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Iglesia Católica y confesionalidad

La Iglesia Católica es el único “ente” sobre el que nadie se atreve a decir la verdad. Ni yo ni nadie que conozca. La Iglesia Católica tiene tantísimos años de experiencia en la ocultación de la información, en la manipulación, en la represión de todo tipo, habiendo cometido muchísimos más asesinatos que cualquiera de las organizaciones terroristas así denominadas, por lo que no es de extrañar que todos la tengamos miedo por mucho que intentemos no contagiar a los demás de ese miedo.

No obstante, toda esta información oculta por el miedo antes o después saldrá a la luz. Igual que ahora conocemos todos los crímenes que la Iglesia Católica cometió en el pasado, llegará un día en el que se conocerá lo que a día de hoy comete, aunque quizás tengan que pasar varios siglos para que eso suceda.

Pero quiero lanzar de nuevo un mensaje de optimismo; tengo esperanza en el ser humano, tengo esperanza en su capacidad de movilización, y tengo esperanza en las nuevas formas de comunicación que están surgiendo al margen de los imperios económicos y mediáticos.

Solamente a través de la suma de esfuerzos se podrá construir un mundo más libre para todos al margen de los intereses de las grandes corporaciones como la Iglesia Católica. Pero esos esfuerzos humanos, no son más que eso, humanos, y a diferencia de los esfuerzos de los personajes divinos, los seres humanos tenemos nuestras limitaciones. Somos fruto de nuestra educación, educación en el caso de muchos de los que luchamos por el estado laico que está fuertemente limitada por la influencia del catolicismo, somos fruto del amor de nuestros amigos y familiares que también son católicos porque son humanos y se han empapado de aquello que han visto a su alrededor por muy aterrador que sea. Todo ello nos condiciona.

Los asuntos políticos se mezclan con los asuntos personales. Nos condiciona nuestra vida diaria, en la cual incluso tenemos que luchar por nuestra supervivencia.

En nuestra vida diaria tenemos que soportar las injurias de aquellos que ven peligrar sus posiciones, posiciones que en este caso concreto están marcadas por los dictados de la Iglesia Católica. Quien se enfrenta a la Iglesia Católica tiene que soportar todo tipo acusaciones, falsas en unos casos, y ciertas pero inoportunas en otros, que no sólo minan los asuntos políticos sino también los asuntos personales.

Yo he padecido también recientemente injurias, mentiras e incluso amenazas a causa de mi lucha por informar acerca de la Iglesia Católica. Las últimas han sido a través de llamadas de teléfono anónimas que voy a poner en conocimiento de la Policía.

Yo nunca quise ser un mártir. No me siento preparado para morir en ninguna cruz por continuar enfrentándome a los “Jerarcas Cristianos”. Ha habido gente más valiente que yo que ha dado ya su vida por ello. Desde este punto de vista del martirio, las personas que no practican ninguna religión tendrían muchos más motivos que los mesías de otras religiones para fundar su propia religión. Incluso hay gente que ya considera el ateísmo una religión y han llegado a proponer que se asigne una casilla en la declaración de la renta para los movimientos que defienden la apostasía, que se dan clases de ateísmo en los colegios, o que las iglesias que en su día pagamos entre todos los ciudadanos sean destinadas al menos en parte para la enseñanza del librepensamiento. Actualmente somos un estado aconfesional. Pero esto va a cambiar próximamente. Hay colectivos que proponen que se cree un estado laico y hay otros que proponen la creación de un estado pluriconfesional, pervirtiendo los términos y llamándolo laico. Si finalmente se crea un estado pluriconfesional, aquellas propuestas que yo en ningún caso compartí no me quedará más remedio que apoyarlas lleno de jocosidad, y pediré que el ateísmo sea financiado y promovido por el estado por ser una religión de notorio arraigo en la población española, mucho más arraigo que otras confesiones a las que se está proponiendo financiar desde el pluriconfesionalismo.

Aunque existiría una notable diferencia entre la religión apóstata y otro tipo de religiones.

Los apóstatas no tenemos jerarcas dictatoriales, y si existen organizaciones estructuradas, están democráticamente estructuradas. Los apóstatas no tienen libros sagrados, sino que están en una permanente labor de actualización de sus textos. Los apóstatas no tienen una larga historia tras de sí repleta de crímenes, sino más bien al revés, la apostasía ha sido, y todavía sigue siendo por parte de algunas religiones causa de condena a muerte.

Por lo tanto, la religión apóstata, no sólo tendría “notorio arraigo”,  que es el criterio que la vigente Ley Orgánica de Libertad Religiosa del Estado Español establece como condición para firmar Acuerdos y Convenios con las religiones, sino que además debería ser protegida positivamente por ser una religión que sufre discriminación en su contra.

Creo que muchos colectivos estarán deseando que el Estado delimite cuales son los criterios para ser considerados una religión y de este modo adaptarse a ellos para obtener los abundantes privilegios que reportaría, y del mismo modo, les gustará que se delimite a partir de qué momento el “arraigo” comienza a ser “notorio” y qué formas de proselitismo religioso son las más adecuadas.

Da la sensación incluso de que aquellos que no practican ninguna religión ya empiezan a tener sus propios “dogmas intolerantes” según manifiesta alguna Fundación que se autodenomina “laica”.

Acabo de leer un manifiesto de la Fundación Cives en el que pide una revisión de ciertos matices del estado aconfesional o pluriconfesional, según como se le quiera llamar, y en el que ni siquiera pide la salida de la enseñanza religiosa de las escuelas, tal y como el día 24 de noviembre sí hizo en un acto público la plataforma por la religión fuera de la escuela que estuvo formada por numerosos colectivos laicos, en la que por supuesto la Fundación Cives no estaba incluida. Pero hay algo que llama mucho más la atención de este manifiesto: En este manifiesto falsamente llamado “laico” se habla de “dogmas intolerantes”, y se habla también de la “religión de los no creyentes”. Ante la duda, prefiero pensar bien. Esta Fundación no pretende que los “no creyentes” sean una religión discriminada dentro del marco pluriconfesional del estado, sino que pretende que se considere a los “no creyentes” como una confesión religiosa más con los mismos derechos que el resto de confesiones.

Ojalá la idea llegue hasta los oídos de un importante sector del actual Gobierno, porque creo que sería bien recibida. Yo, mientras tanto, me voy a callar y me voy a ir a hacer un largo viajecito de vida contemplativa a partir de este instante; no vaya a ser que me acaben crucificando. No soy el primero que tira la toalla, y supongo que no seré el último. Si hay alguien que tenga alguna enfermedad terminal, teniendo acceso al mismo tiempo a información acerca de la iglesia, y con fuerzas en sus últimos suspiros para desvelarla, ánimo, a ser valiente. A pesar de los errores. Todos nos equivocamos. Por eso nunca financiarán nuestros dogmas en la declaración de la renta. La próxima vez creo que me equivocaría un poquito más.

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