“Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César” esta prédica cristiana, como la la expulsión de los mercaderes, son enseñanzas aceptadas por el común de la gente, cualquiera que sea el pensamiento de cada cual. Sin embargo, parece que parte de feligreses y políticos locales o estatales, se alejan del parecer de Cristo.Confunden el lugar de un mitin o quien se ha de encargar de la gobernanza terrenal. Tales confusiones causan incomprensiones en que se mezcla lo inútil, con lo inadecuado e- incluso- con el indecente mercadeo por el voto. Viene esto a cuento de dos hechos recientes: la fervorosa presencia de ministros en procesiones de Málaga y el nombramiento de la patrona de Linares como alcaldesa honoraria y perpetua.
Empezando por lo local, ya que nos atañe más directamente, he pulsado el parecer sobre el citado nombramiento entre amistades varias. Ha habido respuestas de alguien que, no sintiéndose cristiano, me remitía a lo del César. También se me ha dicho que a su Patrona no necesita este nuevo honor. Bastantes han sentido alegría por la exaltación de su Virgen. Otras creyentes que entienden más su fe preocupándose por el prójimo como “Cuerpo de Cristo”, consideran la propuesta desacertada. A mí me preocupa más el lado cívico y centro la cuestión de tejados para abajo, pues no son pocas los asuntos comunes y más útiles que están sin resolver en el municipio. Me parece inoporuno que la Corporación, de manera irreflexiva y complaciente ceda o comparta sus responsabilidades, por mucho que se haya puesto de moda o lo pida, a una asociación privada. Lamento que no aprovechen estas ocasiones para ejercer una cierta pedagogía del sentido común y cristiano, para no caer en el mercadeo del voto y en el huero prestigio. Buena ocasión para mejorar la fama que tanto se necesita. Aquí, como en el gobierno, se busca la popularidad con la hipocresía de quien llama “coñazo” a alguna de sus apariciones en público. Ésa es una más de las laderas por donde la vida y la política se separan de la sencillez. De alguna manera, el decidir sobre el vecindario o el conjunto de la ciudadanía se ha convertido en otro mitin o acto publicitario. No es el pleno local lo desacertado, es el tema y la actitud de los figurantes los desatinados.
Al subir al ámbito andaluz o fijarnos en el gobierno estatal, la situación es bastante más preocupante, cínica e indecente si cabe. Trato de no explayarme con lo del estado aconfesional y el respeto a la libertad de conciencia que hemos de tener el conjunto para con la de cada pesona. Sólo una referencia a la proporción, que si bien obliga a la plebe, qué decir de las autoridades. Pues como si nada, vemos un desparrame de ministros y ministra, cantores y fascitas los primeros, belicista, chulesca y alegal la última. De cantores no hay que decirlo, lo hemos podido oir varias veces en Málaga ante los legionarios portadores de una imagen. Lo de fascista viene a cuento de la infame “Los novios de la muerte” repertorio macabro que rememora al golpista Millán Astrain. Sí, aquel personaje que gritaba también “muera la inteligencia” ante Miguel de Unamuno. Pese a ello, el otrora joven fascista confeso, actual ministro de ¡Educación! no acepta que se le llame “nacional y católico” como los de aquel régimen que no deja de reaparecer. En tan “loable” actuación contó con la colaboración con el ministro Catalá, exaltador de la labor de su subordinado, el anterior Fiscal del Estado. Sí, recordemos quien inició lo de rebelión violenta en Cataluña que ha quedado “sin violencia” para la justicia alemana. También los acompañaba el ministro de interior, el que mandaba “a por ellos” a guardias civiles y policías para impedir votar. En lo que no ha demostrado ningún celo el ministro-más bien al contrario-ha sido en la acogida de tanto refugiado que muere en el mar.
Mención aparte merece la ministra Cospedal, amiga y protectora de la jueza Espejel, recusada magistrada para con influencia en la distribución de pleitos para que caigan en el juez “conveniente”. Además de concordar con sus colegas en los mítines o mercadeos procesionales, hay más. Le dice a los pensionistas “que el dinero no cae de los árboles” mientras su ministerio eleva su presupuesto sin tasa. También canaliza su devoción ayudando a Trump y aliados en la “humanitaria” acción de bombardear a Siria.
Cuánto mejor nos iría en el gobierno de Linares y de España, si cada cual, dedicara su tiempo, esfuerzo y rigor a las tareas encomendadas. Otra sería la maltrecha fama de la política, e incluso de las propias procesiones. Por cierto, no abusarían tanto de éstas apariciones si supieran que un 64% de encuestas las rechazan. Volviendo a la sencillez evangélica, dejando cada tarea a quien y donde corresponde, sin ostentación o mercadeo, la convivencia respetuosa ganaría mucho.
Antonio Martínez Lara
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