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La Iglesia católica, el intelectual orgánico del P.P.

La Iglesia católica, el intelectual orgánico del P.P. Garzón, I.U., proclama, en la Sexta, su fe cristiana  e Iglesias y Sánchez lo repasan por la izquierda.

Desde la legalidad parlamentaria el P.P. está cambiando la legalidad constitucional sustituyendo la Declaración de derechos y libertades individuales y sociales, proclamadas en el artículo 1º de la Constitución, por la Doctrina cristiana y el Derecho canónico. Y nadie, ninguna fuerza política parlamentaria ha denunciado este giro reaccionario, clerical y anticonstitucional.

Esta agresión a los derechos y libertades individuales y esta sustitución de la legitimidad fundamentada en la libertad por otra legitimidad, de origen autoritario, clerical y antidemocrático, fundamentada en la ley divina, en su dios, ha transformado al Estado y la sociedad en súbditos de la voluntad clerical. En temas tan esenciales para poder ser libres o súbditos como: la discriminación educativa por sexos, siguiendo la norma establecida en las encíclicas “Castii connubi” y “Divini illius magistri” del papa, aliado al fascismo, al nazismo y al franquismo, Pío XI.

En aplicación de esta y otras encíclicas y documentos de éste y otros papas condenan el divorcio, los anticonceptivos, la píldora del día después, el aborto, la libertad sexual desde los 13 años hasta la muerte, el feminismo, la homosexualidad, el matrimonio entre parejas del mismo sexo…exactamente condenan las mismas libertades que fueron condenadas durante la Dictadura de Franco y durante los 1.600 años de dictadura clerical compartida con las monarquías y los imperios. Esta legislatura de Rajoy ha sido una legislatura que ha impuesto una contrarreforma moral que afecta a prácticamente todos los ciudadanos. A pesar de ser éstos moralmente libres y de estar defendida esa libertad contra las leyes que obstruyan su ejercicio: la moral y los valores cristianos

Ideológica y moralmente el gobierno del Partido Popular no ha dejado de legislar, con ansiedad y precipitación, contra las conquistas morales y libertades sexuales de que los ciudadanos venían disfrutando. El Opus dei y la Conferencia episcopal han tomado a saco el gobierno del P.P. para imponer sus valores y la doctrina cristiana contra las libertades y derechos individuales.

No basta con decir que el franquismo clerical está empujándonos hacia la sacristía de la pestilente caverna nacionalcatólica. Es necesario parar los pies, definitivamente, a estos fantasmas del pasado. España, ya lo dijo Azaña, ha dejado de ser católica. Y si aún no se han enterado sólo hay que ir a las encuestas del CIS para comprobar que, año tras año, se repite la misma respuesta de que sólo en torno a un 18% de españoles van regularmente a misa. Que cada año más españoles se atreven a declararse no católicos, el 25%. El otro 55% o no sabe o no contesta. Y que la religión ha quedado reducida al folclore de las procesiones de semana santa. Eso, y poco más, es todo lo que queda.

Y sin embargo la derecha necesita de dios y la Iglesia católica porque su sistema de valores, negación de la Declaración de derechos individuales y humanos, son los únicos valores que tiene la derecha. Por lo que a nadie debería sorprender que la Iglesia permanezca siempre, desde sus orígenes institucionales, vinculada al Poder. Sean imperios, monarquías, dictaduras o el propio fascismo. La democracia y las libertades individuales siempre han sido sus enemigos.

¿Alguna vez?, la izquierda nacida tras la derrota de la República y criada bajo la pestilente doctrina del nacionalcatolicismo franquista va a entender que la defensa de las libertades es la defensa del ejercicio de los derechos individuales contra la imposición de doctrinas morales ortodoxas, dogmáticas, autoritarias, antifeministas y homófobas. Que la libertad es, también, libertad moral o no es.

Y sin embargo, el sábado 31 de octubre, coincidiendo con el susto de Halloween, el candidato de I. U. a la Presidencia, señor Garzón, hacía, en el programa de la Sexta, por la noche, una profesión de fe cristiana que ni los mártires hubieran hecho antes de ser devorados por los leones.

[NOTA LAICISMO: Para valorar las declaraciones de Garzón, puede verlas entrando en Alberto Garzón defiende en directo que la religión salga de la escuela]

Esta proclamación de fe del señor Garzón resultó humillante para cualquier republicano, para cualquier comunista, para cualquier socialista, para cualquier progresista, para cualquier ateo, para cualquier anticlerical, para la memoria histórica de los millones de españoles que murieron en defensa de la República, simplemente por ser anticlericales, ateos, progresistas y proclamar unos valores humanos e individuales contrarios a los “valores cristianos”. Reivindicados éstos, no los republicanos, por el señor Garzón. Quien, por si faltara poco para engrandecer su acto humillante de sumisión a la autoridad clerical, como en la Edad Media, ensalzó a su madre como modelo de madre cristiana, no como madre. ¿Se puede caer más bajo?

¿Sabe el candidato de Izquierda Unida que la Constitución republicana separó el Estado de la Iglesia, aprobó el matrimonio civil y el derecho al divorcio, dio el voto a las mujeres y las elevó a la misma categoría jurídica que los hombres? ¿Sabe que la República aprobó la “Ley de Congregaciones religiosas” para garantizar el laicismo del Estado, la sociedad y de la educación contra el despotismo secular de la Iglesia, que sigue siendo la misma que hace cuarenta, cien, quinientos, mil años.

Porque, señor Garzón, es dogmática y ortodoxa y le es imposible cambiar ni una sola coma de sus dogmas. Si lo pudiera hacer no sería dogmática sino inestable en cuestiones de doctrina. Y ese relativismo está condenado por ella misma. Que otra cosa es que se disfrace su parte externa, visible, en consonancia con los tiempos para sobrevivir en todas las tempestades. Pero el disfraz no cambia sino que oculta, enmascara, el contenido dogmático, que permanece inalterable.

¿Aún no se ha enterado usted que fue la Iglesia católica, desde su Estado, el Vaticano, dirigido teocráticamente por su Jefe, el papa, la que organizó la lucha contra la República y sus valores republicanos? Primero el papa Pío XI escribió la encíclica “Dilectísima nobis”, 1933, dirigida a la derecha española para que se movilizaran contra los valores republicanos, conquistaran el Estado e impusieran los valores católicos.

Segundo organizó la CEDA, dirigida por el católico Gil Robles, que se propuso instaurar un Estado corporativo, fascista, según recomendaban las encíclicas originales “Quod apostolici muneris”, precedente de la “Rerum novarum”. La actual ha sido falsificada sustituyendo su contenido original por otro que no hace referencia al Estado corporativo y a la defensa del capitalismo o propiedad privada de los medios de producción. Que, sin embargo, si están enunciados en su precedente encíclica. Tercero santificó y calificó, en la “Carta colectiva” de toda la jerarquía católica, de guerra ideológica y de defensa de la religión, la sublevación militar contra la República y finalmente, y en premio por su adhesión a la Dictadura de Franco, firmó el Concordato de 1953 que dejaba, como ya hizo Mussolini, en manos del clero, de la Iglesia católica, la vigilancia e imposición de la moral, “los valores cristianos” en los que Garzón se siente orgulloso de haber sido educado por su católica madre, y el dominio absoluto sobre todo el sistema educativo.

Los profesores tenían que jurar sumisión al clero y a su doctrina y valores: los principios fundamentales del Movimiento, que estaban vinculados a los valores cristianos. Dueños del país y del Estado franquista, habían prohibido la libertad religiosa, que tanto reivindican ahora. La prohibieron en todas las constituciones desde la de Cádiz, 1812. Y cuando no la pudieron prohibir, como en la Iª República, incitaron a la guerra contra ella. El carlismo es su fiel representante en aquéllos tiempos incinerados por los cruzados del cristianismo contra las constituciones liberales.

Recomiendo la lectura de los “Episodios Nacionales” de Galdós, especialmente los titulados: “Un faccioso más y algunos frailes menos”, “La primera República” y “De Cartago a Sagunto”. Anterior a esas fechas ya tenían la Inquisición para quemar a quien se atreviera a ser libre. De cualquier libertad. Señor Garzón, además de formarse inspirado dócilmente en la doctrina cristiana ¿se ha leído usted los Episodios Nacionales?

Los valores por los que lucharon los franquistas, la derecha falangista y clerical, fueron los mismos de los que, ahora, Garzón, se proclama orgulloso de haber sido educado en ellos. ¿Aún no se ha enterado usted que el comunismo, el socialismo y las declaraciones de derechos individuales y sociales fueron condenados en la encíclica de Pío XI, “Divini redemptoris”? ¿Aún no se ha enterado usted que el papa Pío XII condenó y excomulgó a quienes votaran a los comunistas? ¿Aún no se ha enterado usted que el papa Pablo VI condenó, en la encíclica “Humanae vitae” las libertades sexuales, el aborto y los anticonceptivos?

¿Aún no se ha enterado usted que el papa Juan XXIII eludió en su encíclica “Mater et Magistra” defender los derechos humanos, sustituyendo esta expresión, derechos, por el concepto abstracto de persona, a ver si colaba. Y ratificó la propiedad privada de los medios de producción, el capitalismo, como un derecho natural de origen divino? Algo que vienen haciendo desde hace siglos.

¿Sabe usted que la Iglesia, durante el mandato totalitario del papa Juan Pablo II, llegado de las tinieblas, antípoda de las libertades y la democracia, trató de imponer al candidato demócrata norteamericano que condenara el aborto y organizó una beligerante campaña propagandística contra Kerry en todos los medios católicos y éste, aún siendo católico, se negó a someterse a la autoridad de la Iglesia? Kerry, a pesar de desobedecer o gracias a que desobedeció a la Iglesia católica, fue votado por 60 millones de americanos, frente a los 62 millones de Bush.

Mayor ridículo no pudo hacer la Iglesia católica. Y mostró su distanciamiento respecto a los valores sociales y su nula influencia social, a pesar de los enormes medios propagandísticos, universidades y colegios sobre los que ejerce su intransigente y despótico poder. Las sociedades navegan en dirección opuesta a esta institución clerical de eunucos, afirmando sus derechos y libertades frente a los valores cristianos.

¿Aún no se ha enterado usted de que en España ni si quiera la derecha clerical, PP, se atreve a hacer, como partido político, un acto público de fe cristiana porque sabe que le quita votos y que los partidos que se han presentado como católicos han desaparecido? Si hasta la poderosa democracia cristiana italiana ha desaparecido, señor Garzón. La misma Iglesia, desde la “transición”, no se atreve a manifestar públicamente su apoyo a un partido, aunque indirectamente sí lo apoya, porque sabe que no da votos y quiere sacar tajada de cualquier partido.

Y sin embargo, no ganando nada con su invocación a la fe y su humillación ante la autoridad clerical para ganarse el voto de las beatas y beatos, un 16% de la población española, usted ha perdido la confianza de los republicanos, de los socialistas, de los comunistas, de los podemitas, de los ateos, de los anticlericales, de las feministas, de los homosexuales, de los progresistas, de los jóvenes…porque se ha mostrado psicológica, emocional y moralmente débil de carácter, ideológicamente confuso y políticamente incoherente.

Se ha quedado sin margen de maniobra. Y ya no lo puede arreglar, aunque trate de justificar su incoherencia ideológica afirmando, aumentado así la confusión y desconfianza, que aunque sea católico está a favor de ciertas medidas laicas. ¿Cuáles? ¿Va a tomar medidas contra sus valores católicos? Entonces, ¿en qué consiste su invocación emocional y sentimental al catolicismo?

Las fuerzas del progreso ya no podrán confiar, nunca jamás, en usted. La Iglesia es el aparato ideológico, la conciencia de clase de la derecha, el enemigo más peligroso para la izquierda y el progreso, por sibilina, camaleónica y chaquetera, cuando es débil, y beligerante e inquisitorial cuando se siente apoyada por el Estado. Ella en Francia, en Italia, en Portugal, en Bélgica, en España, en toda Sud América… es la que ha organizado políticamente a la derecha, primero en torno al fascismo y las dictaduras y, derrotados, posteriormente, en torno a las democracias cristianas.

Léase usted un poco de la Historia de la Iglesia escrita por ellos mismos. Por ejemplo, el libro, escrito por cuatro jesuitas, titulado: “Historia de la Iglesia Católica. Tomo IV. Edad Moderna (1648- 1951). La Iglesia en su lucha y relación contra el laicismo y en su expansión misional”. BAC. Imprimatur José María obispo auxiliar de Madrid. Léaselo antes de que lo falsifiquen o hagan desaparecer. La falsificación la vienen practicando desde hace siglos. Al menos desde el siglo VIII – los siglos anteriores es todo una continua falsificación de actas- cuando falsificaron el documento “La donación de Constantino”, para presentarse la Iglesia, instituida por JesusCristo, a sí misma como heredera y transmisora de la “auctoritas y potestas imperial romana”. Todo son paradojas.

Ellos mismos le sacarán de dudas de quiénes son sus enemigos. Empezando por el humanismo renacentista, negado por el humanismo cristiano, “inventado” varios siglos después, en 1933 por Maritain, y continuando por la Ilustración, el racionalismo, el positivismo, el socialismo, el anarquismo y las Declaraciones de derechos Humanos, hasta hoy día.

El cristianismo ha sido la religión del Estado, de todo Estado católico, desde el emperador Teodosio, siglo IV, hasta el siglo XX. Todos esos Estados fueron autoritarios, antidemocráticos y enemigos de los derechos individuales y humanos. El mismo Estado Vaticano es una teocracia en el cual no se han reconocido ni los derechos sindicales ni los derechos humanos. Todos sus habitantes son súbditos del Poder teocrático. Todos los miembros de esta institución religiosa juran voto de castidad y obediencia por lo que carecen de derechos dentro de su propia institución, la Iglesia, y cuando tienen derechos es porque se los otorga su condición de ciudadanos de un Estado democrático. Tienen derechos gracias al Estado democrático, contra el que combaten, pero son súbditos del Estado Vaticano o Iglesia católica, al que se someten porque en su relación con él sólo tienen deberes. Parece una paradoja, ¿no?

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