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Ilustración «Entre Berlín y Roma» (Bismarck a la izquierda y el Papa a la derecha) en la revista satírica Kladderadatsch (1875): el Papa: «Es cierto que el último movimiento fue desagradable para mí, pero el juego todavía no está todavía perdido porque tengo una muy bonita jugada secreta». Bismarck: «Este también será el último, y entonces usted estará en jaque en un par de movimientos —por lo menos en Alemania—».

Kulturkampf · por Eduardo Montagut

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Esta publicación expresa la posición de su autor o del medio del que la recolectamos, sin que suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan lo expresado en la misma. Europa Laica expresa sus posiciones a través de sus:

El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.

La Kulturkampf vendría a significar en castellano, la lucha o el combate cultural. Es un término acuñado por el científico y antropólogo Rudolf Virchow, y que luego hizo fortuna entre la historiografía. Ha sido empleado para designar el conflicto desarrollado entre las instituciones prusianas e imperiales alemanas contra la Iglesia Católica y el catolicismo político.

El conflicto surgiría en relación con las dudas que el canciller Bismarck tenía acerca de la lealtad de los católicos al recién fundado Imperio alemán, después de coronar el proceso de unificación. Es cierto que la Kulturkampf tenía una dimensión de secularización de la vida política y social alemana, pero no debemos olvidar que, en realidad, se encaminaba exclusivamente contra la Iglesia Católica. Esta mezcla de apreciaciones explica que los liberales de izquierda apoyaran las medidas. Por otro lado, la Kulturkampf también tendría una lectura, digamos, polaca. Bismarck llegó a justificar algunas de las medidas que se tomaron aludiendo a la supuesta necesaria germanización de la minoría polaca en el interior del Imperio, dado que era católica. Este programa se retomaría a partir de 1886, pero ya no con una dimensión religiosa anticatólica, sino más de signo pangermanista.

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