Hace unos días, en un episodio de Last Week Tonight, John Oliver denunció el pésimo estado del periodismo científico, donde el hambre de clicks y el sensacionalismo han reemplazado la rigurosidad y hasta el sentido común — el video no tiene traducción (no estoy al tanto de que haya una versión subtitulada).
Y resulta que algunos periodistas todavía no espabilan. Por ejemplo, se acaba de publicar una nota afirmando que ir a misa cada semana prolonga la vida. (Ver al final)
Y… no es tan así.
El estudio es real, pero sus resultados no permiten concluir que ir a misa prolongue la vida.
Primero, porque el estudio encontró una correlación, entre quienes decían que van a misa más de una vez por semana y cinco meses más de esperanza de vida. Como sabemos, correlación no es causalidad.
Además, el estudio hace parte del Nurses’ Health Study, que evalúa la salud de las enfermeras. Este estudio siguió durante 12 años a 74.534 enfermeras, la mayoría entre los 50 y los 60 años de edad, todas ellas estadounidenses, viviendo en EEUU.
Incluso si hubiera una causalidad (y no sólo una correlación), las conclusiones sólo serían aplicables a enfermeras estadounidenses entradas en sus 50.
Y las personas religiosas sólo ven incrementada su salud cuando viven en sociedades religiosas, pero el efecto desaparece en las sociedades laicas.
Y está el problema de que el estudio se basa en autorreportes, por lo que un título alternativo sería: «Decir que vas más a misa prolonga la vida».
Y no hubo control para la la religión. Encuentro difícil de creer que los resultados sean todos para la misma denominación religiosa.
Mejor dicho, la única conclusión que se puede sacar del estudio es que hay una correlación entre ser enfermera estadounidense de más de 50 años viviendo en EEUU que dice que va a misa dos veces por semana o más y una prolongación de su expectativa de vida en cinco meses. Lo que pasa es que un título así no atrae clicks.
Ir a misa cada semana prolonga la vida
Asistir a misa es bueno para la salud. Así lo demuestra un estudio publicado este lunes en la edición on line de la revista «Jama Internal Medicine».Según la investigación realizada por un grupo de científicos del Harvard Chan School of Public, aquellas personas que asisten más de una vez a la semana a los oficios religiosos tienen un 33 por ciento menos riesgo de morir por alguna enfermedad que aquellas que no hacen.
Es más las personas que acuden a la Iglesia una vez a la semana tienen un 27 por ciento menos riesgo de morir por una enfermedad cardiovascular y un 21 por ciento menos de fallecer a consecuencia de un cáncer.
La práctica religiosa está muy extendida en Estados Unidos. Cerca del 40 por ciento de la población admite asistir a los servicios religiosos al menos una vez a la semana, pero los efectos de la espiritualidad sobre la salud no estaban claros. Ante la falta de una evidencia científica, este grupo de investigadores utilizaron los datos estadísticos de 74.534 mujeres, que participaron entre 1992 y 2012 en un informe sobre la Salud de los Enfermeras.
A lo largo de 16 años, las enfermeras respondieron cada dos años cuestionarios sobre su dieta, estilo de vida y estado de salud, y cada cuatro años sobre su asistencia a los servicios religiosos. De las 74.534 mujeres analizadas, 14.158 admitieron asistir a misa más de una vez a la semana, 30.401, lo hacían una vez por semana y las 17.872 restantes no asistían nunca. La mayoría de los participantes del estudio eran católicas o protestantes.
Perspectiva más optimista
Aquellas mujeres que asistían regularmente a los oficios religiosos tenían menos síntomas de depresión y sufrían menos ataques de ansiedad. Además las enfermeras que asistían a misa más de una vez a la semana tenían un 33 por ciento menos riesgo de morir comparado con el resto de las mujeres que no asistían nunca a los oficios religiosos. Las mujeres que lo hacían semanalmente, el riesgo caía al 26 por ciento, mientras que llegaba al 13 por ciento en el caso de las que iban a la Iglesia menos de una vez a la semana.
En concreto, aquellas que iban a misa más de una vez a la semana tenían un 27 por ciento menos riesgo de morir por una enfermedad cardiovascular y un 21 por ciento menos en caso de cáncer comparado con el resto de las pacientes.
«Nuestros resultados sugieren que puede haber algo importante detrás de la religión y la espiritualidad. Los beneficios de asistir a los servicios religiosos parecen estar relacionados con un mayor apoyo social, menos consumo de tabaco y un menor riesgo de sufrir depresión, ya que estas personas tienen una perspectiva más optimista y esperanza de la vida», afirma Tyler J. VanderWeele, profesor de Epidemiología en Havard Chan School of Public y coautor del estudio.
Los autores destacan, sin embargo, los límites de la generalización de sus resultados, ya que la muestra del estudio solo incluía a personas de raza blanca, del mismo nivel socioeconómico y todas eran enfermeras, un colectivo especialmente sensible al cuidado de la salud.
No es la primera vez que un estudio aborda la influencia de religión en la salud de las personas. Pero la mayoría han sido criticados por sus limitaciones, ya que solo las personas sanas pueden asistir a los servicios religiosos. Este estudio abordó estas críticas mediante el uso de una metodología rigurosa, una muestra de población más grande y mediciones repetidas en el tiempo tanto de la asistencia a misa como de su salud.