Hay una frase de Najat el Hachmi que me apunté en un bloc de notas donde guardo pensamientos que me inspiran. No sé si era de su libro Siempre han hablado por nosotras (maravillosa y valiente proclama feminista) o de alguna entrevista, pero decía: “Los islamistas no son los amigos de la izquierda, son la derecha de los países árabes musulmanes”. La frase tendría que parecer una obviedad inapelable, pero vivimos en un mundo de confusiones, donde, con respecto al islam, se practica un buenismo progre paternalista que convierte las obviedades en estigmas. A la primera crítica, te lanzan la islamofobia por la cabeza, y así se impone un pensamiento único que impide un debate profundo. Nunca entenderé el papanatismo de la izquierda ante el islam, pero es un hecho que han perdido la capacidad de pensar críticamente. Como escribí hace mucho con destripada ironía, hay una progresía que cuando ve a un cura sufre urticaria, y cuando ve a un imán, tiene un orgasmo.
El tema ahora se centra en la iniciativa del conseller Bargalló de implementar la enseñanza del islam en la escuela, así, sin vaselina. Sobra decir que el progresismo oficial ha aplaudido a rabiar la medida, y el súmmum es el tuit de Gala Pin asegurando que estaba muy contenta porque era “una reivindicación de las comunidades islámicas”, mientras aprovechaba el Pisuerga para zurrar a la religión católica… Aparte de Joan Tardà, que ha expresado su desacuerdo, pocas voces se han alzado contra una medida que no va a favor de las niñas ni de los derechos civiles. Solo va a favor de los líderes islamistas y de la ideología reaccionaria que practican. Y vuelvo a Najat, que lo ha planteado en un hilo de preguntas demoledoras. Le cedo a ella el resto del artículo: “¿Quién enseñará islam en las escuelas? ¿De qué rama será? ¿Suní? ¿Chií? ¿Salafista? ¿Si es suní, de qué escuela interpretativa? ¿A los alumnos se les transmitirá el primer pilar de esta religión que dice que solo hay un Dios y el resto de confesiones son mentira? ¿Que los musulmanes son mejores por ser seguidores de la única religión verdadera? ¿En las escuelas públicas se podrá enseñar que los no musulmanes están condenados al infierno? ¿Que la homosexualidad es haram ? ¿Que las mujeres son inferiores a los hombres? ¿Que el sexo fuera del matrimonio será castigado con el fuego eterno? ¿Quiénes son las comunidades islámicas? ¿Hay un censo de musulmanes? ¿Los representantes de estas comunidades, quiénes los ha escogido? ¿Cómo acaba todo eso con los privilegios de la Iglesia católica?”.
Responda, conseller Bargalló, responda…
Pilar Rahola
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