Quieren “acoger a los homosexuales”, “acompañar a los divorciados” y hacer “más accesibles y ágiles” las nulidades matrimoniales. Sin embargo, continúan rechazando llamar matrimonio a la unión entre personas del mismo sexo.
En el Sínodo de la Familia, que se celebra en el Vaticano hasta el próximo domingo 19 de octubre, la Iglesia católica ha abierto el debate sobre muchos aspectos, pero es especialmente relevante el aparente cambio que experimenta su postura sobre los homosexuales.
Esto es lo que decía la Iglesia y lo que dice ahora sobre varios asuntos:
Homosexuales
- "Amenaza para el porvenir de la humanidad". A principios de 2012, el papa Benedicto XVI afirmó, en un discurso a los diplomáticos que trabajan en el Vaticano, que el matrimonio homosexual es una de las amenazas graves contra la familia tradicional que socavan "el porvenir mismo de la humanidad". Por su parte, el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig, arremetió en una misa televisada por un canal público contra los homosexuales: "Se corrompen y se prostituyen o van a clubs de hombres nocturnos, donde encuentran el infierno".
- "Acoger a los homosexuales". La Relatio post disceptationem del Sínodo cuenta con un apartado dedicado al argumento de "acoger a las personas homosexuales". El informe indica que los homosexuales "a menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos" y plantea dos reflexiones: "¿Nuestras comunidades son capaces de serlo aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?"; y "¿Somos capaces de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades?". Ante estos interrogantes, los obispos no sacan conclusiones y se limitan a afirmar que la cuestión de la homosexualidad "requiere una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realistas de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual".
Matrimonios del mismo sexo
- "Opuestos al bien común". Benedicto XVI también comentó en Portugal en 2011 que los matrimonios entre personas del mismo sexo son opuestos al "bien común" y defendió que la familia está "basada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer". Dos años antes dijo que salvar a la humanidad de las conductas homosexuales o transexuales era igual de importante que evitar la destrucción de las selvas. El obispo de Málaga, Jesús Catalá, llegó a comparar el matrimonio homosexual con el "matrimonio entre una recién nacida de tres días y un hombre de setenta años o de un hombre y un perro".
- "No puede ser equiparado al matrimonio entre un hombre y una mujer". Aquí no han variado su postura, aunque, parece, se suaviza el discurso. "Las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer" y subraya que no es aceptable que "se quieran ejercitar presiones sobre la actitud de los pastores o que organismos internacionales condicionen ayudas financieras a la introducción de normas inspiradas a la ideología género".
Adopción por parte de parejas gays
- "Elemento de gran peligrosidad". El cardenal Joseph Ratzinger, que se convertiría en el Benedicto XVI, sentenció en el año 2003: "La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual. Los intentos de posibilitar legalmente la adopción de niños en el contexto de las relaciones homosexuales añade un elemento de gran peligrosidad".
- "Problemáticas morales". En el Sínodo se ha puesto de manifiesto, sin negar "las problemáticas morales" relacionadas con las uniones homosexuales, que hay casos en que "el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas". En todo caso, el texto resalta que se deben poner siempre por delante "las exigencias y derechos de los pequeños" en relación a los niños que viven con parejas del mismo sexo.
Nulidades matrimoniales
- "Visión defectuosa". Las tesis más ortodoxas, como la del cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, han sido, por ahora, las predominantes. Las nulidades "animarían aún más a tener una visión defectuosa del matrimonio y de la familia", ha dicho. Según Burke, reformar este proceso podría hacer creer a los católicos que la Iglesia no es seria en cuanto a la indisolubilidad del matrimonio: "Es una línea de argumentación desilusionante".
- "Más accesibles y ágiles". Varios padres sinodales han expuesto durante el Sínodo la necesidad de "hacer más accesibles y ágiles los procedimientos para el reconocimiento de casos de nulidad".
Divorciados/as
- Prohibido comulgar. La teología y disciplina de la Iglesia Católica establece que aquellos que se han divorciado y vuelto a casar sin un decreto de nulidad para el primer matrimonio se encuentran en una relación de adulterio, que no les permite arrepentirse honestamente, para recibir la absolución de sus pecados y recibir la Santa Comunión. Hasta que se resuelva la irregularidad matrimonial por el Tribunal de los Procesos Matrimoniales u otros procedimientos que se aplican a los matrimonios de los no bautizados, no pueden acercarse a los Sacramentos de la Penitencia ni a la Eucaristía.
- "Acompañarles". El documento afirma que la comunidad local y los pastores "deben acompañar" a las personas divorciadas, sobre todo cuando hay hijos o es grave su situación de pobreza. El Sínodo de Obispos reconoce la "urgencia de nuevos caminos pastorales" para las "familias heridas" (separados, divorciados vueltos a casar), que no estén basadas en "soluciones únicas" o inspiradas en la lógica del "todo o nada". Entre ellas, la de la posibilidad del acceso a la comunión de los que se casan por lo civil tras el fracaso de su primer matrimonio.
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