La Universidad privada Nebrija alcanzó un acuerdo con el Arzobispado de Madrid en 2018 por 37 millones de euros. El caso, desvelado por EL PAÍS, está ahora en los tribunales y ha provocado la rescisión del contrato entre ambas partes
Un paso atrás para garantizar la viabilidad de más de un centenar de ancianos en una residencia de mayores de Madrid. Una fundación del Arzobispado de la capital y la Universidad Nebrija han firmado este miércoles un acuerdo para que todo vuelva a sus orígenes. Según el documento al que ha tenido acceso este periódico, tanto la residencia de ancianos de la Fundación Santísima Virgen y San Celedonio, ubicada en la calle Padre Damián, 22, a solo cinco minutos a pie del Santiago Bernabéu, como la parroquia de San Jorge con la que colinda ―cerca de 29.000 metros cuadrados― serán de nuevo gestionadas por la Iglesia madrileña tras su venta por 37 millones de euros en 2018.
“Estamos trabajando para mantener el patrimonio de las fundaciones y garantizar de nuevo sus fines fundacionales”, subraya un alto cargo del Arzobispado presente en las negociaciones. “Confiamos, al mismo tiempo, en que la justicia se pronuncie frente a los responsables”. El texto acordado con la universidad privada consta de siete puntos. Será enviado al juzgado de instrucción número 28 en las próximas horas para que levante parcialmente parte de las medidas cautelares ―Nebrija tenía prohibida la venta de la residencia y los terrenos tras llegar el caso a los tribunales—. Esta venta formaba parte de una trama urbanística que ha terminado con más de 30 imputados ―abogados, banqueros, interventores, empresas e incluso un exdirector de periódico― acusados de corrupción y falsificación documental, entre otros delitos.
Todo comenzó el 14 de noviembre de 2019. En esta residencia con forma de U convivían más de 150 ancianos y una congregación religiosa de monjas. Formaban parte de la Fundación Santísima Virgen y San Celedonio, que se creó el 1 de julio de 1916 fruto de una donación del Conde del Val, un marqués que quiso crear una organización sin ánimo de lucro para atender a las personas mayores más desfavorecidas. La fundación estaba gestionada por el Arzobispado. “La venta se ha hecho con un 90% de apoyo de las familias de los ancianos”, argumentaban fuentes del patronato de la fundación cuando EL PAÍS destapó el caso. Era falso. Esta venta formaba parte de una gran trama urbanística dentro de la Iglesia madrileña.
Según contaban los anteriores miembros del patronato de la fundación, la enajenación se produjo porque la residencia no estaba adaptada al siglo XXI y los ancianos necesitan mejores atenciones. Sin embargo, según las cuentas a las que tuvo acceso este diario, la fundación tuvo una reforma de más de 1,5 millones de euros tres años antes. Otro miembro del patronato aseguraba que se hizo por el estado de las cuentas: “No tenemos dinero para imprevistos”. Las cuentas arrojaban un beneficio medio de 177.460,65 en los últimos cinco años. Con la venta, la Universidad Nebrija quería construir residencias para estudiantes. En el acuerdo firmado este miércoles, la Iglesia madrileña devolverá sin intereses el primer y único pago hasta la fecha: 16,5 millones de euros. Los mayores y sus familiares tenían los días contados. La venta contemplaba la marcha de todos ellos en noviembre de 2021, que se frenó en seco tras llegar el caso a los tribunales. Ahora, todo volverá a sus orígenes. No habrá venta. La residencia seguirá como hasta 2019.
Cerca de 200 familias que estaban de alquiler, más de 100 ancianos y casi una veintena de monjas que viven en una residencia de mayores han sido, por el momento, los grandes perjudicados de la trama inmobiliaria de la Iglesia en Madrid, destapada por EL PAÍS. Las tres operaciones aglutinan las enajenaciones de 18 edificios. Todas pertenecen a fundaciones tuteladas por el arzobispado. Las ventas se produjeron en los tres últimos años. Juntas han sumado un monto de más de 100 millones de euros. La Iglesia pretendía comprar un solar con este capital para construir una “Ciudad de la Misericordia” al suroeste de Madrid, una especie de minivaticano con residencias para mayores y varios colegios católicos. Una quimera. El Vaticano se enteró de estas noticias y envió hace un año a un abogado para asesorar al cardenal Carlos Osoro (titular del arzobispado madrileño) en toda esta causa. El enviado de Roma encargó a un bufete de Madrid revertir todas las operaciones. Este ha sido el primer caso.