Entre 2016 y 2019, la institución gastó 51,7 millones menos de los que ingresó por la casilla de la Iglesia, saldo que dedicó en casi un 60% a la emisora. El resto del superávit, 21,14 millones, fue enviado al “fondo de reserva”, una hucha que controla la Conferencia Episcopal.
La Iglesia católica ha acumulado 51,7 millones de euros de superávit en cuatro años gracias al dinero público que recibe cada año por las equis marcadas en la declaración de la renta, según las memorias económicas de la Conferencia Episcopal Española (CEE) examinadas por infoLibre. Casi el 60% de este superávit fue a parar a Trece, brazo televisivo del grupo mediático de la Iglesia. Este envío de dinero de origen público a una sociedad mercantil es una práctica cuestionada por el Tribunal de Cuentas, que cree que podría vulnerar la normativa europea sobre libre mercado. El resto, algo más del 40%, ha pasado a engordar el llamado “fondo de reserva” de la institución católica. Ni la CEE ni Trece respondieron a las preguntas planteadas por este periódico para este artículo.
El superávit de la Iglesia en 2016 gracias al dinero público que le llegó vía IRPF fue de 19,3 millones, de los que 9 fueron a Trece y 10,3 al fondo de reserva de la Iglesia.
En 2017, el saldo positivo ascendió a 15,9 millones: 11 para Trece y 4,9 para la hucha. Un año después, en 2018, el superávit descendió hasta 3,76 millones, íntegramente dedicado a la televisión que emite El Cascabel. ¿Con qué justificación se envió allí el dinero? Así lo explicaba Fernando Giménez Barriocanal, vicesecretario de Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal, en el documento Principales cifras de la economía de la Iglesia católica en España. Año 2018: “La Asamblea Plenaria [de la CEE] entiende que se trata de un proyecto plenamente coincidente con los fines propios de la Iglesia de apostolado, además de permitir participar de la eucaristía diaria a miles de personas impedidas, enfermas o de avanzada de edad en hospitales, residencias de ancianos o sus propios domicilios”. El también presidente de COPE señalaba que “en los ocho años de vida del canal se han retransmitido cerca de 3.000 eucaristías con una audiencia acumulada de más de 200 millones de personas”.
En 2019, el último ejercicio del que la CEE ha elaborado memoria, la cuenta favorable a la Iglesia gracias al IRPF fue de 12,74 millones, resultado de sumar los 6,8 millones para Trece y 5,94 para el fondo de reserva. Esta vez, no aparece calculada esta cifra ni rotulada como “superávit”, un apartado que sí está en memorias anteriores. No obstante, los conceptos que componían el “superávit” en memorias anteriores –Trece y fondo de reserva– se repiten en la del 2019. Se trata de un cambio en la forma de presentación, que se produce justo después de que el Tribunal de Cuentas cuestionase que la Iglesia católica obtuviese superávit gracias al IRPF.
Es necesario hacer una puntualización para entender de qué superávit estamos hablando. No se trata del saldo positivo que recogen las cuentas de las diócesis para el conjunto de su actividad económica, que incluye ingresos privados como por ejemplo las donaciones. Dicho superávit, que podríamos llamar global, fue de 22,1 millones en la última memoria presentada (2019). No, aquí lo que se aborda es el superávit obtenido gracias el IRPF, que supone para la Iglesia un ingreso mayor del que gasta y justifica. Ese superávit gracias al dinero público pagado por todos los contribuyentes es el que ha ascendido a 19,3 millones en 2016, 15,9 en 2017, 3,76 en 2018 y 12,74 en 2019.
De modo que el superávit gracias al IRPF en el periodo 2016-2019 asciende a 51,7 millones, según la información recogida en las memorias de la CEE, que hasta el año que viene no presentará el resumen del ejercicio 2020. Ese saldo favorable se debe a que la institución católica no emplea todo lo que llega año a año gracias a la casilla de la Iglesia, cantidades que desde 2008 han rondado los 250 millones al año para luego ir subiendo hasta situarse en más de 300 millones en 2019, ejercicio récord, como se observa en el cuadro de evolución de la asignación vía IRPF realizado por la propia CEE.
De esos 51,7 millones de superávit gracias al dinero público, 30,56 (59,1%) fueron destinados a Trece y 21,14 (40,9%) al fondo de reserva de la Iglesia, siempre según las memorias de la jerarquía católica.
infoLibre preguntó a la CEE, entre otras cuestiones, a cuánto ascendía el fondo de reserva, sin respuesta. Lo que sí se sabe por las memorias publicadas –una exigencia del Gobierno a raíz de subir la asignación por cada equis en la casilla de la Iglesia del IRPF del 0,5239% al 0,7%– es que entre 2016 y 2019 se le asignaron más de 21 millones.
Ni la CEE ni Trece aclaran cuánto ha dedicado en total la Iglesia a la emisora, ni qué parte sale del IRPF.
El Tribunal de Cuentas cuestiona el envío a una empresa privada de dinero salido del Estado por su posible colisión con el derecho comunitario
Tanto el superávit gracias al dinero público como su entrega parcial a Trece son prácticas controvertidas. El informe del Tribunal de Cuentas sobre la relación económica Iglesia-Estado, aprobado en julio de 2020, era claro: “El importe de la aportación debería ajustarse al valor de las necesidades a cuyo sostenimiento se ayuda”. Y añadía: “Ha de señalarse que no ha sido objeto de acuerdo entre el Estado y la Iglesia, o de regulación, el tratamiento de eventuales desajustes (déficits y superávits)”. Hay un vacío. El informe alertaba también de “una posible divergencia entre el compromiso de colaboración adquirido por el Estado y las necesidades efectivas de financiación de la Iglesia“.
El destino del superávit es lo que más preocupa al órgano fiscalizador, que recalca que las memorias recogen “aportaciones de fondos propios a una entidad mercantil controlada por la Iglesia [Trece TV] procedentes de la asignación tributaria”. Y eso plantea posibles problemas. ¿Por qué? Lo señala el propio informe, que recuerda que el Tratado de Funcionamiento de la UE prohíbe las ayudas con fondos estatales, “bajo cualquier forma”, que “falseen o amenacen falsear la competencia, favoreciendo a determinadas empresas”. El informe concluye: “A estos efectos, resulta relevante la intervención del Estado en la exacción de los fondos que constituyen la asignación tributaria, y la naturaleza pública de esta intervención”. El Tribunal de Cuentas pone así bajo sospecha el dinero entregado a Trece, para lo que se apoya también en jurisprudencia europea. El informe recomienda regular el “tratamiento” que se dé a los superávits, así como la información que le permita al Estado “comprobar si el destino” del dinero público es compatible con el derecho comunitario. El Gobierno está negociando con la CEE diversos asuntos, entre ellos la introducción de reformas de la relación económica Estado-Iglesia. Está por ver en qué se traduce y si afecta a este punto.
Enrique Ruiz del Rosal, economista miembro de Europa Laica, critica que la Iglesia logre superávit gracias a fondos públicos y lamenta que parte del mismo vaya a una empresa privada. “Es una alteración del mercado incompatible con el derecho comunitario”, señala Ruiz del Rosal, que ya lo decía antes del informe del Tribunal de Cuentas. “Estamos jugando con fuego, porque si acaba llegando una sanción, no la va a pagar la Iglesia, la va a pagar el Estado“, advierte. El economista también afirma que la Iglesia peca de falta de transparencia por no hacer público a cuánto asciende su fondo de reserva.