El dictamen de la Delegación de Madrid sobre la inseguridad de enterrar al dictador en la cripta libera al Arzobispado del problema planteado por su familia
La Iglesia y Moncloa mantuvieron encuentros discretos para vetar la catedral. El prior del Valle es el único escollo eclesiástico para exhumar a Franco
Si la familia no ofrece otro lugar, el Ejecutivo decidirá enterrar a Franco en el cementerio de Mingorrubio, junto a su esposa
Los restos de Franco no acabarán en La Almudena para alivio del Gobierno, pero especialmente del Arzobispado de Madrid. El informe de Delegación del Gobierno, desaconsejando la inhumación de los restos del dictador en la catedral de Madrid alegando «evidentes razones de seguridad y de orden público» permite poner punto y aparte a una polémica que ni los obispos ni el Ejecutivo querían que se diera.
Pese a la estrategia de la familia Franco, el informe dará al Ejecutivo el sostén jurídico y político necesario para tomar una decisión que la Iglesia avala. Y que sirve para no tener que afrontar el escándalo que supondría enterrar a un dictador bajo el suelo de la catedral regentada por el cardenal que ha sido colocado por Francisco para cambiar el rostro de la Iglesia española tras dos décadas de mandato de Rouco Varela, Carlos Osoro. Los obispos llegaron a admitir que veían muy difícil impedir ellos mismos que la familia de Francisco Franco llevara los restos al templo del centro de Madrid.
En las últimas semanas, Iglesia y Gobierno establecieron una ronda de contactos tras conocerse que los nietos del dictador manifestaron su deseo de enterrar a su abuelo en una tumba en la cripta de la Almudena, adquirida a perpetuidad en 1987 por Carmen Franco.
La hija del dictador compró la sepultura por el equivalente a 150.000 euros y es donde están enterrados tanto Carmencita como su marido, el marqués de Villaverde. El informe de la Delegación de Gobierno plantea tanto razones de orden público, como de alteración del normal funcionamiento de la cripta, que también funciona como templo parroquial y donde se ofician misas, se da catequesis y hay actividad de Cáritas.
Los contactos entre los políticos y los obispos de Madrid han sido discretos con la premisa de que la Iglesia no tiene nada que decir pues el actual escenario que se plantea es el de la exhumación del Valle, algo en lo que tanto la diócesis como el Vaticano ya han anunciado que no pondrán objeción alguna una vez la decisión sea firme.
El único escollo, desde el punto de vista eclesial, sigue siendo el prior benedictino, Santiago Cantera, aunque distintas fuentes aseguran que, llegado el momento, el religioso ( quien se presentó a dos elecciones por la Falange) no podrá negarse a la salida de los restos de Cuelgamuros.
En todo caso, la publicación del informe permitirá al Gobierno tomar una decisión definitiva respecto a la exhumación de Franco. Una circunstancia recibida con alivio por el entorno del cardenal Osoro cuya labor de mediación está resultando fundamental a la hora de encontrar una solución satisfactoria al futuro de los restos de Franco.
Respecto a esto último, vuelve a ganar enteros la posibilidad de que Franco recale finalmente en el cementerio de Mingorrubio, en el Pardo, donde también reposan los restos de su mujer, Carmen Polo. Si la familia no plantea un lugar distinto a la Almudena, será el Gobierno quien tome la última decisión.