La primera mujer en ocupar esta posición religiosa en Francia promueve un islam liberal a contracorriente de los islamistas
Hija de musulmán argelino y de una francesa con orígenes católicos y judío, Kahina Bahloul (París, 43 años) nada a contracorriente. Es la primera mujer imán en Francia. Pero el suyo es un islam liberal, alejado del islamismo predominante y marcado por la tradición de la mística de Ibn Arabí y por el sufismo. Acaba de publicar en castellano el ensayo Mi islam, mi libertad (ediciones La Llave).
PREGUNTA. ¿Cómo descubrió a dios?
RESPUESTA. Para mí fue natural. Crecí en Argelia con mis abuelos, que eran creyentes. Su práctica religiosa de islam no es como la que nos imaginamos hoy. Era una fe en harmonía con la naturaleza y la sociedad, simple y cercana de lo humano.
P. No tenía que ver con el islam hoy.
R. No. Era el islam tradicional. Yo veía a mi abuelo rezando bajo un árbol. Tenía un lado místico, romántico. Las fiestas eran un momento de alegría y convivencia. Era muy distinto. Presencié el giro que ocurrió con el auge del integrismo islamista.
P. Lo vio en Argelia.
R. Argelia fue uno de los primeros países en conocer el islamismo. En los años noventa vimos llegar el islam político y las transformaciones en la sociedad. Uno de los primeros signos de esta transformación fue la llegada del velo islámico, el hiyab. Yo había conocido una Argelia sin velo.
P. Usted no lleva velo.
R. Nunca he llevado velo. Y en mi familia nunca se planteó que yo lo llevase. Mi abuela, sí, llevaba el velo tradicional, una especie de tejido blanco, de seda o lana. Pero la generación de mis tías ya no.
P. Para usted, ¿qué significa el velo?
R. Es claramente una herramienta de la dominación patriarcal. Y no solo eso, sino que además está lejos de ser un símbolo exclusivo del islam. El velo ha existido en todas las tradiciones, mucho antes del islam: en el judaísmo, en el cristianismo.
P. Ahora se dice llevar el velo puede ser feminista y que cuando se legisla sobre el velo, se legisla sobre el cuerpo de las mujeres.
R. Sí, y es muy molesto. Forma parte de este movimiento del islam como herramienta para afirmar una identidad contra la modernidad occidental. No logro entender este islam identitario que está detrás de un cierto feminismo y que reivindica el derecho a llevar el velo, porque el velo porque formaría parte de una identidad musulmana.
P. Para muchas personas, ver a una mujer imán sorprende.
R. En la historia de la humanidad, cada vez que las mujeres han querido practicar una profesión que les estaba prohibida, al principio ha chocado. Mujer piloto, mujer juez, mujer médico, Marie Curie… Las mujeres deben luchar para acceder a oficios prohibidos por el sistema patriarcal. En la religión es aún más difícil porque existe la idea de la sacralidad.
P. ¿Por qué se convirtió imán?
R. No me desperté una mañana y quise ser imán. Fue un recorrido de búsqueda espiritual y personal. Quise compartir esta experiencia, que me ayudó mucho en la vida. Simbólicamente, ayuda a transformar la mirada de la sociedad no solo sobre la mujer sino sobre el islam. Nada lo prohíbe en el islam, al contrario.
P. ¿Los musulmanes en Francia lo entendieron?
R. Depende de cuáles. Los conservadores o los fundamentalistas no lo entienden, pero muchos musulmanes progresistas y liberales, sí. Me paran a veces en la calle y me dicen: “Continúe, no abandone”.
P. Pero los integristas dominan el islam en Francia.
R. Dominan el islam en general, en el mundo entero. Tendrán que pasar siglos antes de que el islam liberal sea mayoritario. Fue el caso del judaísmo liberal, que nació hace más de un siglo y ahora es mayoritario en Estados Unidos, en Francia todavía no. Es una cuestión de tiempo. Somos una pequeña minoría. Pero todas las revoluciones comienzan con minorías.
P. ¿Tuvo reacciones hostiles?
R. En las redes sociales, pero nada muy serio.