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Inician una campaña en Andorra para pedir la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo

“Pedimos al Gobierno de Andorra y al obispo Joan Enric Vives que despenalicen el aborto en Andorra, como mínimo por: violación, peligro físico o psicológico para la madre y malformación fetal. Que el aborto sea gratuito y con un circuito claro para acceder a él. Una violencia callada y silenciada es una violencia aceptada”. La asociación Stop Violències ha reiniciado la lucha, hasta ahora sin éxito, por la aprobación de una ley que permita la libre interrupción del embarazo en un país de 80.000 habitantes en el que, según denuncia, la Iglesia hace prácticamente imposible cualquier cambio relacionado con los derechos de las mujeres. 

Andorra tiene un presidente elegido democráticamente y dos copríncipes: el obispo de Urgell y el presidente de Francia. “Tenemos un gobierno de derechas y a ellos les va muy bien decir que la Iglesia no nos deja”, afirma la presidenta de la asociación, Vanessa M. Cortés, psicóloga social especialista en violencias. Andorra, junto con Malta y el Vaticano, son los únicos países en Europa donde el aborto está prohibido. En un informe, la ONU mostró su preocupación por la “interpretación del derecho a la vida” recogido en la Constitución: “Es una limitación de los derechos de salud sexual y reproductiva de las mujeres”.

¿Qué ha ocurrido con las campañas anteriores?

Pues aunque hubo una campaña muy fuerte entre 2012 y 2013, el Gobierno la guardó en un cajón y punto. Se llevó al Parlamento pero votó en contra con más de 4.000 firmas de la propia ciudadanía que entregó la plataforma Si als nostres drets.

¿Por qué?

Es la pregunta que nos hacemos desde aquí. Nuestra situación geopolítica es muy compleja. El obispo ha dicho que si se aprueba esa ley él abandonaría el puesto de jefe de Estado, lo que conllevaría implicaciones políticas muy importantes y crearía una crisis. ¿Pero qué pasa además? Que a ello se unen la misoginia y el machismo de la derecha que nos gobierna. Somos un pueblo soberano y estas cuestiones no deberían incidir en la política del país. Hay un veto a cualquier avance en relación con los derechos humanos de las mujeres, porque en Andorra sí está permitida la unión civil entre persones del mismo sexo y la adopción para las comunidades gays. Y aunque se opusieron a estos cambios se aprobaron igual.

¿Qué hacen las mujeres que quieren abortar en Andorra?

Mientras esto pasa, hay menores que están siendo obligadas a parir, como el año pasado, que hicieron parir a una niña de 13 años. Y no sabemos qué se hace cuando hay un embarazo extrauterino. Es todo muy hipócrita. Tenemos al lado Francia, Toulouse. Y Cataluña, Barcelona. Pero hay que pagar entre 300 y 1.000 euros. Si hay complicaciones la factura empieza a subir y muchas veces no queda claro si ese dinero se está declarando o no. 

En un vídeo en el que usted pregunta a los hombres qué opinan del aborto, la respuesta mayoritaria es contraria. ¿Cuenta la asociación con un respaldo significativo de las mujeres?

El asunto está como muy interiorizado en Andorra. No existen los abortos clandestinos. No hay ayudas, ni planes de sexualidad, si te violan no hay protocolos claros… Lo que ocurre en Andorra, que es un país muy bonito para ir de turismo, es un despropósito muy grande. Las mujeres en Andorra creen que por contagio tienen los mismos derechos que las mujeres en Cataluña, porque hablamos el mismo idioma, tenemos la misma cultura… Creen que pueden abortar aquí como en Cataluña. Ese es el sentir de las mujeres en Andorra. Luego, cuando se encuentran en esa situación y les explicas que no, se quedan como diciendo: “¿Cóoomo?”. Hay un desconocimiento total y al gobierno le va bien que haya ese desconocimiento, esa confusión.  

El Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer (CEDAW), de la ONU, pidió ya en 2013 la legalización del aborto. Estamos en 2017.

Sí. Y Andorra también tiene firmado el Convenio de Estambul. Y nada. Por eso estamos recogiendo firmas, persona a persona, para entregarlas al comisario de Derechos Humanos europeo. La voluntad de la ciudadanía es avanzar, como se avanza en multitud de derechos. Se habla mucho de igualdad en Andorra pero no existe. Si estás tres meses sin trabajar, te quedas sin asistencia sanitaria. Las primeras que dejan de trabajar, para cuidar, son las mujeres. Hicieron una especie de ley a la que se pueden acoger hombres y mujeres para que tengas asistencia sanitaria. Pero claro, tienes que tener marido o pareja de hecho para que te pongan como beneficiaria. Hay mucha violencia económica.

Estamos como en los años 50 o 60 en Cataluña o España. Además, aquí hay miedo a hacer militancia. Aquí nos conocemos todos y todas. Si te ha visto tu jefe, ya la tienes liada. Aquí no se sabe qué son las revueltas sociales. Los derechos que tenemos las mujeres en la actualidad fueron batallados por mujeres andorranas desde el pacifismo, pero fueron luchados, como el derecho al divorcio, a estudiar, a entrar al Parlamento, pero la idea general que se tiene es que no fueron batallados sino dados sin más por la Administración pública y la Iglesia. Aquí apenas existe la conciencia social. Es peligroso y perverso. Para nosotras es muy duro. Estamos haciendo visible esta violencia institucional porque es tiempo de cambio. Una violencia silenciada es una violencia aceptada, y nosotras ya no queremos callar más.

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