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Homenaje en las Ramblas a las víctimas del atentado. / JORDI COTRINA

La célula de Ripoll y su enlace con Estado Islámico

Los vínculos establecidos en Bélgica entre los autores de los atentados de 2017 y Estado Islámico han de llevar a considerar que esos formaban parte de una célula enlazada con la organización yihadista y guiada a través de combatientes terroristas extranjeros designados por su aparato de seguridad exterior

En este segundo supuesto, al denominado aparato de seguridad exterior de EI se le encargaba designar a combatientes extranjeros en Siria e Irak o retornados en Europa Occidental para contactar con posibles terroristas y actuar como planificadores virtuales o supervisores sobre el terreno. Precisamente la primera notificación de Amaq News contenía un detalle revelador del nexo entre la célula de Ripoll y dicho aparato de seguridad exterior. Ese detalle era la mención específica a «Fuente de Seguridad», una referencia obvia a dicho aparato de seguridad exterior, que elaboraba las notificaciones y autorizaba su difusión. En 2017, solo 8 de 14 notificaciones reivindicando atentados en países occidentales caracterizaron a los autores como «soldados del Estado Islámico» y la secuencia completa de comunicaciones a través de los órganos centrales como Nashir News, al-Al Naba y al-Hayat Media se completó en solo dos casos. Ocurrió una primera vez tras el atentado de mayo en Manchester y una segunda vez con motivo de los atentados de agosto en Barcelona y Cambrils.

Vínculo corroborado

La existencia de un vínculo entre la célula de Ripoll y Estado Islámico a través de combatientes terroristas extranjeros fue corroborada por un informe presentado ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con fecha de 27 de febrero de 2018. El informe aludía además al hecho de que en algunos casos el establecimiento de conexiones de ese tipo había sido promovido por antiguos facilitadores de Al-Qaeda, lo que llama la atención porque Abdelbaki Es Satty, líder local de la célula de Ripoll, encajaba bien en esta categoría. Mientras residió en Vilanova i la Geltrú y en Santa Coloma de Gramenet una década antes de actuar como emprendedor de la célula de Ripoll estuvo inmerso en un círculo de yihadistas centrados en dar cobertura a magrebíes afincados en España que se trasladaban a Irak. Entre estos hubo al menos un allegado de Es Satty y seis terroristas del 11-M huidos de España. Pero ¿dónde y a través de quién o quiénes se canalizó esa relación con algún combatiente terrorista extranjero facultado por el aparato de seguridad exterior de Estado Islámico?

No solo Es Satty sino también otros miembros de la célula de Ripoll interactuaron, mientras preparaban atentados a gran escala, con más de una veintena de números de teléfono de Bélgica. Mohamed Hichamy, Youssef Aalla y Younes Abouyaaqoub en Jette y sus alrededores en diciembre de 2016, al igual que Mohamed Houli en Amberes en febrero de 2017. En conjunto, esos contactos eran suficientes y asombrosamente relevantes para estimar a través de quién o de quiénes pudo haberse canalizado el enlace con el aparato de seguridad exterior de Estado Islámico. La policía belga los relacionó con al menos 11 individuos conocidos «en entornos salafistas yihadistas» y por «comportamiento radicalizado y convicciones yihadistas», «delitos contra la seguridad del Estado y vinculados a grupo terrorista», «actitudes relacionadas con radicalismo violento, infracciones asociadas a grupo terrorista» o «delitos relacionados con organizaciones terroristas». Todos tenían lazos con combatientes terroristas extranjeros y uno estaba oficialmente «registrado como combatiente terrorista extranjero».

La existencia de un enlace entre la célula de Ripoll y el aparato de seguridad exterior de Estado Islámico a través de combatientes terroristas extranjeros permite interpretar adecuadamente el runrún sobre planes de EI contra Barcelona detectado por el National Counter Terrorism Center (NTCT) en Siria y probablemente por inteligencia de señales tres meses antes de los atentados de agosto de 2017. El organismo de inteligencia estadounidense consiguió esa información el 25 de mayo o el día anterior. El momento es muy revelador desde la perspectiva de la célula de Ripoll. Ese mes fue cuando Es Satty decidió dejar su puesto de imán; cuando Mohamed Hichamy, Youssef Aalla y Younnes Abouyyaqoub informaron al resto sobre los atentados que planeaban; cuando los terroristas comenzaron a adquirir las tarjetas prepago para los 12 o quizá 13 números de teléfono conspirativos que usaron, al margen de sus números personales, a fin de comunicarse entre ellos con seguridad mientras preparaban los actos de terrorismo a gran escala que tenían previsto ejecutar el 20 de agosto.

Jerárquica y autoritaria

Los miembros de una célula enlazada como la de Ripoll prepararon actos de terrorismo de un modo diferente al propio entre miembros de células únicamente inspiradas, como la de similar tamaño, formada en Terrassa, cuyos integrantes iban a atentar también en Barcelona cuando fue desarticulada por los Mossos d’Esquadra en abril de 2015.

Las decisiones en la célula de Ripoll se tomaron de manera jerárquica y autoritaria. Sus miembros llevaron a cabo con eficacia seis tareas bien definidas, cuya realización se solapaba progresivamente: el establecimiento de mecanismos de financiación; la adopción de medidas de seguridad y protección; la selección del explosivo y dónde producirlo; la obtención de los materiales y las sustancias necesarios; la decisión sobre modalidades para atentar; y la designación de blancos contra los que atentar. Mohamed Hichamy ejerció como coordinador de logística y movilización de recursos. Los demás miembros participaron en esas seis tareas de modo diferente, según su posición en la jerarquía y en la estructura interna de la célula.

Reconocimiento a los Mossos

Los expertos de los Mossos d’Esquadra que un año y cuatro meses después de los atentados en Barcelona y Cambrils elaboraron el informe comprehensivo que contiene el sumario incoado por los hechos en la Audiencia Nacional merecen un reconocimiento público. Cuando se daba por descontado que estábamos ante una célula independiente o inspirada, sostenían, no sin alguna ambivalencia, que la célula de Ripoll tuvo «una conexión previa y directa con los dirigentes operativos de la organización terrorista Estado Islámico», que no podían ser sino responsables de su aparato de seguridad exterior. Pese a lamentar no haber podido poner nombre a un supuesto «inductor primigenio», insistieron en que «tampoco puede descartarse que los líderes de la célula hayan tenido algún contacto directo con un miembro/s [sic] de la organización terrorista central radicados en Siria o Irak, posiblemente de manera telemática». Ahora tenemos muchas más evidencias esenciales y circunstancias adicionales que conminan a catalogar la célula de Ripoll como una célula enlazada con Estado Islámico.

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