La Audiencia Nacional juzga este lunes al imán egipcio Hesham Sashaa, de 49 años, en prisión provisional desde abril de 2017 tras ser detenido en Alicante. La Fiscalía le atribuye haber creado supuestamente una organización radical para difundir en mezquitas un idearia violento wahabista y que serviría de refugio, lugar de tránsito y base de operaciones para combatientes retornados de Siria e Irak.
El Ministerio Público pide nueve años de prisión y considera a Sashaa autor de un delito de pertenencia a organización terrorista desde su llegada a España en 2011. El fiscal relata en sus conclusiones provisionales que, según los informes policales, el imán siguió las directrices marcadas por el Estado Islámico, que podrían tener como propósito la comisión de actos terroristas en sueño español o europeo.
El acusador relata que antes de trasladarse a nuestro país había residido en Rumanía entre 1996 y 2000, pero fue expulsado por intentar captar a jóvenes para enviarlos a Afganistán para entrenarles con armas y por preparar atentados en suelo rumano. Añade que tras ser expulsado de Rumanía llegó a Alemania, donde «comenzó a labrarse un nombre como imán» con «una incesante actividad» en su mezquita y viajes a Pakistán, y para financiar sus actividades se relacionó con personas de gran poder económico de Emiratos Árabes y Arabia Saudí, que financiarían su actividad.
Casado con cuatro mujeres y con 25 hijos, el imán tenía un alto nivel de vida antes de su detención. Sólo el dinero que gastaba en colegios oscilaba entre los 120.000 y los 180.000 euros anuales. La compra y remodelación de su casa costó un millón de euros. Explicó que podía hacer frente a estos gastos gracias a los fondos que recibía anualmente del Gobierno de Dubai, entre 300.000 y 400.000 euros.
Narró que el «90 por ciento» de sus actividades las sufragaba la familia real de la capital de Emiratos Árabes Unidos por medio de una fundación llamada Al Maktoum. Su defensa considera que estaba en contra del terrorismo y que lo demostrará en el juicio. Para ello aportarán documentos de su relación con los servicios de inteligencia españoles, el CNI.
Llegada a España
El aumento de su protagonismo en Alemania hace dos décadas y su relación con jóvenes radicales llamó la atención de los servicios policiales y cuando empezó a notar la presión de los mismos comenzó a viajar a España e invirtió dinero en mezquitas como las de las localidades Almoradí, Teulada y Calpe (Alicante) y Torrent (Valencia), con fondos procedente de sus mecenas habituales.
El fiscal destaca que se trasladó finalmente a España en junio de 2011, cuando alquiló una residencias en Benissa y otra en 2013 en esta misma localidad alicantina y en diciembre una gran casa en Teulada, valorada en 400.000 euros.
La dinámica seguida por el acusado en España consistía en visitar mezquitas de localidades de la provincia de Alicante como las de Teulada, Calpe, Altea, Pedreguer, Gata de Gorgos, Almoradí y San Vicente del Raspeig, donde se presentaba como un importante imán y en las que extendía el ideario y el adoctrinamiento radical.