Las parroquias ponen en marcha una campaña para que puedan recibir los sacramentos tras asistir a catequesis dos veces al mes a partir de enero
«Fue una ceremonia íntima, pero muy emocionante». Así recuerda Rolando Masso, cubano, 36 años, su bautizo «por amor» a la que iba a convertirse en su mujer pocas fechas más tarde, asturiana de Ribadesella. Pero también «convencido» de que quería «hacer oficial» su cristianismo después de que su partida de bautismo no apareciese tras mucho buscar en los registros eclesiales de La Habana.
Y esas dos razones combinadas le llevaron a prepararse durante varios meses de catecismo, en los que volvió a «refrescar muchas cosas que había olvidado», oraciones, simbolismos, mandamientos, para culminar bautizado en la noreñense Capilla del Ecce Homo en abril.
Como en su caso, la Iglesia asturiana ha detectado que, en los últimos tiempos, «han aumentado notablemente las personas de edad que se acercan a las parroquias solicitando recibir los sacramentos de la iniciación cristiana». Así que se ha puesto manos a la obra para incrementar bautismos, primeras comuniones y confirmaciones entre los mayores de 20 años que aún no los han recibido y, para conseguirlo, las parroquias de la región pondrán en marcha una ofensiva que busca afianzar la fe entre ese público objetivo. Se trata, explican fuentes del Arzobispado, de «regularizar esta situación», para lo que el Arzobispado, a través de la Delegación episcopal de Enseñanza y Catequesis, ha diseñado un itinerario formativo y pondrá a los aspirantes en manos de «catequistas especializados en catequesis de adultos». Catecúmenos que deberán asistir a «a dos sesiones al mes que comenzarán a partir de enero, debiendo formalizarse las inscripciones en las parroquias antes del fin de este diciembre».
Y, como en toda buena gestación, será un proceso que concluirá nueve meses después, en septiembre, cuando la recepción de los sacramentos se celebrará colectivamente en la Catedral, presidida por el propio arzobispo de Oviedo.
La Iglesia asturiana no oculta su preocupación por lo que denomina «los efectos de la secularización», que, alertan, «comienzan a notarse intensamente en las estadísticas eclesiales». Y, en concreto, los números de la Secretaría General del Arzobispado de Oviedo confirman que los sacramentos están de capa caída en Asturias.
El organismo de la curia, que ha comparado las estadísticas del periodo 2002-2010, ha observado «un lento descenso de bautismos y comuniones» en la región, aunque «la mayor preocupación» que acucia a la Iglesia asturiana son las cifras referidas a la confirmación, «un ámbito sujeto a una fuerte crisis y que desciende paulatinamente con el paso de los años, lo que puede evidenciar una muestra del alejamiento progresivo de la Iglesia por parte de los jóvenes, sometidos a un proceso de fuerte secularización». O lo que es lo mismo, advierte Sanz Montes: «Falta compromiso».
El gobierno de la Iglesia llega incluso a calificar de «auténtico descalabro» la evolución sacramental. Sólo un dato: las confirmaciones se han reducido prácticamente a la mitad en el periodo 2002-2010, de 1.680 a 969.
Rolando Masso y su madrina, durante su bautismo, en la Capilla del Ecce Homo. :: E. C.
Archivos de imagen relacionados