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La cabalgata de las tres magas de la polémica llega a Valencia

Se llaman Cristina, Manola y Rosa. Representan a la fraternidad, la igualdad y la libertad. «El año pasado pasamos a ser las mujeres putas», se lamentaban a EL ESPAÑOL por las críticas que recibieron. «El año que viene desfilaremos en Navidad», aseguran.

«¡Jamás!, nunca hemos dicho ni tan siquiera que esta fiesta era alternativa a los Reyes Magos. No. Es complementaria a la fiesta del solsticio de invierno. Es un argumento falaz. Jamás hemos dado pie para que eso sea así». Cristina Escrivà se revuelve cuando se le pregunta si la cabalgata de las Magas de Enero que desató la polémica el pasado año aspira a sustituir algún día a la de los Reyes Magos. Ella es una de las promotoras de este desfile laico, republicano y feminista que fue blanco de las críticas el pasado año y que regresa este domingo a Valencia, aunque desplazadas de la Navidad. Un partido de nueva creación convocó una concentración de rechazo el mismo día de la cabalgata y prefirieron trasladar la fiesta y evitar un más que posible conflicto que hubiera empañado una fiesta infantil. Pero avisan. Reaparecen este año para quedarse y volver a fechas navideñas en 2018. «Ya no nos tiran», dice Manola Roig.

Cristina, Manola y su hermana Rosa Roig son Fraternidad, Igualdad y Libertad, como se llaman las tres Magas de enero de la Valencia de Joan Ribó, a quienes se identificó como ‘las Reinas Magas’ de Valencia. Un calificativo que rechazan de lleno. «Nos convirtieron en reinas, pero no lo hemos sido nunca ni hemos dicho que lo fuéramos», explica Rosa Roig. No lo son, apuntan, por el origen y el simbolismo republicano de su fiesta (inspirada en una cabalgata infantil organizada en la Navidad de Valencia en 1937 para distraer a los niños de la Guerra Civil) ni por los valores de igualdad que quieren transmitir porque ser reinas, dicen, implica llevar corona, y una corona significa supeditar unas personas a otras.

Manola explica que la iniciativa parte de la idea de una sociedad cambiante. «Ocupamos un lugar que creo que la sociedad demandaba, obviamente no toda», dice. Les gustaría que la cabalgata laica se difundiera por todos los lados, pero solo si nace de la sociedad civil, no de las instituciones. ¿Debería Manuela Carmena importarla? «Debe nacer de las asociaciones cívicas, que haya voluntad de la sociedad», apunta. El año pasado, Ribó expresó desde el balcón su voluntad de que el de las Magas fuera el «inicio de una nueva forma de celebrar el comienzo del año» porque la multiculturalidad, la existencia de diversas religiones así como de familias sin creencias religiosas daban «sentido» a esta fiesta. Ellas, por su parte, evitan vincular su aparición a los llamados ‘ayuntamientos del cambio’. «La vinculación la hacen los políticos», asegura ‘Igualdad’. «Nosotras no buscamos el soporte institucional», insiste.

Su nacimiento en Valencia coincidió con la propuesta de Manuela Carmena en Madrid de que una mujer sustituyera a un rey mago en un par de cabalgatas de distrito. La idea desató las críticas de quienes veían detrás un intento de «acabar con las tradiciones cristianas». Dos ciudades ‘del cambio’ con iniciativas navideñas novedosas. Y se vieron desbordadas por las críticas. «Dejamos de ser Libertad, Igualdad y Fraternidad y pasamos a ser tres mujeres putas, mamarrachas o cortesanas», recuerda Cristina.

Ninguna se lo podía creer porque el día de la cabalgata todo fue bien. Pero al día siguiente las redes ardían y algunas webs las llamaban «prostitutas» en el titular. Las críticas también llegaron desde el PP y Ciudadanos. La portavoz de los populares en el parlamento valenciano habló de «patochada».

En vísperas de repetir la cabalgata este domingo, recuerdan aquellos días: «Fue como si nos tiraran un cubo de agua (…) Estuvimos casi diez días siendo portadas de los diarios, estábamos bloqueadas (…) Me llevó tiempo superar. Hirieron a las personas, no a la fiesta». Y aseguran que ningún colectivo o partido llegó a estar a la altura. «No solo la derecha, la izquierda y ciertos grupos progresistas quedaron absolutamente desarmados y no contestaron, que era algo que nos hubiera gustado», dice Rosa.

BATALLA POLÍTICA «A COSTA DE NUESTROS CUERPOS»

«En realidad, la sensación que tuvimos el año pasado era que hubo una batalla política entre el PP contra Ribó y que se estaba haciendo con nuestros cuerpos, y eso es totalmente injusto. Utilizar el cuerpo de una mujer como arma es una agresión», recalca. «La sociedad estaba preparada para la fiesta, los que no estaban preparados para las Magas de enero eran los políticos, y fue terrible, unos por la agresión y otros por no saber cómo actuar ante la agresión», apunta Manola.

El alcalde, Joan Ribó, que las recibió y estuvo con ellas en el cierre de la cabalgata en pleno balcón del Ayuntamiento condenó en su día el «ataque violento y machista». La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, dijo que se las criticó porque subieron al balcón del Ayuntamiento, un símbolo tradicional del poder en los años de Rita Barberá, y que por ello fueron vistas como una amenaza. También salió en su apoyo una exdiputada autonómica socialista, pero nadie más aparte del respaldo individual de personas anónimas.

Para las protagonistas hay otro problema de fondo: dejaron de ser tres personajes de ficción (las Magas de enero como «simbolismo» de aquella cabalgata infantil del 37) para pasar a ser Manola, Rosa y Llum (la mujer que representó a Fraternidad el pasado año y que no repite superada por las críticas). Y no se explican por qué han cobrado tanto protagonismo. «Nadie conoce el nombre de los Reyes que llevaron esos trajes (los de Manuela Carmena del pasado año) y siempre me he preguntado, ¿eso por qué? Pasamos a ser protagonistas porque éramos mujeres, nos habíamos atrevido a ocupar la calle, a dar una visión del mundo totalmente diferente y además nos habíamos atrevido a hablar y a lanzar un mensaje que en aquel momento era felicidad y cultura (…) ¿Por qué nosotras tenemos que ser noticia?», lamenta Cristina.

Por esta razón son reacias a hablar de las mujeres que se ‘esconden’ tras las Magas. A explicar que Cristina Escrivà es una escritora e investigadora especializada en recuperación de la memoria colectiva con una vasta lista de publicaciones a sus espaldas. Que Rosa Roig es escritora y profesora. Que su hermana Manola Roig es ilustradora. Y que todas son mujeres progresistas que luchan por reivindicar y visibilizar el papel de la mujer en la sociedad.

Las tres lideran la organización de esta peculiar cabalgata organizada por una entidad cívica, la centenaria y progresista Sociedad Coral El Micalet. Reclaman su espacio en la calle para su cabalgata laica, feminista y alejada de la visión comercial. No dan regalos, ofrecen magia y valores, dicen. «Les dijimos a los niños que no quieran para otros lo que no les parece bien a ellos mismos, ¿dónde está la maldad de esta fiesta?». Además, apelan a que nadie tiene el patrimonio de la fiesta y a que las costumbres van cambiando. «Ahí está Papá Noel, que ahora se ha asimilado», anota Manuela.

DESPLAZADAS DE LA NAVIDAD

Las Magas de enero vuelven este domingo a las calles de Valencia sin saber si habrá un cambio de reacción. Lo hacen fuera de fechas navideñas porque un partido político valenciano de nueva creación convocó una concentración el mismo día de la cabalgata. Todavía en su página web arremeten contra el acto: «¿Magas de qué? Avant Valencians (como se llama el partido) no va a permitir más provocaciones frente a nuestras señas de identidad».

Ellas explican que retrasaron la fiesta para evitar un enfrentamiento o algún conflicto entre ellos y un acto destinado a los niños. Pero avisan de que es una excepción. «La intención es volver a Navidad, hacerlo el primer domingo de cada año. Caiga como caiga», aseguran.

El portavoz de C’s en el Ayuntamiento, Fernando Giner, ha preguntado al alcalde si el de las Magas va a ser un acto institucional. «Si Ribó las recibe en su despacho en el balcón, será institucional», dijo. De momento, el alcalde no ha confirmado si volverá a recibirlas en el balcón.

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