“Si ponerse las pilas es haber creado las oficinas diocesanas para atender las denuncias por abusos, pues entonces sí se ha hecho, pero en la mayoría de los casos porque había la obligación de notificarlo a la Santa Sede antes de un año”, señala un canonista
“El ‘motu proprio’ está produciendo un crecimiento exponencial de las denuncias, la gente se ha acercado a presentar su informe, a ser acogida y escuchada”
“Cada vez hay más gente al frente de estas oficinas antiabuso con muchas ganas de trabajar, pero también se detecta que faltan medios humanos, económicos y de formación”
Tres años después, hay países en donde ni se han creado las oficinas antiabuso y ni siquiera se han traducido las disposiciones emanadas de la carta apostólica del Papa
Este 1 de junio finaliza el trienio de vigencia ad experimentum de las normas decretadas por el papa Francisco en la carta apostólica en forma de motu proprioVos estis lux mundi, de obligada adopción y cumplimiento en todas las diócesis del planeta para prevenir y combatir los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia contra menores de edad y personas vulnerables.
Publicada el 7 de mayo de 2019, tras la histórica cumbre antiabusos de febrero de ese mismo año con todos los presidentes de las conferencias episcopales del mundo, la batería de medidas dejó en shock a no pocos obispos, pues ponía patas arriba la tantas veces inoperante, lenta, discrecional y poco garantista metodología con la que los pastores venían abordando las denuncias de abusos, cuando las abordaban…
Oficinas antiabuso, obligación de informar, rapidez…
Ahora, con un pontífice resuelto a aplicar la doctrina de tolerancia cero, con este motu proprio se ponían plazos concretos para la investigación (90 días); todas las diócesis debían establecer antes de un año (junio de 2020) “sistemas estables y de acceso público para informar de los casos de abuso sexual y de encubrimiento de los mismos”; se obligaba “a todos los clérigos, a los religiosos y a las religiosas, a informar a las autoridades eclesiásticas competentes de los abusos de los que tengan conocimiento”; determinaba que “cualquier persona” podía ya presentar un informe sobre las conductas denunciadas y estipulaba que al denunciante “no se le puede imponer alguna obligación de guardar silencio con respecto al contenido del mismo”; o se establecía la obligación de ofrecer atención médica, psicológica, terapéutica y espiritual a las víctimas.
A la espera de que se prorrogue la duración de esta normativa, ¿qué balance se puede hacer de estos tres años? ¿Cómo ha sido acogido en las diócesis? ¿Se han implementado las medidas estipuladas? Hay obispos que, según Charles Scicluna, el hombre fuerte de Francisco en la lucha contra la pederastia, todavía no son “conscientes de la importancia de este tema”, según confesó recientemente en una entrevista en La Croix.
“Los obispos ya no tienen excusa”
«En cualquier caso, los obispos no tienen excusa para no implementar este motu proprio”, recalcó el nuevo subsecretario del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, para quien “la creación de una oficina de información en cada diócesis es una obligación innegociable que debe ser respetada” pues “no depende de la voluntad personal de cada obispo”.
Y en la Iglesia España, ¿qué balance se puede hacer de la acogida de Vos estis lux mundi? ¿Reflejan las palabras del arzobispo maltés la atención prestada a las disposiciones de Francisco en nuestras diócesis?
Ponerse las pilas… a la fuerza
Desde la aprobación de “estos protocolos”, los obispos españoles “se han puesto las pilas”, como reconoció su presidente, el cardenal Juan José Omella en el Fórum Nueva Economía a principios de mayo. Lo corrobora, con matices, un canonista que ha trabajado en la puesta en marcha de las disposiciones pontificias en una de las diócesis españolas.
“Si ponerse las pilas es haber creado las oficinas diocesanas para atender las denuncias por abusos, pues entonces sí se ha hecho, pero en la mayoría de los casos porque había la obligación de notificarlo a la Santa Sede antes de un año. Es decir, se ha tratado de ponerse al día con esta cuestión, pero a la fuerza, y aún queda mucho trabajo, pues me parece inconcebible que haya algunas de estas delegaciones cuyo nombre oficial contenga la expresión para ‘presuntas denuncias’”.
Faltan medios humanos y económicos
En todo caso, esta persona reconoce que ha percibido en los últimos meses, a través de las dos reuniones que se han mantenido a iniciativa de la Conferencia Episcopal Española en los últimos diez meses, “que hay gente al frente de estas oficinas con muchas ganas de trabajar, pero también se detecta que faltan medios humanos, económicos y de formación”.
“Pedimos más gente, pero los obispos o no la tienen o todavía siguen sin tener consciencia de lo que es la realidad del abuso sexual, que afecta a toda la Iglesia”, y subraya, en contra de lo mantenido también por algunos obispos, “que elmotu proprio está produciendo un crecimiento exponencial de las denuncias, la gente se ha acercado a presentar su informe, a ser acogido y escuchado”.
Escuchar a las víctimas sin mirar el reloj
Y resalta también como otra bondad de Vos estis lux mundi que al hacer que puedan atender las denuncias sacerdotes y seglares, “ha servido para que estas sean mejor acogidas que hasta ahora, porque a los obispos muchas veces les faltaba la capacidad de poder escuchar esas denuncias en tiempo y forma, porque hay que escuchar sin mirar el reloj”.
Evidentemente ha habido avances en estos tres años, pero fundamentalmente debido a que antes había una inoperancia casi total en este asunto, pero aún sigue siendo mucho lo que resta por hacer. De alguna manera lo dejaba entrever Charles Scicluna en una reciente entrevista en el diario francés La Croix a la hora de hacer una valoración de este experimento.
Retrasos debido a la pandemia
“Hoy no tenemos una encuesta global ni datos exhaustivos. Pero lo que sí sabemos es que esta ley del papa Francisco se ha aplicado ampliamente, y que muchas diócesis y jurisdicciones ahora han creado oficinas donde se pueden denunciar los casos de abuso sexual de menores”, señala el arzobispo, que apunta que si, ha habido alguna desaceleración, esta podría atribuirse a la pandemia.
Recuerda en la entrevista Scicluna que a partir de ahora son los nuncios quienes han de “recordar a los obispos las obligaciones que se derivan de Vos estis lux mundi”, y afirma que las propias comunidades cristianas “esperan que las peticiones del Papa se cumplan a partir de ahora” y confía en que el motu proprio sea renovado.
¿Renovación por otros tres años?
“Estoy convencido de que estas medidas son irreversibles y, sobre todo, no debe haber señales de retroceso. Hay varias opciones abiertas al Papa, entre ellas la de una renovación del experimento por tres años, o su extensión a las comunidades religiosas”.
En todo caso, y a pesar de los aspectos positivos, también es cierto que siguen siendo muchas las víctimas que no se sienten ni acogidas ni escuchadas en estas oficinas, pero eso tiene más que ver con la sensibilidad de las personas que están al frente que con el espíritu del motu proprio. En este sentido, esa falta de formación denunciada antes, esa falta de empatía y prevención en ocasiones hacia las víctimas es uno de los principales aspectos a mejorar.
Países donde aún no se ha traducido
Otra cuestión necesitada de mejora, según las fuentes consultadas, es la lentitud en el estudio y resolución de los casos, a pesar de los 90 días estipulados, y aquí hay que mencionar el retraso que acumulan estas causas cuando llegan a Roma, donde el aumento de las denuncias y las nuevas exigencias de los protocolos está generando un cuello de botella.
A nivel internacional, y sobre todo en algunos países de África y Latinoamérica, las dificultades se agrandan y hay naciones en donde no se han podido implementar todavía estas oficinas antiabuso o donde ni siquiera se han traducido las disposiciones de Vos estis lux mundi, según apuntaba La Croix.