La Iglesia vive una década dorada de ingresos públicos en plena sangría de seguidores
La boyante etapa coincide con una pérdida de curas (-14,36%), bautizos (-34,58%) y bodas (-41,68%), lo que cuestiona un modelo en el que ateos, agnósticos y creyentes de otras religiones financian la fe católica
La figura que mejor define la realidad de la Iglesia católica en España es una flecha descendente. Se dispersa y se pierde buena parte del rebaño religioso, caen las vocaciones, cae la asistencia a misa, cae la administración de sacramentos… Pero también hay una flecha que apunta alto. Es más, cada vez más alto. Es la flecha que describe la evolución del dinero público, directamente salido del Estado, que recibe la institución católica.