El alcalde Gorka Urtaran ha querido zanjar hoy el debate sobre la cruz de Olarizu. El alcalde ha asegurado que la cruz no “se derribará ni se retirará” y que “el Ayuntamiento no concederá la licencia para poder retirar la cruz”.
El concejo de Mendiola, propietario de los terrenos sobre los que se asienta la cruz, aprobó en abril retirar la cruz, pero para ello precisan de una licencia de obra municipal que tiene que conceder el Ayuntamiento. Mendiola justifica para su derribo que la cruz tiene un origen franquista, algo que rechazan los hijos de quienes impulsaron su construcción en 1951. La cruz se erigió inicialmente mediante cuestación popular para celebrar la ‘Santa Misión’, pero las autoridades de la época se apropiaron de su significado.
Hoy Urtaran ha defendido que la cruz no tiene un origen franquista, sino que fue el Gobernador Civil quien posteriormente se apropió de esta cruz para homenajear a los sacerdotes asesinados por el bando republicano: “La Ley de Memoria Histórica no ampara la retirada de esta cruz”.
Por ello considera necesaria la contextualización. Hoy se ha instalado una placa a los pies del cerro. Se ha hecho en este punto porque el concejo de Mendiola prohibió su instalación en lo alto del cerro, junto a la cruz.
En el acto de inauguración de la placa han estado familiares de los que realizaron la cuestación para construir la cruz. Luis Ángel Apraiz, hijo de Emilio Apraiz, ha calificado de “chiste” decir que la cruz tiene origen franquista. De hecho ha comparado la cruz de Olarizu con la del Gorbea, y lo ha asociado a la Excursionista Manuel Iradier.
“No sólo es un símbolo religioso, sino que es un símbolo de los vitorianos y vitorianas”, ha concluido Urtaran.
Más allá de símbolos, el estado actual de la cruz de Olarizu no es el mejor: se trata de una estructura de hormigón cuya parte superior está sujeta por una estructura metálica ante el riesgo que tiene de derrumbe.
EH BiIldu, por su parte, ha pedido al alcalde que respete la decisión del concejo de Mendiola. La formación no comparte los argumentos esgrimidos para mantener la cruz, sobre todo, en un momento en el que hay una amplia mayoría social que apuesta por eliminar la simbología franquista: “El propio debate sobre el Valle de los Caídos deja en evidencia al PNV: pide la demolición del Valle de los Caidos y, sin embargo, en Gasteiz evita la eliminación de símbolos franquistas limitándose a propuestas tibias de contextualización”, ha asegurado Antxon Belakortu.