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Genocidio palestino ¿y reto laicista? · por Antonio Martínez Lara

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El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.

No quiero acostumbrarme y aceptar a que la muerte y la violencia sea una constante en mi vida. Por eso trato de reflexionar cada día sobre alguno de los variados aspectos de las que se suceden en nuestra actualidad al menos desde la de Afganistán. No me olvido de la que viene de África, en que las guerras, las hambres y otras secuelas de la colonización vieja o nueva cruza el mar hasta Europa. En todas ellas se repiten el dominante egoísmo, el negocio de las armas y la insidia que no faltan para generar conflictos o aumentar los ya existentes. No se me olvida Ben Laden recibido por Reagan en EEUU como mujaidin de la libertad cuando entró en Afganistán apoyando a aquellos “señores de la guerra” que hace apenas unos años han quedado dueños del país, ahora mucho más atrasado e intransigente que el existente a la llegada de Laden y tras la “guerra liberadora” de EEUU. Antes Laden se había convertido en un aliado indeseable, por lo que se eliminó como a un perro. Lo peor es que la “libertad” de Laden y de los “señores de la guerra” eran excesos antes aceptados, y en parte, parecidos al Hamas que ahora incordia al aliado Israel, quien viene abusando de Palestina desde 1.947y de las disposiciones de la ONU.

Por medias, el dominio geoestratégico sugiere preocuparse por los problemas de otro “pobres estado”, ahora Ucrania. Para ello, se empezó a malmeter en el conflicto que llevaba arrastrando con Rusia desde 2.014. Entonces en lugar de incentivar la negociación pacífica desde su gran influencia en la ONU, “anda adelante que yo te ayudo hasta la invasión de Rusia”. Por mucho que se nos diga el yanqui, las miles de muertes y fatigas ucranianas le duelen tanto como las de Afganistán dejadas atrás. Lo que realmente le interesa a EEUU es debilitar a Rusia como potencia rival, a la vez que cercar a China, el gran enemigo económico mundial, ya con menos apoyos. Al igual que Ben Laden, el “estado fallido” –como lo llama el judío americano Noam Chomski- vuelve a recordar la manipulación teocrática. Así podemos recordar una vez más lo del pueblo elegido para que el sionismo pueda desentenderse de las leyes humanas. Ignorando las ocasiones anteriores de acuerdo, como las de Oslo, dar otro zarpazo al suelo palestino. Hasta esa ocasión Palestina se había mantenido al margen de credos y defendía sus derechos en el ámbito de la racionalidad. Ante tantas agresiones israelíes, surge Hamás con vínculos religiosos. El gobierno de Israel, lo financia para dividir a los palestinos, hasta que dicha milicia fortalecida pasa al ataque, tras varios años de agresión israelí. Ya tenemos otra guerra santa pareja.

Cuando en nuestros pueblos y provincias se abre la obligación moral de responder ante esta sangría, el laicista que hay en mí, ha comentado con tantos compañeros, como Paco Delgado, que esto es el resultado mayor del fanatismo religioso. En los medios occidentales resalta más la yihad islámica. Poco se habla del “pueblo elegido” y de su privilegio invasor, así como de aquella cruzada y las secuelas cuyas secuelas seguimos sufriendo aquí. Cuando se cita alguna situación que, aunque en menor grado, puede favorecer también fanatismo, no se da crédito. Se responde desde ámbitos partidarios, administrativos, gubernamentales y sociales varios que con secularización actual de nuestra sociedad y con las iglesias vacías, eso es una exageración. Sirve de poco argüir que la sociedad en Israel y Palestina no es tan distinta a la de aquí como sabemos por las familias compartidas. Está claro que no son personas dogmáticas e incluso en Israel hay una importante población contraria a la guerra y enfrentada por varias causas. Sin embargo, es frecuente que la religión y el poder político se ayudan mutuamente. Recuerdo el dicho compartido entre un palestino y un judío que viene a cuento: “Hamás no creó el conflicto, fue el conflicto el que creó a Hamás”. Esa realidad se ha dado en Brasil o en Salvador, donde los cambios religiosos dieron lugar a las nuevas situaciones con Bolsonaro o Bukele.

Volviendo aquí, cabe destacar el pesar de Paco Delgado, ex presidente de Europa Laica, y su escaso éxito en su peregrinar por los ámbitos ya citados repitiendo el peligro de unir religión y política. En pro de esa necesaria separación se ha negado una mínima mención al convocar a estas movilizaciones. Intentamos con ello reparar en el control excesivo religioso de la sociedad en ámbitos educativos, en la ciencia, sanitarios, sobre la libertad de conciencia o decisiones personales, como aborto o eutanasia. Ello por no señalar los excesos en privilegios entre la ciudadanía en general, como son la apropiación de bienes públicos, por no señalar el proselitismo que lleva a imponer supuestos ideológicos fuera de la propia feligresía. Y por si fuera poco, en lugar de respetar la creciente secularización social, se incumplen las normas constitucionales de aconfesionalidad o neutralidad religiosa. Al contrario, se avanza extendiendo privilegios que se debieran suprimir. Estaría bien que se actuara con rigor en asuntos como las indebidas apropiaciones por la Iglesia Católica conocidas como “inmatriculaciones”, y que se persiga la abundante pederastia en ámbitos religiosos.

Es preocupante que en una sociedad en cuyo sistema escolar se disminuye la filosofía, no se propicia una formación para la ciudadanía, se opte por hacer aflorar en el ámbito civil el muy respetable mundo de las creencias. Éstas, que están muy bien en sus respectivos lugares, no debieran ser motivo de conflicto alguno en la sociedad democrática. Eso significa el respetar la libertad de opinión y acción dentro de la ley.. Creo que cumpliendo esa sencilla norma ciudadanía y la dirigencia, teniendo más en cuenta aquello de pensar más y embestir menos, como pide el poeta por aquí y clama con sangre el dolor por Gaza.

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