A ustedes la noticia les habrá pasado inadvertida, pero Héctor Sánchez es un joven estudiante andaluz que al final se ha visto obligado a cambiar de instituto para cursar sus estudios de bachillerato en contra de su voluntad obligado por las circunstancias de toda batalla épica en verso homérico.
El joven Héctor cursaba estudios en el IES de San Roque de Dos Torres (Córdoba), durante tres años ha batallado él y su familia para que se cumpliese la legalidad vigente, el ordenamiento constitucional, la defensa de derechos fundamentales y el cumplimiento estricto del estatuto de autonomía andaluz al oponerse a la presencia de símbolos religiosos en las aulas de su instituto reclamando así su libertad de conciencia y recordando a los poderes públicos la neutralidad que debe regir en materia confesional en los centros de educación .
Armado de valor, el joven Héctor se ha enfrentado a los más aguerridos mirmidones ibéricos que no han dado su brazo a torcer pese al apoyo de la ley, la razón y la propia constitución. De nada han servido las 6.000 firmas ante la Delegación de Educación o la resolución del Defensor del Pueblo, el destino de Héctor estaba sellado; inmolarse ante las Dos Torres de la muralla de Troya o aceptar el “ostracón» y partir al destierro.
Así son la Epopeyas, los dioses siempre quieren influir en el destino de los hombres y de sus leyes como elemento de dominio y prevalencia. Quédese Troya con sus símbolos, háganse nuevos decálogos de leyes para incumplirlas cuando a la divinidad se le antoje, póngase a Hoplitas mercenarios al servicio de la deidad de turno y dejen al joven Héctor caminar en paz y libertad.
Cuando Troya caiga en sus luchas intestinas y sus murallas sean solo ejemplo del polvo efímero, muchos se acordarán del joven príncipe desterrado.
Gracias Héctor.
Jorge A. Garcia. Presidente MHUEL