“Memorable”. “Brillante”. “La mejor forma de empezar la Cuaresma”. Así se manifestaban a la salida del Teatro Auditorio de la capital algunos de los más de 900 asistentes al Concierto de inicio de Cuaresma, interpretado de manera magistral por la Unidad de Música de la Agrupación del Acuartelamiento Aéreo de Getafe (Banda de Aviación).
Pasadas las ocho y diez de la tarde y tras la proyección del spot promocional oficial de la Semana Santa de Cuenca para ir haciendo ambiente entre los asistentes, aparecía en el escenario la Banda de Aviación, seguida de su director, el teniente coronel Manuel Ruiz Gómez, quien concibió el Concierto en dos mitades y seleccionó un programa completo con ocho marchas de Semana Santa y dos piezas de música clásica (Largo de Handel y Adagio de Albinoni), una en cada parte. El aplauso de bienvenida, aun siendo caluroso, fue el más corto de la noche.
Y es que, ya desde la primera marcha – la Banda abrió el concierto con El Evangelista de José Vélez – se vio que la noche iba a ser de las de recordar y que la comunión entre público y Unidad de Música era total. Tras la marcha de Vélez y el Largo de Handel escucharon los presentes Réquiem por un músico (José López Calvo), una Quinta Angustia (Francisco Grau) que hizo vibrar todo el Auditorio y una interpretación de Mater Mea (Ricardo Dorado) que cosechó la ovación más larga hasta el momento, si bien es cierto que las anteriores no habían sido cortas y en todas se vio la Banda en situación de recibir en pie los aplausos.
Tras el descanso, el teniente coronel se dirigió por primera vez a los asistentes, visiblemente emocionado por la efusividad con la que el público estaba recibiendo su actuación y la de los suyos. Se le vio disfrutar a Ruiz Gómez durante todo el concierto y eso se notó en el desarrollo del mismo. “Estamos encantados de esta en este Auditorio y notamos con sus aplausos que les está gustando el concierto” comentó el teniente coronel antes de anunciar que dedicaba la marcha Camino del Calvario (Jesús Calleja) a las hermandades de la procesión por su IV Centenario.
Tras el Adagio de Albinoni, el concierto llegó a su punto álgido. Para que sonara Por tu cara de pena (José López Calvo) y se hiciera Viernes Santo en el Auditorio, entraron al escenario integrantes de la sección de Cornetas y Tambores de la Banda. El aplauso se prolongó a lo largo de más de dos minutos y la interpretación arrancó los primeros bravos de la noche. Tras Costalero, que también fue muy aplaudida, el vicesecretario de la JdC, Rodrigo Merchante, entregó al teniente coronel un reconocimiento en nombre de la institución nazarena.
Manuel Ruiz Gómez agradeció a Cuenca su calor y a la JdC su detalle, asegurando que “lo tendremos muy presente en nuestro puesto de trabajo”. Además, afirmó que los aplausos del público eran lo que les permitía tocar de esa manera y que “la única forma de que estas marchas suenen así, es sintiendo en cada nota el latido de la procesión”. El programa oficial terminó con Gracia y Esperanza (cambio de última hora por la prevista Soledad del Viernes Santo, ambas de Francisco Grau).
Pero un Concierto de inicio de Cuaresma no es completo si no suena el himno a la Semana Santa de Cuenca en que se ha convertido San Juan y, por eso, fue la marcha de Cabañas la seleccionada por el teniente coronel para el primer bis. El aplauso fue recio ya cuando la anunciaba y no lo fue menos al terminar. “Hay en la banda algunos componentes de Cuenca – dijo entonces Ruiz Gomez a los presentes – y me han dicho que no me puedo ir de Cuenca sin tocar Nuestro Padre Jesús”. El aplauso en el Auditorio hizo temblar butacas y escenario.
El broche final lo pusieron Las Corsarias, cantadas incluso por los músicos y el director y coreadas con palmas (y alguna que otra voz) por el público, y el Himno Nacional, tras el que cerró la noche un aplauso estremecedor. El Concierto de inicio de Cuaresma de 2016 y el paso de la Banda de Aviación por el Teatro Auditorio de Cuenca se recordará durante mucho tiempo como una de las grandes noches de Cuaresma y Pasión en la ciudad.