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La Catedral de Baeza alberga vidrieras en honor de Franco

La Catedral de Baeza es una de las más valiosas joyas arquitectónicas de la ciudad declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto a la vecina Úbeda. Construida sobre una mezquita, el actual conjunto renacentista de Santa María conserva elementos góticos y mudéjares, como los arcos de herradura apuntados de las capillas. Pero no conserva solo eso.

Además de su valor artístico y de su vistosidad arquitectónica, el templo recrea en su interior la simbología político-religiosa del franquismo en una serie de vidrieras en honor de Franco y otros nombres de la dictadura, cuya existencia era hasta ahora desconocida. El historiador y experto en patrimonio, Antonio Ortega, lleva varios meses trabajando en una memoria sobre la intervención patrimonial realizada en el recinto durante el primer periodo de la dictadura.

ENTRE GRANADA E IRÚN

En este trabajo aborda las distintas intervenciones realizadas en el templo, entre las que menciona la construcción de una escalinata, la modificación de la torre de catedral, las reformas de la zona del altar o la eliminación del coro. Sin embargo, lo que más llama la atención es la ejecución de unas vidrieras que hacen referencia a personalidades relevantes de la época franquista.

El artífice de las obras fue el arquitecto granadino Francisco Prieto Moreno, jefe provincial de Falange de Granada, que encargó los escudos a la Unión de Artistas de Vidrieras de Irún. La intervención se realizó según las directrices marcadas por las autoridades locales y eclesiásticas entre los años cincuenta e inicios de los sesenta.

MINISTROS, ALCALDES, GOBERNADORES…

Antonio Ortega, vinculado a la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), describe minuciosamente la ubicación de estas vidrieras. “La fachada principal del templo –narra– tiene a la derecha de la puerta principal ocho ventanas decoradas con los escudos de distintos miembros de la Iglesia, mientras que en la cabecera aparecen seis de un solo hueco”. Son las tres de la fachada y sus tres enfrentadas, todas ellas alrededor del altar mayor y situadas entre la puerta principal y la puerta de la sacristía, las cuales fueron transformadas y se les añadieron unos escudos en unos casos relacionados con la Iglesia, como Pío XII o el obispo Romero Menjíbar, y otros jerarcas del franquismo.

Pero “qué justificación histórica tiene la colocación de escudos laicos”, se pregunta Antonio Ortega, que recalca el hecho de que los mismos nombran a franquistas tan significados como Fernando Viedma, alcalde de la ciudad; Fernando Coca de la Piñera, gobernador civil de Jaén y jefe provincial del Movimiento durante los años cuarenta; José Antonio Girón de Velasco, ministro de Trabajo, entre 1941 y 1957; y el general Francisco Franco, que se levantó contra el gobierno de la República el 18 de julio de 1936.

Para el historiador baezano hay una lectura iconográfica que refleja los principios ideológicos y políticos del régimen del nacional-catolicismo: es la unión entre el poder político y religioso con el fin de perpetuar la memoria de los dirigentes del régimen dictatorial. Según las conclusiones de su investigación, “nada en estas vidrieras es casual: encontramos, por ejemplo, enfrentadas las ventanas del escudo del Pontífice, el poder religioso, con el de Franco, el poder político”, argumenta.

Y LA LEY DE MEMORIA, ¿QUÉ?

La pregunta que se plantea Antonio Ortega es qué se puede –y se debe– hacer con unas vidrieras que enaltecen a figuras relevantes del franquismo. “¿Existen razones patrimoniales para mantener algo que además incumple la Ley de Memoria Histórica?, se cuestiona el historiador, que recuerda la actitud escandalosamente laxa la Iglesia con el anterior régimen al seguir albergando en sus entrañas vestigios de la España franquista. “Son guiños al pasado de este país”.

La Ley de Memoria Histórica prescribe que los “escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva del levantamiento militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura” deberán ser retirados de los edificios y espacios públicos. La retirada, en cambio, “no será de aplicación cuando […] concurran razones artísticas, arquitectónicas, o artístico-religiosas protegidas por la ley”. En este caso, al tratarse de escudos y leyendas de los años cuarenta sin especial valor artístico ni tampoco religioso, su permanencia podría ser contraria a la ley.

La futura Ley Andaluza de Memoria Democrática, que verá la luz en este 2015, ordena también la retirada de la simbología franquista, pero rechaza la excepción de las “razones artísticas” para mantenerla.

LA CRUZ DE LOS CAÍDOS

Precisamente a principios de diciembre de 2014, en cumplimiento de un acuerdo plenario del Ayuntamiento de Baeza y en aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, que obliga a todas las administraciones a suprimir los símbolos ligados a la Guerra Civil española, se retiró la cruz de los caídos de la fachada de las Antiguas Casas Consistoriales y, de acuerdo con las autoridades eclesiásticas locales y provinciales, se ubicó en la Catedral baezana. Entonces se creyó que la cruz era el último símbolo visible en Baeza de apología del golpe de 1936.

Para Antonio Ortega, estos episodios acreditan que la Iglesia católica sigue siendo la única institución que en el siglo XXI conserva viva la memoria de los vencedores de la Guerra Civil y humilla con ello a los familiares de los asesinados y represaliados por el franquismo, que esperan la reparación moral, el reconocimiento jurídico y político después de tantos años de marginación.

UNA JOYA RENACENTISTA

La Catedral de Baeza destaca en el conjunto histórico-artístico que conforma la Plaza de Santa María, según recuerda la web oficial de Turismo Andaluz. La Puerta del Perdón, que data del siglo XV, es de estilo gótico mientras que la fachada principal es de estilo renacentista y está fechada en el siglo XVI, cuando se llevó a cabo una intervención dirigida por Jerónimo del Prado con la colaboración del maestro Andrés de Vandelvira.

La parte más antigua es la Puerta de la Luna, gótico-mudéjar del siglo XIII. En el interior de la Catedral de Baeza destacan las rejas, obras del maestro Bartolomé, el púlpito realizado en hierro forjado, y el retablo mayor, de estilo barroco.

El Museo Catedralicio, situado en la casa capitular y el claustro, alberga pinturas y objetos religiosos de gran valor, así como una valiosa colección de sullas (túnicas) y trajes religiosos, de varios siglos de antigüedad.

Catedral de Baeza
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