Un convoy de un centenar de vehículos parte de California rumbo a la capital para exigir el fin de las medidas impuestas por la pandemia.
La derecha trumpista de Estados Unidos recurre nuevamente al motor como forma de protesta. Largos convoyes de camionetas mostraron su apoyo a Donald Trump durante la campaña de 2020, marcada por la pandemia. Sus simpatizantes se han inspirado ahora en la toma de Ottawa por parte de los camioneros canadienses para iniciar un viaje de más de 4.000 kilómetros rumbo a Washington D.C. Este miércoles, decenas de personas han comenzado en Adelanto (California) un viaje de once días para exigir el fin de las restricciones de la crisis sanitaria en la capital del país.
Desde la noche del martes varias personas comenzaron a llegar desde otras partes del país a Adelanto, a 130 kilómetros al noreste de Los Ángeles. “Esto es por nuestra libertad, por nuestros derechos humanos. Ya es suficiente”, dijo a Reuters Ron Coleman, un camionero de 61 años llegado desde Reno, la capital de Nevada. Shane Class (48 años) arribó desde Idaho, a 1.300 kilómetros de distancia, junto con su esposa para exigir al Gobierno de Joe Biden “legalizar la libertad”, una frase que pintó en su camioneta de acuerdo a los reportes de AFP. El grupo, que se hace llamar la “caravana del pueblo”, estaba compuesto por una treintena de tráileres y unas 50 camionetas.
Esta mañana, la localidad estaba llena de banderas de Estados Unidos, de Canadá, y de otros símbolos populares en los mítines de Donald Trump: las gorras rojas, el escudo de Gadsen (que apoya la propiedad de armas), mensajes que pedían el impeachment de Biden y la frase “Let´s go, Brandon”, usada por la derecha radical para insultar en clave al ocupante demócrata de la Casa Blanca. No obstante, muchos de los que aguardaban el inicio de la protesta aseguraban que solo cruzarían el país con intenciones pacíficas. Una manera de distanciarse de los eventos del 6 de enero de 2021, cuando un grupo de simpatizantes similar al que se ha congregado esta fría mañana entraron por la fuerza al Capitolio. Los organizadores de la caravana aseguran que no hay planes para ingresar propiamente al Distrito de Columbia y que el objetivo de la protesta es el Beltway, una carretera de circunvalación que rodea la capital.
El grupo pide poner fin al uso de mascarillas, a la obligatoriedad de la vacunación y a los poderes de emergencia que permiten a la Administración seguir emitiendo decretos relacionados con la pandemia. Las exigencias son retóricas en un país que lleva semanas relajando las medidas. Incluso las entidades más estrictas a lo largo de la crisis sanitaria, como California, han comenzado a levantar desde mediados de febrero el uso obligatorio del cubrebocas en varios condados. Las autoridades locales han comunicado un plan para convivir con el coronavirus en el que prometen seguir realizando medio millón de pruebas al día y mantener las clases presenciales para todos los alumnos. Desde este viernes, no serán necesarias las mascarillas en interiores de oficinas, bares y gimnasios.
El trumpismo no podía dejar pasar más tiempo. El pasado fin de semana, el Gobierno del primer ministro canadiense Justin Trudeau pudo al fin disolver las protestas que bloquearon durante varios días el principal punto fronterizo entre Estados Unidos y Canadá. Este fue un tema cubierto de forma obsesiva durante tres semanas por los medios consumidos por la derecha radical, entre ellos la emisión de Steve Bannon, el exasesor de Trump, en Real America’s Voice. Los rumores de que existían planes para imitar la manifestación llevaban semanas. Algunos simpatizantes del movimiento habían anunciado su inicio para el 13 de febrero, día en que se jugó el Super Bowl en Los Ángeles.
Pequeñas caravanas alcanzarán al convoy que saldrá este miércoles de California y pasará por Arizona, Nuevo México, Texas, Oklahoma, Misuri, Indiana, Ohio y Maryland. Un tráiler seguido de varias camionetas partió esta mañana de Scranton, Pensilvania, el pueblo donde nació Biden. El conductor del camión aseguró a un canal de televisión de Washington que no pretendía obstruir el tráfico, pero se decía preocupado por el incremento de los precios de la gasolina. Ve en la protesta un gesto de presión sobre el mandatario, quien ofrece el martes su discurso del Estado de la Unión, una cita que fue postergada por los Juegos Olímpicos de invierno de Pekín.El fantasma de los hechos del 6 de julio ha hecho a las autoridades de Washington poner la guardia en alto. Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, confía en el operativo de seguridad que será implementado para el discurso de Biden. El Pentágono ha movilizado también 50 vehículos acorazados que estarán presentes en las calles. Unos 700 agentes desarmados de la Guardia Nacional serán destacados, unos 300 de estos estarán en el Beltway para evitar que el tráfico sea ahorcado. Los camioneros llegan el 5 de marzo a la zona. Toda la atención estará sobre ellos.