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Henda Ayari, ex radical: Riad y el salafismo wahabí son un peligro para el islam y para el mundo

Henda Ayari, de 34 años franco-tunecina, por años ha vivido y practicado la versión extrema y fundamentalista de la región. Quien la introdujo en la ideología fue su cónyuge impregnado de fanatismo. Arabia Saudita y la familia real promueven una fe desviada, con finalidades políticas. Hoy lucha por un islam moderado y capaz de dialogar con los otros cultos.

El wahabismo salafita es una “nueva, falsa religión” que alienta “al odio hacia el no creyente”, si bien en la base de toda fe debería llevar a una acercamiento entre los seres humanos”. Es cuanto escribe Henda Ayari, franco-tunecina de 34 años, por muchos años ligada al islam radical. Después de un largo camino de reflexión, la mujer-si bien mantiene firme su fe musulmana-abandonó la ideología fundamentalista, de la cual denuncia las torturas, los abusos, las violencias.

En el libro autobiográfico: “Elegí ser libre”, Henda Ayari narra su alejamiento de la visión radical del islam, por culpa del cual perdió por un largo período de su propia vida todo tipo de libertad. El encuentro con la fe salafita a solo 21 años, cuando se casa con un francés impregnado de fanatismo. Por más de un decenio vive tapada de cabeza a pies, sufriendo la autoridad de un marido cada día más violento.

En su reflexión sobre el islam, la mujer ataca a Arabia saudita como principal difusora de la visión radical de la fe musulmana. Una visión que es política y económica, antes que cultural y es promovida por la familia real en el poder a Riad para mantener la supremacía entre los seguidores de Mahoma.

“A los 20 años era joven y salafita”, subraya Henda Ayari. “A los 39 años soy una mujer musulmana libre”. Y a cuantos demuestran que no entienden su mensaje, trata de demostrar las dos diversas maneras e imágenes que se encuentran en el artículo. El antes y el después, los años del rigor wahabí y la sucesiva emancipación, pero sin renegar su fe.

A continuación, la reflexión de Henda Ayari. Traducción a cargo de AsiaNews:

¿Por qué abandoné la ideología salafita?

Abandoné la ideología salafita ¡porque es un peligro para el mundo musulmán y para todo el resto de la humanidad!

Después de haber permanecido por largo tiempo inmersa en el salafismo, decidió rechazar totalmente esta ideología, partiendo del día en el cual entendí el verdadero peligro que es inherente a esta doctrina y la amenaza garavísima que se escondía detrás del rostro atrayente de esta “nueva y falsa religión” para los musulmanes.

Empleé muchos años (más de 20) para entender que, en realidad, el salafismo es una ideología sectaria muy peligrosa, que tiene por objetivo de ¡llevar a la división, al aislamiento y al odio entre los pueblos!

En el curso de los años en los cuales he vivido en la ideología salafita, participé en conferencias realizadas por expertos salafitas en Francia y en otras naciones como Arabia Saudita, leí muchos libros y devoré centenares de páginas, de textos escritos por estos supuestos sabios y me convertí en aquello que jamás hubiese querido ser: una persona intolerante y animada de odio hacia cuántos eran diversos de mí, así como a muchísimos musulmanes sin que se dieran cuenta. Porque nosotros nos transformamos sin casi ni siquiera darnos cuenta, bajo el empuje impalpable de una de las más peligrosas sectas en el mundo…Después de los Testigos de Jehová y muchas otras sectas…

Para aclarar mejor el concepto en esta nueva, falsa religión, somos alentados al odio hacia “quien no cree”, si bien en la base de cualquier fe debería estar la voluntad de un acercamiento entre los seres humanos, al respeto de todas las creaturas y a la vida común en paz y armonía.

Después de diversos años de reflexión e investigación, en el cual pude documentarme en profundidad y gracias a muchas horas de investigación, durada meses, años pude reunir un número suficiente de pruebas que me han llevado a rechazar totalmente la ideología salafita, que preferiría definir wahabí-salafita.

En plena conciencia he hecho hoy una elección y decidí narrar mi opinión sobre el argumento, considerándome una “arrepentida del salafismo” ¡sin ninguna ofensa hacia mis adversarios!

Es un largo discurso que no se puede reducir en un solo argumento, pero para que el tema sea de vuestro interés he aquí una pequeña explicación al respecto:

¿Qué ligamen existe entre el salafismo y Arabia saudita?

Puedo afirmar que Arabia Saudita es el patrocinador principal de la ideología wahabí que se nutre de odio hacia el mundo occidental y contra los no musulmanes…

La ideología wahabí-salafita es una grave amenaza para la paz entre los pueblos. Esta constituye una ideología que ofrece fundamento a los terroristas.

Entre cuantos siguen esta ideología, los convertidos están en un progresivo aumento también porque están frescos de ingresar en la fe musulmana, son más fácilmente manipulables y más sensibles a los mensajes tóxicos y a las ideologías inherentes de odio, impuestas por esta doctrina. Esto explica también porque muchos jóvenes convertidos convergen en el terrorismo, idealizan con más facilidad a la religión y es justamente por este motivo que consideran al Estado islámico como el nuevo Eldorado.

Para los wahabí-salafitas

Los musulmanes moderados son considerados apóstatas, cualquier no musulmán es un “no-creyente”, como consecuencia un enemigo de los musulmanes que va combatido. Aquellos que se definen salafitas quietistas, son peligrosos yanto cuánto aquellos que reivindican en modo abierto el yihadista, porque en realidad son difundidores de odio, de división en seno de la sociedad, se organizan con la finalidad de penetrar lo más posible en la sociedad y con los no musulmanes para vivir de ellos, aprovechando de las ayudas sociales proporcionados por los Estados y por una República que por otro lado odian… A despecho del hecho que el salafismo imponga la “hijra” en tierra islámica, la mayor parte de ellos elige vivir en países occidentales como Francia, en la cual ellos encuentras ciertos ventajas “sociales”, reivindicando al mismo tiempo la necesidad de vivir según “la sunna” (o sea siguiendo la antigua tradición que viene de la época del profeta), con el pretexto de la libertad y de la democracia (como sucede en la reivindicación de actividades comunes, como las piscinas no mixtas para las mujeres…).

Su objetivo principal es vivir a la antigua, como en la época del profeta siguiendo la sunna y los textos inspirados en los “sabios” wahabíes. Estos así llamados “sabios” favorecieron la salida al poder de la familia al Saouds gracias a numerosas “fatwa!, leyes de carácter emanadas por ellos mismos, imponiendo sus reglas en el reino saudita así como en el resto del mundo.

Los sauditas son los principales responsables de la difusión en escala internacional de una ideología religiosa que hace explícita referencia al odio, a la intolerancia y a numerosas otras violaciones a los derechos del hombre y en algunos casos, a la violencia hacia los miembros de otros grupos religiosos, musulmanes y no musulmanes

Como sucede de hace decenas de año, Arabia Saudita coloca millardos de petrodólares en las organizaciones islámicas de todo el mundo. Por el resto es resabido que una de las prioridades de Riad es el de difundir una visión fanática del islam saudita sunita y de luchar contra la difusión del islam chií de su peor enemigo, Irán.

Es todo un sistema de influencias que las autoridades sauditas han puesto en pie y financiado gracias al dinero que deriva de la venta de petróleo, con el cual Riad financia a predicadores en el extranjero, construye mezquitas, escuelas, centros y apoya campañas finalizadas para contrastar instituciones, responsables y medios en el extranjero que podrían oponerse a la agenda del reino.

En uno de los muchos textos que distribuyen para propagar su doctrina en todo el mundo, podemos leer las palabras de un alto funcionario religioso. “No te unas con los infieles, ódialos por su religión, abandónalos, no contar jamás con ellos ni en caso de necesidad, no los admires, contrástalos siempre en todos los modos posibles y en conformidad con la ley islámica”.

Los consejos son categóricos: “Cualquiera ayude a los infieles contra los musulmanes, cualquiera sea el tipo de ayuda les sea dado, es él mismo un no-creyente”.

Para aquellos, los países occidentales como los EEUU y Francia… son la “Demora de los infieles”, ¡sean los cristianos como los hebreos!

Los wahabíes salafitas conducen a la gente hacia una dirección que bien podríamos decir una forma de nacismo, inspirándose y reivindicando el odio hacia los hebreos, aprovechando la causa palestina si bien en realidad no la defienden para nada.

En algunos libros wahabí, como por ejemplo el librito de bienvenida del servicio cultural de la embajada de Arabia Saudita en Washington (publicado por el gobierno saudita), o en otros libros, manuales de ministerio saudita de la Instrucción, hay una lista de fatwas y de decretos religiosos emitidos por el departamento gubernamental para las religiones o publicado por otras organizaciones que tienen sede en Riad. En su interior se pueden encontrar instrucciones sobre cómo se debe comportar un musulmán:

Y se deduce la modalidad con la cual alentar a cada musulmán a construir un “muro de resentimiento” entre los musulmanes y los infieles: “Nunca saluden a los cristianos ni a los hebreos antes. No se alegren jamás con el infiel por sus vacaciones. No se hagan amigos con los infieles. No usar jamás un uniforme de licenciatura, porque querría decir que imitas a un infiel”. Y en otro libro podemos leer que si las relaciones entre musulmanes y no musulmanes fuesen armoniosos, no habría más “ni fidelidad, ni enemistad, no existiría la jihad y la lucha para alabar la obra de Allah sobre la tierra”.

Estos textos llenan hoy las bibliotecas, las salas de estudio, las mezquitas de todo el mundo y en Francia ya han provocado daños terribles en la mente de muchos musulmanes.

No son sólo libros que proponen el extremismo sino que son expuestos en las mezquitas y las obras extremistas son todas sauditas. Pero Arabia saudita y y en gran manera la principal responsable de la mayoría de estas publicaciones que vehiculan una ideología del odio hacia los no creyentes, que pueblan los países no musulmanes.

Estos textos muestran el adoctrinamiento de los musulmanes hacia la ideología beligerante y hostil de la secta radical wahabí salafita de Arabia Saudita. Todos los sauditas deben ser obligatoriamente musulmanes y el gobierno saudita, en colaboración con el establishment religioso del país, impone el wahabismo como doctrina oficial del Estado.

El wahabismo aplicado a la monarquía saudita y sobre el cual ella fundó la propia legitimidad, se presenta como una ideología fanáticamente sectaria, xenófoba y a veces violenta. Sus textos articulan una doctrina colma de ira que rechaza la coexistencia de las diversas religiones y condena en modo explícito a los cristianos, a los hebreos, a cuantos no son musulmanes, así como a los musulmanes no wahabíes.

El análisis de todos los textos religiosos provenientes del wahabismo salfita demuestra que es un deber religioso para los musulmanes odiar a los cristianos y a los hebreos y pone en guardia contra la imitación de los “infieles”, de los ligámenes de amistad con ellos o cualquier tipología de ayuda hacia ellos y contra la participación a sus fiestas y celebraciones.

Ellos inculcan el desprecio hacia los Estado no musulmanes, porque estos países son regulados por leyes civiles en cambio de la ley islámica totalitaria de tipo wahabí. Algunos textos ordenan a los musulmanes que jamás se ciudadanicen de estos países por un período de tiempo demasiado largo, porque son gobernados por infieles. Ellos aconsejan a sus seguidores trabajar para la creación de un Estado islámico.

Llegó el tiempo de combatir esta doctrina devastadora y afirmar los principios de libertad y de los derechos contra el wahabismo saudita y de enfrentar en modo directo de enseñanzas de esta ideología cargada de odio.

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