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Iglesia ortodoxa serbia excomulga al presidente y diputados de Montenegro por votar la expropiación de sus bienes

Esta Ley de Libertad Religiosa fue aprobada por el Parlamento de Podgorica a finales de diciembre

La Iglesia ortodoxa serbia, que es la única reconocida en la región, considera la «confiscación» un agravio al que ha respondido sacando a popes, monjas y fieles a las calles

El Gobierno de Podgorica nacionaliza bienes del clero y desata fuertes protestas contra una ley frente a la que las autoridades eclesiásticas han contestado ordenando que no se administren sacramento ni al presidente ni a los diputados que la votaron.

Una mecha ha vuelto a prender en los Balcanes Occidentales, esta vez en los centros de culto, conventos y monasterios de la omnipresente Iglesia ortodoxa serbia, cuyos bienes en Montenegro corren el riesgo de ser nacionalizados en virtud de la Ley de Libertad Religiosa aprobada por el Parlamento de Podgorica a finales de diciembre.

La riada de furiosas protestas que ha desencadenado esa ley llegó a finales de año hasta las puertas de la embajada de Montenegro en Belgrado, donde miles de ultranacionalistas serbios se vienen concentrando desde hace semanas para advertir a sus vecinos de que «están sentados sobre fuego».

Las protestas se suceden desde entonces dos veces por semana. La Iglesia ortodoxa serbia, la única reconocida en la región, ha excomulgado a todos los legisladores que votaron a favor de la ley, a los miembros del Gobierno y hasta al presidente del país, Milo Djukanovic.

En un paso más por demostrar que «Montenegro no es un país serbio ni satélite de Serbia», como siempre afirmó su ministro de Exteriores, Srdjan Darmanovic, el Gobierno ha decidido reclamar para el César lo que cree que es del César: todas las propiedades de la Iglesia ortodoxa serbia que no fueran registradas en Montenegro antes de 1918.

«Todos los inmuebles y propiedades que carezcan de documentos pasarán a ser registrados como bienes públicos y herencia cultural de todos los ciudadanos», pues «todos los ciudadanos contribuyeron a levantar esos lugares», recoge la norma, aprobada con una mayoría de 45 diputados sobre un total de 81. La fecha de 1918 no es casual. Marca la anexión de Montenegro por Serbia y su incorporación a un reino de serbios, croatas y eslovenos que luego, en 1929, pasaría a ser Yugoslavia.

No hay datos de cuántos centros de culto, monasterios y conventos se verán afectados por la medida, pero independientemente del número y valor de esos bienes, la Iglesia ortodoxa serbia considera la «confiscación» un agravio al que ha respondido sacando a popes, monjas y fieles a las calles. Y con la excomunión de todos los que propusieron y aprobaron la ley.

«Ordenamos a nuestro clero amante de Dios, según las palabras de San Pedro de Cetinje, que no les administren sacramentos ni ritos hasta que no muestren arrepentimiento», afirma el texto distribuido internamente por la Iglesia serbia a sus ministros. Para tensar aún más la situación, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, anunció una «visita privada» a los serbios montenegrinos con motivo de la Navidad ortodoxa.

Para Djukanovic, las manifestaciones y revueltas que se están sucediendo tras la aprobación de la ley son orquestadas y buscan forzar que el país renuncie a su futuro en la Unión Europea en favor de una «ilusión nacionalista».

Las protestas, multitudinarias en la capital montenegrina, entre tanto continúan y se extienden hasta Moscú. En una muestra de apoyo a sus aliados serbios, el Kremlin, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, emitió una nota mostrando su preocupación por la Ley sobre Libertad Religiosa de Montenegro, que califica de «muestra de la creciente presión administrativa a la Iglesia ortodoxa serbia con el fin de expulsarla completamente» de ese país.

La Iglesia ortodoxa, la tercera mayor rama del cristianismo tras católicos y protestantes, cuenta con cerca de 300 millones de fieles en todo el mundo, la mayoría en Rusia (con 80 millones de fieles), países bálticos, los Balcanes y Europa del Este, además de Chipre y Grecia. Cuenta con 14 ramas o patriarcados que se gobiernan de forma autónoma y se reconocen entre sí. Hoy por hoy, la iglesia ortodoxa montenegrina no sólo no está reconocida por ninguna sino que carece de fieles para fundarla.

Un sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Serbia habla con un policía antidisturbios en un puente cerca del parlamento, antes de votar el proyecto de ley sobre 'Libertades religiosas y derechos legales de las organizaciones religiosas' en Podgorica

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