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La falta de alternativa laica en los cuidados paliativos en Cantabria llega al Defensor del Pueblo y del Paciente

Óscar, cuyo padre enfermo de cáncer y ateo falleció en un hospital religioso en contra de su voluntad, reclama a Sanidad una solución para casos como el suyo

En un escrito solicita el «compromiso» de la Consejería para la creación de un hospital para pacientes de media y larga estancia «público, laico y de calidad»

Óscar, cuyo padre enfermo de cáncer y ateo se vio abocado a morir en un hospital religioso en contra de su voluntad, ha enviado un escrito al Defensor del Pueblo y del Paciente, y a la Consejería de Sanidad de Cantabria relatando su experiencia personal con el objetivo de reclamar una alternativa laica en la comunidad autónoma para los enfermos de media y larga estancia y, en concreto, para los que reciben cuidados paliativos.

Años después de que su padre fuera operado de un tumor cerebral tuvo que volver a ser ingresado en Valdecilla y, tras una semana en este hospital público, le comunicaron que iba a ser trasladado al Hospital Santa Clotilde, un centro privado y religioso ubicado en Santander. «En aquel momento, tanto mi padre como el resto de mi familia nos quedamos en estado de shock», señala Óscar, mostrando su «incredulidad» por el hecho de que la sanidad pública de un Estado aconfesional no les ofreciese una alternativa laica.

Tras haber hecho público su caso a través de eldiario.es, ahora  denuncia en la misiva que «no se respetó la libertad religiosa» de su padre y critica que desde la Consejería hiciesen hincapié en que en el centro privado se les ofrece «un trato familiar». «No sé si ustedes lo entenderán, pero en unos momentos tan delicados yo no necesito familiaridad, lo que necesito es profesionalidad como la que años anteriores el sistema público cántabro le proporcionó a mi padre», subraya.

Dejando claro que no pone en duda «la profesionalidad de la gran mayoría del personal sanitario», sí discrepa «respecto a la calidad del servicio» que recibió su padre y que «parece ser la norma en ese hospital». En este sentido, Óscar cuestiona la «evidente falta de personal» y pone como ejemplo lo que una trabajadora les alertó: «El ratio de pacientes por enfermero es de 35 en el día y 55 por la noche, cuando en Valdecilla rondan los ocho de día y los 12 por la noche».

Habitaciones compartidas

Asimismo, critica que no estén garantizadas las habitaciones individuales y explica el caso de un paciente, que conoció cuando estaba su padre ingresado, que llevaba un año recibiendo cuidados paliativos en una habitación compartida donde vio «a varios compañeros de habitación morir a su lado».

«¿Cómo se sentirían ustedes si estuvieran en una habitación de hospital donde cada dos/tres meses fallece su compañero de habitación? ¿Comprenderían que el servicio público les privara de su intimidad en un momento tan delicado y durante tanto tiempo? ¿No les parecería una falta de respeto?», se pregunta, haciendo también un ejercicio de empatía con las personas fallecidas, quienes no tienen en ese caso «una muerte digna».

Ante este escenario, Óscar exige varios compromisos a la administración pública: «planificar la creación de un hospital público de media y larga estancia que cumpla unos requisitos mínimos de calidad»; proponer una alternativa pública y laica, y si no fuera posible que los centros privados «respeten la aconfesionalidad del Estado» y que cumplan con «los estándares de calidad», en relación al ratio de personal sanitario; y que las habitaciones compartidas en cuidados paliativos sean «una excepción temporal o desaparezcan íntegramente».

El Hospital Santa Clotilde defendió «el respeto hacia cualquier creencia o carencia de ella» como uno de sus principios fundamentales».»En ningún caso se obliga a los pacientes a aceptar símbolos religiosos en sus espacios privados, y estos se eliminarán en caso de que exista petición del paciente o familiar»,  señaló en un comunicado emitido en su web.

Por su parte, Izquieda Unida y Podemos reaccionaron a la situación que denunció este afectado compartiendo la necesidad de unos cuidados paliativos «públicos, laicos y que garanticen el respeto de la dignidad».

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