citada Ley de Libertad Religiosa para su aprobación, asi como que inicie los trámites para acabar con el Concordato -vestigio franquista- :que España sea un Estado laico, como la mayoría de los Estados europeos. Al menos, y con todo el respeto a las creencias de cada cual, que la Iglesia católica se pague sus gastos, al igual que hacen el resto de las confesiones religiosas.
Hay que recuperar la dignidad que se nos arrebató con aquello que denominaron eufemísticamente Alzamiento nacional, (protegido y bendecido por esta misma Iglesia) cuando no fue más que un traidor golpe de estado, que conllevó tres años de guerra fraticida y cuarenta de tropelías, abusos, miedos, robos y gente asesinada y olvidada en fosas que pretenden impedir que rescatemos.
Mª Dolores Amorós Montaner es catedrática de Lengua Española y Literatura