¿Divorcio entre la UNSa y la Iglesia?
Para el año 1986 la UNSa ya había retornado a un ritmo de vida más similar al que conocemos en la actualidad. Existía un consejo superior funcionando con relativa normalidad y representación estudiantil en el co-gobierno universitario. El país estaba retornando a la vida democrática y en todas las universidades se estaba fortaleciendo un sentimiento anticlerical. Aquellas universidades en las que aún quedaban vestigios de la influencia de la iglesia fueron rompiendo lazos y la mayoría de las capellanías desaparecieron del ámbito educativo. Emilio Fermín Mignone lo ilustra en su libro «Iglesia y dictadura», en donde menciona que la iglesia para estos años debió revisar la forma en la que llevaría adelante su misión evangélica sin contar con curas rentados por el propio estado en forma directa, lo que da lugar a nuevas e inventivas formas de financiarse sin perder los lugares a los que habían accedido tras años de vínculos con el poder político.
Tras perder la posibilidad de continuar adelante con las capellanías, la iglesia empieza a pensar en otras formas de mantener el accionar católico en los lugares de estudio, hospitales y servicio penitenciario. Así surgirá la Pastoral Social de la Iglesia, con sus distintas ramificaciones en las diversas áreas donde se desarrolla.
En Salta, fue el año 1986 un momento clave para estas disputas. Por pedido de un consejero estudiantil que eleva un proyecto al consejo superior se produce un debate que dará lugar a la resolución N° 393/86 que establece dejar sin efecto la anterior resolución 522/78 que creaba la Capellanía de la UNSa. Ante esto, se deja también cesante al capellán que hasta la fecha se había desempeñado en sus funciones con un salario pagado de las arcas de la universidad.
Sin embargo, vemos que aun dejándose sin efecto la capellanía no se revisó o discutió la existencia de la capilla, que en una jugada magistral de los curas permanece incólume hasta hoy. Es que en términos formales se trata de dos instituciones diferentes, la capellanía es un servicio dentro de la estructura de la universidad, en tanto que la capilla es un edificio de la Iglesia Católica. Así, aun dejándose sin efecto la capellanía, la capilla pervive sin poder explicarse aún con qué fondos se construyó o cómo se sostiene al día de hoy.
Vale decir que para la época la Iglesia se encontraba disputando una de las primeras batallas contra el laicismo estatal, se discutía por aquellos años la ley de divorcio vincular que finalmente se conseguiría refrendar en el año 1987. Ante esta batalla en la que la sociedad reclamaba para sí derechos que hasta aquí solo le correspondían a Dios, perder influencia en el ámbito universitario habría sido leído como una derrota, por lo que se volvía necesario sostener la labor de la iglesia aun sin la capellanía ni el capellán.
Desde aquel entonces la capilla sostuvo su actividad y sus puertas abiertas bajo el patrocinio de la Pastoral Universitaria, cuyas oficinas centrales están ubicadas en nada más y nada menos que en la Universidad Católica de Salta.
Superados los primeros años de la democracia, la iglesia se adaptó convivir en un mundo democrático con demandas sociales que crecen día a día. La Pastoral Social irá tendiendo aquí y allá sus tentáculos y convirtiéndose en el órgano fundamental para mantener tensionado el campo social, brindando su saber experto para desviar la mirada y refugiarse en lo espiritual cuando se precisa lucha y organización de clase.
La pastoral social y sus vínculos actuales con la universidad
En la actualidad tanto la capilla de la UNSa como la de la católica funcionan conjuntamente como parte de la Pastoral Universitaria, que a su vez forma parte de la Pastoral Social de la Iglesia. La Pastoral tiene la misión de brindar a los fieles espacios para desarrollar su credo, así como acompañarlos en todos los ámbitos en donde se desarrollen sus actividades. En alguna medida son los ojos, oídos y voz de Dios en donde sea que estén sus fieles. Si te internan para tratarte una pulmonía, habrá una capilla para que ores y un cura para velar por tus intereses. Como sucede con la capilla ubicada en el Hospital del Milagro. Si te revelas contra el sistema y te llevan preso, tendrás el siempre vigilante aliento de Dios en la capilla que se ubica dentro del penal de Villa Las Rosas. Bueno, si éstas con la incertidumbre de cómo te va a ir en el parcial de Contabilidad II tenés la capilla de la UNSa para rogar por tu atormentada alma.
De esta manera a través de la pastoral de la salud, la pastoral universitaria y la pastoral penitenciaria la Iglesia católica reafirma su alcance. Por algo nos dicen que Dios está en todos lados al mismo tiempo, no es el espíritu santo…. Es la enorme estructura de la que dispone la Iglesia para mantener controlada la población, vendiéndole porciones de la salvación si es que tal cosa existe.
Cuando entras a la página del Arzobispado de Salta podes ver como la Pastoral organiza y difunde eventos tales como talleres y charlas que versan sobre la ideología de género y cómo librarse del mal, los derechos de las vidas por nacer y la bendición de contar con una iglesia comprometida con lo social, bancando los trapos a los gobiernos y administrando la miseria para que el sistema no colapse y se revolucione.
Desde el retorno de la democracia, la Iglesia Católica se ha reconfigurado de modo tal que acompañó todos los procesos políticos. El menemismo, la Alianza, la crisis del 2001, Eduardo Duhalde y la década ganada del kirchnerismo tienen como signo común haber sido entrañables amigos de la Iglesia. Fotos de los políticos rindiéndole pleitesía a su santidad de turno hay miles. Incluso los dirigentes sociales como Juan Grabois y otros del campo popular hincaron sus rodillas ante el poder pastoral. Ni que hablar de los gremialistas de cuclillas rezándole rosarios a la virgen para que cese el hambre. Desde los primeros a los últimos, todos quienes han ejercido el poder político en la Argentina han juntado sus manos en oración para lograr el visto bueno de la Iglesia.
La UNSa no está exenta de estos procesos. Una universidad que se presenta como co-gobernada, pública y que reivindica los valores de la reforma universitaria del 18 tiene entre sus principales edificios una capilla, construida con fondos que no se aclaran en ningún documento y sostenida en común con la universidad católica que reproduce todos los mandatos de la institución que ha intervenido para privar de derechos a las mujeres, a la disidencia sexual y la clase trabajadora.
La lucha de millones de mujeres por el derecho al aborto puso sobre el tablero la estrategia de la iglesia, el enorme poder con que se maneja y la forma en que se puede torcer los destinos de una nación con solo un guiño del sumo pontífice. Y en particular en la UNSa se produjo un hecho aberrante y violatorio de todo el sistema de gobierno universitario: luego de que el consejo superior se pronunciara en acompañamiento del proyecto de ley de interrupción legal del embarazo, los aliados de la iglesia movieron todas sus piezas para lograr que tal pronunciamiento se deje sin efecto. La movida fue llevada adelante por todos esos profesionales católicos a los que la iglesia.
Este último segmento de la investigación no agota ni remotamente la complejidad de las relaciones que la iglesia y la universidad sostienen. Son muchas, incontables y bastante disimuladas. Sin embargo, hay un hecho material y palpable que ocupa varios metros cuadrados de una universidad pública: la capilla. ¿Cómo se creó? ¿Quién pago por ella? ¿Quiénes la administran? ¿Con qué fondos? ¿Para qué? ¿Cambiaría en algo que los estudiantes asistan a otra capilla para elevar sus plegarias? ¿Qué influencia tiene este vínculo en la forma en que se dictan las materias? Estas y otras preguntas serán material de trabajo para futuras investigaciones, que en particular opino deberían ser llevadas adelante por una comisión de investigación conformada por estudiantes, docentes y demás agentes de la propia universidad.
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