“La operación traicionera no traerá seguridad a la ocupación [en referencia a Israel], sino más resistencia”, afirma el jefe político de Hamás, Ismael Haniye
El ejército israelí ha matado en la madrugada de este martes a 3 líderes de la Yihad Islámica y al menos a 10 civiles palestinos en una serie de bombardeos en Gaza. Cuatro son niños, según fuentes médicas palestinas. Es la operación ―con asesinatos selectivos y una decena de bombardeos en otros puntos de la Franja― que distintas voces pedían en Israel y que se repite cada tanto: ha recibido nombre (Escudo y Flecha), se han cerrado los pasos fronterizos con Gaza a bienes y personas, se han cancelado las clases escolares y se ha ordenado a los residentes en un radio de 40 kilómetros que permanezcan cerca de refugios, por la previsible respuesta con cohetes. Por la tarde, las Fuerzas Armadas de Israel han matado a otros dos palestinos, que han descrito como una célula de la Yihad Islámica que transportaba misiles antitanque en un vehículo. “Estamos en medio de una campaña y estamos preparados para cualquier posibilidad”, ha asegurado a última hora del día el primer ministro, Benjamín Netanyahu, en una reunión del gabinete de seguridad en Tel Aviv.