El Obispado de Ourense inscribió la finca donde está el cenobio del siglo IX antes de venderla en 2015 por 75.000 euros a un banquero, pero una familia esgrime una escritura de propiedad de 1906
A unos diez kilómetros del centro de Ourense, en una de las colinas que dominan la ciudad desde la parroquia rural de Palmés, la vegetación y el tiempo engullen las ruinas del monasterio de Santa Comba de Naves, un conjunto medieval sumido en ruinas –casa rectoral, capilla y palomar–, cuyo origen se remonta al siglo IX, tras ser fundado probablemente por Alfonso III en el 888, hasta su abandono en 1836, con la desamortización.
El cenobio benedictino, con aspecto de fortaleza, es patrimonio en el olvido. Catalogado por la Xunta, maleza y árboles atraviesan sus muros. Desde 2011 aparece en la Lista Roja del patrimonio en peligro, que elabora la asociación Hispania Nostra. En abril de 2015, el Obispado de Ourense inmatriculó la finca a su nombre –la Iglesia inscribió un millar de bienes entre 2014 y 2015– para proceder a su venta.
Reprochan el “privilegio de la Iglesia católica, pero no de otras religiones, de que con una simple certificación de una persona de la propia diócesis puede acudir al registro e inscribir”
Un alto directivo de banca la adquirió por 75.000 euros, supuestamente para proyectar un hotel con encanto. Una vecina que esgrime una escritura de propiedad de su familia de 1906 presentó en 2021 una demanda para que esa operación sea declarada nula. La vista, en la que varios cargos de la diócesis declararon como testigos, se celebró este martes en Primera Instancia 1 de Ourense.
El monasterio de Santa Comba de Naves, en Palmés. I. OSORIO
El abogado del comprador considera que no está acreditado el título de propiedad previa de la finca del monasterio. Considera que la escritura de 1906 –en la que varios religiosos firmaban la compraventa a los particulares por un importe de 9.200 reales de la época– se limita únicamente a la venta de unas piedras, y además cuestiona la legitimación de la vecina heredera para formular la demanda.
“Mi cliente es un tercero de buena fe y no hay ninguna prueba de que tuviera conocimiento de la discusión sobre la propiedad”
“Mi cliente es un tercero de buena fe y no hay ninguna prueba de que tuviera conocimiento de la discusión sobre la propiedad”, expuso el letrado. Pide la desestimación de la demanda tras llamar la atención sobre el hecho de que el pleito fuera planteado en 2021, seis años después de la inmatriculación y venta de la parcela, de 9.500 metros cuadrados.
Por contra, el abogado de los demandantes esgrime que esa escritura de 1906 constituye un título de propiedad en el que se especificaba que la venta no era de unas piedras o una finca sino del monasterio de Santa Comba de Naves. “La identificación está perfectamente acreditada”, sostiene esta parte.
Los demandantes ven “claro abuso” y una “utilización espuria” de la ley
En su opinión, la diócesis de Ourense –que no es parte codemandada, pero que podría verse obligada a devolver los 75.000 euros de la venta, si el pleito resulta desfavorable al comprador– obró con “claro abuso” y una “utilización espuria” de la ley cuando inscribió la propiedad a su nombre en 2015, alegando una posesión “inmaterial, pacífica y pública”, aprovechándose del “privilegio de la Iglesia católica, pero no de otras religiones, de que con una simple certificación de una persona de la propia diócesis puede acudir al registro e inscribir”, para después vender.
“Sabía perfectamente que no era la propietaria del monasterio, hubo una mala fe evidente”, subrayó el abogado.
El letrado de la parte demandante considera que el comprador “conocía estas circunstancias, como persona cualificada”. Y concluyó su alegato citando a su clienta: “Es mi obligación luchar por los bienes por los que mis abuelos y padres lucharon”, finalizó el abogado.
La vista tuvo lugar este martes en el juzgado de Primera Instancia 1 de Ourense. I. OSORIO
El comprador alega “buena fe”
El comprador, R. B., intervino en el juicio por videoconferencia. Interesado en recuperar “patrimonio histórico en Ourense”, argumenta que le indicaron que Naves era propiedad del Obispado, al que se dirigió como “único interlocutor”, manifestó en la vista.
“Localicé a las personas con las que tenía que hablar y es lo que hice”. Semanas antes de la firma notarial para la adquisición de Naves, “durante el proceso de negociación con el Obispado”, en torno a octubre y noviembre del año 2015, “comprobé con unas personas que me ayudaron que la finca no tenía ningún tipo de gravamen ni carga, y que estaba registrada. Todo estaba en orden y yo procedí de buena fe a la transacción”, afirmó.
Después de la compra, a principios de 2016, participó en una reunión con los vecinos en Palmés. Según el presidente de la asociación –otro testigo en el juicio–, varios le hicieron saber que el cenobio era propiedad de una familia, motivo que ya se expuso en un intento previo de compraventa, en 1992. Los demandantes y los vecinos subrayan que la Iglesia no realizó actos de culto ni intervenciones en la parcela, indicio en su opinión de que eran conocedores de que la propiedad no era suya.
El abandono es visible, como mínimo, desde 1956, cuando en una ortofoto a la que hizo referencia la perito ya se apreciaba el conjunto sin cubierta.
Ruinas del monasterio de Naves. I. OSORIO
El ecónomo de la diócesis afirmó que se enteró de la venta de 1906 tras hablar con el párroco y pudo acceder a una copia de la escritura, facilitada por la familia. Según el testigo, en opinión de los servicios jurídicos de la diócesis y de un notario, “el documento no tenía validez”.
En una reunión con un familiar le había llegado a ofrecer 3.000 euros para que la Iglesia volviera a adquirir las “piedras” que, según lo que le había trasladado el párroco, fueron los términos de la venta de 1906, una práctica “habitual” en aquella época para nuevos aprovechamientos de los materiales.
En cambio, la perito considera que dicha escritura “no estaba redactada por profesionales, sino por el cura, el párroco y el arcipreste, que redactaron como bien sabían que lo que se vendía era una antigua rectoral situada en Santa Comba de Naves”.
La Iglesia no podía ocuparse del mantenimiento
Cuando le comunicó que la diócesis no le daba valor a ese documento, el pariente le dijo frases como “con la Iglesia hemos topado”. El ecónomo también acudió a la reunión con los vecinos tras la operación. “La razón era exponer el por qué de la venta, pero no pudimos. Fue una reunión tensa, a mí me echaron”. Este responsable religioso señala que la razón de la venta por parte de la Diócesis fue que la Iglesia no podía ocuparse del mantenimiento.
Vista de Ourense desde Naves, a donde llega una ruta de senderismo. I. OSORIO
El vicario que en 2015 era encargado de los asuntos económicos del Obispado firmó la operación de compraventa con el banquero. También había realizado un escrito en el que hacía constar que el monasterio no figuraba en el inventario diocesano. El religioso lo atribuye a un “error”, por no haberse hecho las comprobaciones básicas, como la nota catastral, que hubieran evidenciado la inscripción registral, y porque en la base de datos del Obispado no aparece “Santa Comba de Naves”, sino la finca “A Coutada”, la que se vendió.