El uso religioso de los medios públicos es igual de inadecuado e impropio de un Estado aconfesional, independientemente de que su contenido nos guste o no. El problema no es el discurso. El laicismo defiende la separación de la religión y la política, tanto en un sentido de clericalismo, como de confesionalismo, y con total independencia del contenido de la misma. Pretender buscar el apoyo político de la religión es una vulneración de la neutralidad y la separación, principios básicos del Estado laico. Algo igualmente válido cuando se vulnera la libertad de expresión, es un derecho que no puede depender de que el discurso me sea afín o me ofenda.
El líder de Podemos defiende que Francisco y su Iglesia son «aliados imprescindibles»
Pablo Iglesias hace propósito de enmienda con la Iglesia. Dos semanas después de que Podemos defendiera la supresión de las misas católicas en Televisión Española, el secretario general del partido ha escrito una tribuna de alabanza al Papa Francisco y a otros sectores eclesiásticos, en una clara intención de corregir su posición con respecto a la Iglesia. El líder de Podemos quita importancia incluso a la eliminación o no de las misas en la televisión pública —la iniciativa parlamentaria partió de su socio Izquierda Unida, pero Podemos la defendió con el argumento de que en las misas se «incitaba al odio» de los homosexuales— , al tiempo que sostiene que si estas fueran oficiadas por el Papa «quizá también el secretario general de Podemos deba escuchar (…) y tomar algunas notas».
Iglesias afirma que el Papa y «su Iglesia» son «aliados imprescindibles» para quienes defienden «la justicia social». El líder de Podemos desliza incluso una rectificación: «Ignorar lo que representa Francisco para construir un mundo mejor e identificar a toda la Iglesia católica con los sectores ultramontanos bunkerizados en ciertos espacios de poder del episcopado español sería de una torpeza imperdonable por nuestra parte», escribe este martes en un artículo en 20 Minutos titulado «Si la misa la oficiara el papa Francisco».
Podemos mantuvo su primer conflicto con la Iglesia católica hace dos semanas, cuando, tras una iniciativa de su aliado parlamentario IU pidiendo la supresión de las misas televisadas, subió el tono contra la jerarquía católica. «En las misas hemos podido ver cómo la jerarquía católica incitaba al odio a los homosexuales o hablaba de los derechos de las mujeres, como el del aborto, como algo abominable», argumentó el pasado 15 de marzo la portavoz parlamentaria de Podemos, Irene Montero, en defensa de la propuesta de IU. «Hemos visto a la jerarquía católica en España criticar a las mujeres por defender sus derechos, oponerse a que puedan casarse compañeros del mismo sexo, decir que los jóvenes no tienen que usar preservativo… Eso, desde la televisión pública, no», justificó también el líder, Pablo Iglesias.
La Conferencia Episcopal reaccionó molesta a las críticas de Podemos, que nunca había mostrado un tono tan beligerante contra la Iglesia, aunque el partido defiende la laicidad del Estado.
Con el objetivo de mitigar la posible ofensa a los católicos, el líder de Podemos reconoce también el papel de algunos sectores de la Iglesia en la democratización de España. «En una época de cambios como la que estamos viviendo, debemos recordar lo que determinados sectores de la Iglesia representaron para los avances democráticos en nuestro país», escribe. «No debemos olvidar que en España, en contraste con las élites eclesiásticas y el Opus Dei, completamente integrados en las clases dirigentes y en su trama de poder, existieron y existen comunidades de base y experiencias de intervención social católicas que forman parte del mejor patrimonio democrático de nuestra patria», sostiene Iglesias.
«Quizá lo importante no sea tanto que las misas se televisen más o menos en la televisión pública, aunque la Iglesia cuenta hoy con canales propios suficientes de los que carecen otras organizaciones sociales. Tal vez lo importante de verdad es que los católicos y todos los demás podamos ver y escuchar con más frecuencia a Francisco», concluye el líder de Podemos.
Si la misa la oficiara el papa Francisco
En las últimas semanas, quizá se nos haya escuchado mucho hablar de ciertos obispos. Va siendo hora de que se nos escuche hablar del papa. El mundo está cambiando y probablemente no sea casualidad que Francisco sea el primer papa no europeo desde que el sirio Gregorio III estuviera al frente de la Iglesia católica, hace casi 1.300 años.